Loading...

Suena la lluvia, caen las palabras...

"La literatura que va más allá de lo geográfico y de lo personal: invade, avasalla, quiebra. Es una manera bárbara de vivir: contamos, escribimos, inventamos, revivimos, entramos a saco en la vida de los demás y, así, narramos la propia a como dé lugar" Gabriel Jaime Álzate.

I

Suena la lluvia; caen las gotas, ligeras y abundantes. La nube se entrega en calma a su destino condensado; cae y fluye bajo otro estado de la materia, se entrega íntegra y completa hacía su propio encuentro a través de las cuencas. Crea charcos allí en donde se impide su flujo y los rebosa hasta donde le es posible dejando nuevos entornos y acumulando fuerzas que le propician un empuje particular allí en donde un punto débil lo permita, agrietando o escupiendo las barreras de su trayecto, siempre bajo un mismo sentido y sin alguna dirección en particular.

Suena la lluvia sobre mí y alrededor, acompaña al silencio y al espacio, mojando todo bajo el cielo, posando al frío en un contraste que hace saltar partículas calientes y evapora las gotas con ellas.

Los canales están dispuestos, o serán transformados mientras reciban la fuerza encontrada de la nube escurriéndose; habrá inundaciones de zonas enteras y desbordamientos de quebradas y ríos, dejará a la ciudad con un frío amanecer que se despierta limpio en el cambio fresco de volver sentir los ciclos.

Entregando bendiciones a la flora en plena hidratación; la nube llegó hasta media montaña y mientras la seguía sobrevolando se soltó desatada en un aguacero apasionado y puntual; acompañada de truenos que rugían sinfonías proféticas tras chocar con las montañas y el suelo, perpetraba en su onda sonara, iluminada por rayos fugaces y poderosos en sus descargas que sorprendían todo momento y lugar oscuro de la noche al descubierto.

La nube, cobijada por los vientos que silbando la movían mientras dirigían bajo ella a las gotas liberadas en caída libre y separadas de sí; en un concierto, gris lejano, menos frías cada vez, chocando al aire, escuchando al viento, sin dejar acoger e incorporar todo aquello con se encontraran mientras las gotas danzaban extasiadas y se dejaban ver desde la lejanía como algo cierto; libres y alegres, se recogían sus gotas por las cuencas como embriones solidarios para juntar peso y fuerza en sus pretensiones, sin dejar que empujar y mojar todo aquello con se encontraran.

II

Leo lo anterior, mientras escribo lo siguiente. Suenan las palabras; caen las letras, ligeras y abundantes; me entrego en calma a su destino condensado, caen y fluyen bajo otra imagen de la realidad y se entregan unidas en palabras hacía mi propio encuentro a través de las vivencias. Crean motivos allí en donde se impide la posibilidad de ser y quedan escritas hasta donde les es posible dejando nuevos entornos y acumulando memoria que me propicia un empuje particular allí en donde he reposado mi atención, despejando o esculpiendo paisajes entre las barreras del tiempo, ahora desde el mismo sentido y sin alguna dirección en particular.

Suenan las frases ante mí y a mí alrededor, acompañan al silencio y al espacio, nombrando todo lo que se encuentre bajo el cielo, posando al concepto de contraste que hace saltar impresiones y convidan a las letras con ellas.

Entendiendo lo que es sabido, o aprendiendo durante la fuerza encontrada mientras me escurro; habrá inundaciones de hoja enteras y distracciones entre atenciones y sentidos, dejaré a la ciudad plasmada desde la narración que se despierta dispuesta para el exponer el cambio y sentir los ciclos.

Entregando bendiciones a lo bello en pleno brillo; la escritura llegó hasta mi vida y mientras la seguía integrando se soltó desatada en un aguacero apasionado y puntual; acompañada de hechos, esculpía momentos retratados cuál sinfonías proféticas tras chocar con el destino, iluminada por encuentros fugaces y poderosos en sus descargas que captaban todo momento y lugar oscuro de la noche al descubierto, cobijada con los vientos que la inspiraban mientras danzaba con las letras en su caída libre y soberana, unidas por los palabras, menos frías cada vez, encontrando al tiempo, escuchando los latidos; los mensajes danzaban extasiados y se dejaban ver desde la lejanía, cómo algo cierto; libres y alegres, se recogían escritos como embriones solidarios para juntar peso y fuerza en sus pretensiones.

La nube cae, se derrama gota a gota y sobre los vendavales. Cada gota sigue un solo sentido, las profundidades estimulan la caída, ellas se encuentran juntas en el charco, estancadas en su constante intención de llegar al mar.

#Escritura #Gotas #Lluvia #Memoria #Nube #Palabras #Sonido

Liked or faved by...
Other works by Julian Gallego...



Top