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El hombre masa

El hombre masa cree que piensa
cuando ante otros
se somete y obedece.
Sigue las pautas que sus líderes le dictan
y hace suyos los mitos que le imponen
por medio de la coacción,
la conveniencia
o la seducción de ese carisma
que no es otra cosa que vacío
transformado en verborrea.
En su ignorancia llega a creer
que la masa le hace fuerte.
Incapaz de dar su vida
por nada ni por nadie,
es capaz de matar
por las que cree “sus” ideas.
Se siente a salvo y protegido
en el rebaño. Como loro,
cree que habla cada vez que repite
frases dictadas y aprendidas.
A veces cambia de rebaño o de ideas,
pero nunca su hábito inconsciente
de pura y simple dependencia.
Se puede ser hombre masa
de derechas, de izquierdas o de secta.
El hombre masa es siempre masa
aunque crea, en su indigencia,
que piensa por su cuenta
y le guste presumir de independencia.
Si no puede comprar la religión para sus fines,
se convierte en perseguidor de los creyentes.
No piensa por sí mismo,
esgrime ideas hechas.
No ama, pues no es libre,
simplemente se fusiona
con quienes, como él,
son masa y obediencia.
Fagocitado por su líder,
la soledad le aterra.
Incapaz de amar,
prefiere hacer la guerra.
Si eres hombre masa,
salte de ella,
que tus alas son para volar
y no para arrastrarte por la tierra.

Libro: Mi cama es una balsa a la deriva
Autor: Juan Julio Alfaya Fernández
Registrado en el Registro de la Propiedad
Intelectual de la Xunta de Galicia.

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