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Los viejos camaradas

Alegra esa cara,
hombre
—dicen, dándote una
palmadita en la espalda–,
hay que ser más
optimista,
tú al menos puedes
contarlo, ¿no?,
otros no tienen tanta suerte.
 
Y luego miran enseguida
el reloj,
y se van.
No vaya a ser
que se lo cuentes.
Préféré par...
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