OPUESTAMENTE SIMILARES
No sé a que estás jugando, no sé si me estás engañando, pero es fácil tomarte cariño.
Muestras fragilidad y a la vez fortaleza, y por el simple hecho de que tu mayor seguridad es también tu inseguridad me es difícil descifrar si me estás mintiendo.
Por mi parte tienes mi entrega y me postro sin armas frente a ti únicamente para que decidas que sucederá conmigo, así que piensa muy bien tu siguiente movida en este juego de ajedrez, porque así como puedes contestar al llamado a sostener mi mano, puedes darle fin y matarme con engaños.
Pero eso no es lo que más me sorprende, es ver como el agua y el aceite muchas veces, metafóricamente hablando, pueden hacer una extraña combinación, no perfecta, pero sí única, peculiar e irrepetible.
Porque de entre tantas puertas a mundos, inconscientemente abrimos la entrada de uno desconocido y extraño que sin saber porque y ni como llegamos, solo sabíamos que estábamos ahí, y aunque fuera diferente también es cómodo.
No es cuestión de gustos sino de fluidez, y a veces se embona más por las diferencias que por las semejanzas.
El blanco y el negro nunca habían lucido tan bien, así como el sol y la noche jamás se habían puesto de acuerdo.
En mi mundo seria fácil descifrar que estás pensando, si me estás engañando o cuales son tus intenciones sean malas o buenas, pero como abrí el acceso a otro lugar, donde todo es nuevo y completamente desconocido, eso me está costando trabajo leer.
Pero sabes, no me quejo, porque ¿Qué es la vida sin un poco misterio? O agreguémosle, variedad diversidad.
Creo que por eso he decidido quedarme, tarde o temprano me acostumbraré, y claro, adoptaré nuevas y mejores formas de ver la vida.
Pero no sabes como disfruto, ni cuanto interés tengo en ir abriendo puerta tras puerta a cada uno de tus pensamientos, que al fin y al cabo son nuevos para mí y ¿Por qué no decirlo? Lo más interesantes a relucir.
—Jair Tamayo
