Las mariposas del alma
Fueron las lágrimas de Magdalena
las que lavaron los pies del Cristo.
Fueron las lágrimas de Martha
las que hicieron posible la resurrección de Lazaro.
Fueron tus lágrimas madre
las que detuvieron mis pasos del mal
y me condujeron por los caminos duros
que tu lo sabías seguros.
A veces hecho de menos las lagrimas;
hace mucho tiempo que no asoman por mis ojos,
han dejado desierta mi alma.
Probablemente sean la expresión mas sana
que calma los hinojos y restaura la calma.
Siempre supe de su musicalidad y rimas.
“Las mariposas del alma”, dice el poeta.
Pululan el campo de los sentimientos y resentimientos
son la siembra del dolor y la alegría;
es el agua bendita que vivifica
limpiándonos del pecado mísero
que nos postra en la antesala de la muerte.
Fueron las lágrimas de Magdalena
las que lavaron los pies del Cristo.
Fueron las lágrimas de Martha
las que hicieron posible la resurrección de Lazaro.
Fueron tus lágrimas madre
las que detuvieron mis pasos del mal
y me condujeron por los caminos duros
que tu lo sabías seguros.
Han sido las lágrimas de mi amada
que angustiosa y desesperada
lloraba mi partida las que me han dado la despedida.
Dulces lagrimas de sabor de mar
surcan el bello rostro de Lidia
recordando nuestra fallida vida.
Son las lagrimas dulces de Amelia
las que me enternecen
y llenan mis cuencos de alegría.
Hay lagrimas que nos merecen y desmerecen.
Hoy me toca llorar mi propio dolor
relamer la sal de mi mar
convivir con la angustia prosódica de mi amor
y dejar al pasado como sueño viajar.
¿Quién pudiera conjurar tus lágrimas Oh Dios?
Han corrido lágrimas de sangre en tu nombre
blandiendo la larga espada de la verdad.
El mundo ha perdido la inmaculada identidad;
no somos mas que la imagen difusa
de un falso Cristo que llora y desdora
en lágrimas de cocodrilo la rendición del hombre
que yace ahogado entre las brumas
de sus llorosos ojos como niebla de montaña.
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