SIN TIEMPO Y MEMORIA
El pertrecho de nuestra sórdida guerra
ir de avanzadas cayendo y levantando.
Si aún estamos de pie queremos seguir peleando
porque la paz nunca fue hecha para nosotras.
Me viste ajada, amarilla, sin tiempo;
escarbando en los hondos recuerdos.
Allí donde la memoria se apaga, donde no llega la luz
donde volvemos en las madrugadas solo en sueños.
Allí donde la piel arrugada te dice
que pasó la juventud rauda como en todos,
dejándonos con cicatrices de locuras
porque así es que ganamos identidad.
El pertrecho de nuestra sórdida guerra
ir de avanzadas cayendo y levantando.
Si aún estamos de pie queremos seguir peleando
porque la paz nunca fue hecha para nosotras.
En la brisa de la mañana encontramos el beso del sol
el abrazo del viento, el murmullo del bosque o la ciudad.
Los te quiero de las rosas y la nostalgia de los amores
principescos que se han quedado entre los muros rotos.
El dragón azul del mar merodea la playa
danzando al compás de las melodiosas sirenas
como cuando abrazada a tu talle
bailábamos una rocambolesca melodía.
El atisbo de tus ojos que todavía enamoran
me interrogan por los días en que nos perdimos
edulcorados con la miel de las flores de mayo
y nuestros cuerpos extasiados se dormían en el diván.
Solo es un momento, un exquisito momento.
Un ligero traspié y estamos en la otra orilla
más cerca de trasgredir todas las normas.
El pasar el umbral nos da la libertad de seguir el camino.
Es el grito no consentido de todos los sentidos
Es la llama de la lengua y la piedra de la garganta
Es el sonido gutural que solfea el diafragma estomacal
Acompasando la fatiga del corazón.
No tiene sentido ensayar un escape
estamos en el acantilado de los años.
Debo besar la piedra azul del zócalo
Y morir en el intento de prescindir de tus caricias.
