La despedida
Una despedida más
No encuentro las palabras que le digan que me perdone, que sin ella estas palabras no tienen sentido alguno. Pero mis errores y miedos me cobran las consecuencias de mis decisiones día tras día, y no espero que su corazón sane repentinamente porque sé que hay dolores que nunca se van del todo de la memoria.
Cada minuto despierta es un minuto que pienso en ella, y la sueño, sueño con ella soñandome; y soy egoísta porque aunque sé que no le hago bien la quiero en mi vida. Desearía que no me quisiera, que viera en mí lo que realmente soy, y le cause repulsión, que mi sola existencia le cause incomodidad; a pesar del daño que eso causaría en mí, pero estoy dispuesta a asumirlo, porque la quiero tanto que la quiero lejos de esto que tanto la agobia.
