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“Dedicado a Robert Musil”
 
Cogido a los barrotes
de la cárcel, en donde
mi alma vive prisionera.
Mi cara a la reja está pegada.
 
Y aún un gusto amargo
guardo en mi boca.
Mezcla de hierro, de besos
y de hojarasca,
que en el otoño, jugando,
a algún lugar el viento lleva.
 
Ese olor a tierra mojada...
con lágrimas ardientes
que se enfriaron en el tiempo
durante el viaje que,
de una vida a la otra lleva.
 
Como me gustaría
cabalgar sobre ese tiempo...,
viendo pasar el aquelarre
misterioso que en mi cerebro
día tras día algo celebra.
 
No os riais más de mí...
¡Hijos malditos! De esta pobre
imaginación que me enajena.
Y guardad para otros momentos
vuestras risas, vuestras chanzas
y vuestras muecas.

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