Raíz de mujer
Somos el trigo de su cerveza
el eco de su voz, el barro de su arcilla.
Sus pies se apresuran a nuestro encuentro
para dejar la ofrenda de sus pechos
qué lactantes se vuelven besos y caricias.
Nacimos de la raíz de una mujer
que como sábila milenaria
envuelve nuestro cordón umbilical
nutriendo paz y guerra a nuestros sentidos.
Sus brazos nos envolvieron
cómo hojas de árboles.
Sus besos llenaron con maná y leche
nuestro hambre de amor.
Somos el trigo de su cerveza
el eco de su voz, el barro de su arcilla.
Sus pies se apresuran a nuestro encuentro
para dejar la ofrenda de sus pechos
qué lactantes se vuelven besos y caricias.
Mujer maravilla, mujer arcilla
tus caminos de selva y asfalto
coinciden con los mios
en el preciso momento del dolor y el amor.
Déjame ser tu bálsamo, el aceite de Argán
qué suavice tu piel y arome tus muslos.
La flecha de Cupido que hiera
el arcoíris de tu campo de Eliseo.
Mujer semilla y barca de mí polen
quiero desanudes el grito que quiebra tu voz
y seas canto, voz dulce y miel de panal.
En esta hora que el meridiano de tus días
Se hace más claro y remontas tus alas
cómo ave Fénix, vuela, vuela, alcanza la libertad.
No dejes que las sombras aten tu iris
a la larga noche de los oscurantistas
que buscan volverte estatua y no mujer.
Ve con el viento donde el mar llena
sus cuencos de agua de lluvia
y despójate del lino de tu piel
para desnuda de la misoginia
abraces la felicidad que mereces.
Mujer nací para amarte
y mi sencillo verso es el lazo que nos une.
Seré epístola de tu libro blanco
donde escribir la historia
tuya y mía será la pieza sacramental.
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