#EscritoresEspañoles
En todas las ciudades que he pisado me ha parecido verte: un autobús que arranca y que no cojo,
No hay nada gratis. Ni siquiera lo que es gratis es gratis de verd… Siempre te lo descuentan
El último salvavidas al que suelo agarrarme en estos casos, el teléfono, hoy tampoco me sirve.
Llora cuanto quieras sobre mi hombro, desahógate, cuenta conmigo para lo que haga falta.
Dejo el periódico sobre la barra. Enciendo un cigarrillo. Tomo
El futuro es vuestro, chavales, decían, como quien te dice que te ha tocado algo,
Sale de la marquesina y mira hacia la izquierda; vuelve y reinicia su pequeño “claqueteo” nervioso. No aguanta más, se muere, necesita
Lentos por las aceras, inmóviles en las repisas, aovillados
De aquí a un tiempo, puede que llegue a ser como vivir
Esta noche, por lo que a mí respecta bien podría saltar el mundo en mil pedazos. Por qué no. Y nosotros con él. Acabar. Echarle de una vez
Acaba de cruzar frente a mi parabrisas. Es ella. La recuerdo
Llegan y se van sin hacer ruido —como buenos clientes—, luego el tiempo los confunde
Ándate con cuidado, que no se entere nadie de que lo pasas bien, que tu vida funciona, y eres feliz a ratos.
No es el de la niñez, aquellas mañanas de diciembre, a lo largo del río, hacia el colegio. Ni se trata tampoco de aquel otro
No solo eres guapo, fuerte y listo, sino que además de conciencia ni una pizca