LA CARA DE DIOS
Dios la manifiesta energía
quiso erguir en nosotros el compendio de su fuerza.
Inventó el amor como la razón de todas las cosas
y nos diseñó a su imagen y semejanza;
por fin su espíritu podía hablar un lenguaje inclusivo.
Ahora que he visto la cara de Dios
multicolora y con miles de estrellas y astros
colgados de su arcana existencia
vuelvo mi mirada al ignoto principio.
De Adán a Jesús el ángel salvador
hay un trecho generacional de millones de años luz
en el que el verbo creó una aparente sinfonía sin partituras
para criaturas en que el caos era el ordenamiento.
Todo parecía y parece seguir fluyendo
bajo el prisma metafísico de un rocambolesco matemático.
Ningún ojo humano cuya semejanza es divina
había contemplado la magnificencia oscura
de la caverna celestial del Alfa y Omega.
Debieron pasar centurias y miles de años
para que el barro erguido en dios desafíe
la gravedad y los tiempos y se acercará
a la puerta de los cielos y preguntara
cara a cara al creador, del porqué de su existencia.
Y en ese largo viaje regresivo que emprendimos
seguimos preguntándonos ¿de dónde venimos?
y ¿a dónde vamos? No han bastado
las explicaciones existencialistas de los profetas.
El libre albedrío disruptor si no qua non
es la espada de neón del conocimiento humano
que hurga desde el átomo infinitesimal
hasta la cabellera dorada del sol.
Dios la manifiesta energía
quiso erguir en nosotros el compendio de su fuerza.
Inventó el amor como la razón de todas las cosas
y nos diseñó a su imagen y semejanza;
por fin su espíritu podía hablar un lenguaje inclusivo.
Ahora tenemos más que solo amor
somos sustancia y verbo fluyendo
en una competencia desigual pero lírica y pasional,
que nos ha llevado a mirar sino la cara de DIOS
su forma más Excélsior y profunda donde se funden
conocimiento, grandeza, misterio, luz.
