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UNO, DOS, TRES, CUATRO

UNO, DOS, TRES Y CUATRO
 
Bajé del auto sin pensarlo,
uno, dos, tres, cuatro pasos,
y la calle volvió a ser la mía:
otros ruidos, otras gentes,
pero aquella era mi calle.
 
Niños que corren riendo,
una, dos, tres, cuatro esquinas,
hombres con gesto grave:
–¡No jodáis! ¡Leches!
Aquellos eran mis juegos.
 
Vi un perro abandonado,
Uno, dos, tres, cuatro árboles
coronados con nidos frágiles:
verderoles volanderos,
y aquella era mi infancia.
 
Me detuve un instante,
uno dos, tres, cuatro segundos,
preocupado, giré la cabeza:
mujer bella y serena,
aquella eras tú, mi amor.
 
Volví a donde estabas,
uno, dos, tres, cuatro besos
miré las fotos de mis hijos:
una familia al completo,
aquello era mi vida.

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