Chargement...

La cocuyera

Un incauto cocuyo
Revolaba brillante,
Ya del prado a la selva,
Ya de la selva al prado.
Libre cual mariposa
Hendiendo el aire vago,
Liba en vírgenes flores
Jugos almibarados
Ora esplende, ora oculta
Del fósforo inflamado
La luz a que no cabe
Color acomodado.
¡Cómo vuela invisible!
Lucero es ya bien claro:
Si presto se oscurece,
Presto ilumina el campo.
En vano los mancebos
Le siguen anhelando
Con teas encendidas
El placer de tomarlo,
Pues revolando en torno
Al silvo suave y blando,
Vuelve la luz en niebla,
Se pierde entre las manos:
Y en la frondosa copa
De un flondo naranjo,
Opaca luz despide
Dejándolos burlados
Entonces Nina bella,
Gloria y honor del campo,
Envidia de las flores,
Delicia de su amado,
Toma la cocuyera,
Que con sus curiosas manos
Labró en felices días
Su tierno enamorado,
Y en alto suspendiendo
Tan bellísimo encanto,
Ya mueve, y mil cocuyos
Alumbran encerrados.
“Baja, le dice, baja,
Que en mi amante regazo
Cañas dulces te ofrezco,
De cañutos dorados:
Dormirás en mi alcoba
Mi aliento respirando;
Serás de mis amores
Confidente sagrado.”
El fúlgido cocuyo
Plácido susurrando,
Vuela, desciende y toca
Sobre sus mismos labios;
Probó la miel hiblea,
Con que amor ha endulzado
Los divinos claveles,
Honor del cutis blanco
Del nuevo prisionero
Celébrese el hallazgo,
Y en la prisión contento
Brilla que es un regalo...

Autres oeuvres par Juan Francisco Manzano...



Top