Mujer hermosa, mujer encantadora y valiente, quiero verte fuerte y crecer, tan grande que ni quepa en mis manos, que trasciendas mis límites y te eleves hacia la grandeza que mereces.

Observa cómo crezco desde la distancia y a través de la independencia que otorga el pensamiento individual y diverso. Contempla mi cabello alargarse como una montaña que simboliza tu grandeza. Observa cómo cada día aprendo a ser una mejor versión de mí mismo y cómo toco mis mejillas con besos que no buscan más que a ti.

¿Cómo podría odiarte? ¿Cómo podría pensar que no vales nada? Tú esperas tan poco a cambio, solo un roce, un amor hermoso. Te basta con la dulzura y transparencia de una palabra dicha con sentimiento. No podría odiar a una mujer que se sostiene por sí misma, incluso cuando no hay un hombre a su lado.

No quiero normalizar tu soledad, porque estoy seguro de que no deseas estar sola. Disfrutas de la compañía, de compartir y crecer junto a alguien que nutra tu ser, tu alma y tu espíritu.

Entre las muchas cosas hermosas que te deseo, anhelo que te rodeen personas tan amables como tú. Que esté a tu lado alguien que valore la vulnerabilidad de tus sentimientos y que nunca te dé por sentada, ya que eres una fuente de inspiración para cualquiera que tenga el privilegio de conocerte.

Deseo que un poeta de aquellos a los que te gusta leer, un intelectual de la vida, te acompañen en cada paso. Que te muestren día a día la mujer maravillosa que estás aprendiendo a ser.

Para concluir este capítulo de mi vida, quiero decirte que nunca te rindas. No mires atrás, incluso si eso significa dejarme aquí en este sofá. Yo estaré bien, seguro de ello. El sol sale cada mañana por ti, y el viento acaricia tu cabello. No te rindas, niña, porque lo lograrás. Aunque pienses que nadie ve tus esfuerzos, recuerda que yo te veo, aunque esté lejos de ti, y tan cercano como la sensación de un sueño despierto.

Con cariño,
Un Maicol de 7 años