La luna viene con nosotros, grande, redonda, pura. En los prados soñolientos se ven, vagamente, no sé qué cabras negras, entre las zarzamoras... Alguien se esconde, tácito, a nuestro pa...

Platero—le dije—, vamos a esperar las Carretas. Traen el rumor del lejano bosque de Doñana, el misterio del pinar de las Animas, la frescura de las Madres y de los dos Fresnos, el olor ...

Contra el cielo inespresable, el álamo, ya amarillo, instala la alta belleza de su éstasis vespertino. La luz se recoje en él

¡Mira por los chopos de plata cómo trepan al cielo niño… Y van mirando al cielo y suben, los ojos en el azul, con… ¡Mira por los chopos

No sé cómo irme de aquí, Platero. ¿Quién lo deja ahí al pobre, sin guía y sin amparo? Ha debido de salirse del moridero. Yo creo que no nos oye ni nos ve. Ya lo viste esta mañana en ese...

¡Qué hermosa muestra eres, cielo a… a los despiertos ojos, de lo despierto! ¡Qué ejemplo hermoso eres, cielo a… a los ojos dormidos,

Cuando tú quieras, muerte. Te he vencido. ¡Qué poquito puedes ya contra mí!

Platero va chorreando sangre, una sangre espesa y morada, de las picaduras de los tábanos. La chicharra sierra un pino, que nunca llega... Al abrir los ojos, después de un inmenso sueño...

Siempre yo penetrándote, pero tú siempre virjen, sombra; como aquel día en que primero vine llamando a tu secreto,

De noche, el oro es plata. Plata muda el silencio de oro de mi alma.

¡Hoja verde con sol rico, carne mía con mi espíritu!

Señor, matadme, si queréis. (Pero, señor, ¡no me matéis!) Señor Dios, por el sol sonoro, por la mariposa de oro, por la rosa con el lucero,

Yo no volveré. Y la noche tibia, serena y callada, dormirá el mundo, a los rayos de su luna solitaria. Mi cuerpo no estará allí,