La primavera de rosas rojas
Si tropiezas y caes, vuelve a levantarte
sé cómo la arriera que no desmaya su carga
en todo el camino y, gozosa badea charcos y ríos
sin temor al pisoteo de hombre o animal.
Temí que llegará y que entraras en pánico
como miles de termitas lo hacen cuando
alguien derrumba su choza de barro
y quedan a la intemperie del sol y del agua.
Pero veo que eres más resiliente que el junco
y que ahora estarás más cerca de ti misma
juntando tu alma con la espiritualidad de tu ser
adivinando las maestrías del cuerpo y el corazón.
Soñar ser niña y ser mujer.
Abrirse como una flor a la mañana
a mirar el día como el espejo mágico que va enfrentándonos.
Se abre la caja de Pandora para todo
lo que está bajo siete llaves y somos mariposas volando.
Allí quedará el cintillo y la chaquetilla
como muestra del pasado confeso de la niña
Como una crisálida saltará de su cuna
a crecer entre sobresaltos de dudas y certezas
en un mundo cada vez más exigente y violento.
No temas mi niña allí estaré
para tomarte de la mano si es necesario
y llevarte a buen puerto donde puedas
guarecer tus miedos y intrepideces.
Salta, ríe, corre, busca la semilla de la vida
Escucha el consejo de las ondinas
ellas te dirán dónde está la fuente de felicidad.
Abre tu corazón a la guía segura.
Si tropiezas y caes, vuelve a levantarte
sé cómo la arriera que no desmaya su carga
en todo el camino y, gozosa vadea charcos y ríos
sin temor al pisoteo de hombre o animal.
Conquista con tu sonrisa y tu candor de juventud
que el mundo se rinde ante la virtud
y libera sus fuerzas que te llevarán hasta la cima
y si te enamoras y amas que sea con una rima.
Dedicada a Emily Exkart Maldonado
