Ciudad Kaffaniana
La liviandad de tu mirada estentórea
busca los gatos pardos del tejado
se atrinchera en los oscuros ramales
donde se respira el vaho de los inocentes.
Buscarás entregar tu flor de loto
cosechada en el estercolero de la ciudad cloaca
allí donde la macula de los sueños
rocambolescos de las quinceañeras se izan.
Manifiestamente inútil este amor
entretengo tus emociones cardiacas
como si fuera un conejillo de indias.
Sabes de la lúdica demostración de mis sentidos
y deshaces margaritas en cristales
que dejas en el camino enhiesto.
Bebo la pócima de eros
buscando calmar la tormenta que se agita.
Violentamente desembocará en lluvia ácida
mojará los pañuelos de las estrellas
inundará las cuencas de mis ojos
con llanto agridulce y venenoso.
Mas allá la monstruosa y sinuosa ciudad
engullendo la vida de los sin cielos ni tierra
partiéndoles el alma a los enfermos de amor
acuclillando a los retorcidos de sosiego.
La liviandad de tu mirada estentórea
busca los gatos pardos del tejado
se atrinchera en los oscuros ramales
donde se respira el vaho de los inocentes.
Buscarás entregar tu flor de loto
cosechada en el estercolero de la ciudad cloaca
allí donde la macula de los sueños
rocambolescos de las quinceañeras se izan.
Tu belleza de mujer de sal al igual
que las historias de Mesalina y Salomé
te perseguirá hasta la posteridad.
Lo mismo que ellas
solo quieres el disfrute fálico de la vertiente
adánica que ruge como león de circo
entre las paredes sicodélicas de la zona rosa.
Allí los pasos suaves del nigronte
se atrincheran en el cementerio
para otear el futuro de vacuas vidas
con fermento de bebidas espumosas
que decantan los días sombríos de
tus amores perdidos y extinguidos.
Guayaquil la gran Kaffaniana
tu metamorfosis de crisálida a mariposa
esconde los flujos de las almidonadas
faldas de tus mujeres pueblerinas
que batieron sus senos
en sendas batallas que eros
libró en la ruta de sus deseos.
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