Del libro El tiempo niño.
Si has visto a la muchacha que dan… —dígome— debes saber su pasión en las mañan… explosión desmedida,
Cuida, Señor, al buen ladrón que aventura robar en nuestros pat… y su innombrable temor oculta con la sombra. Tantea el alimento
Llueve. Llueve. Lo gris. La tran… Las casas amorradas. Los cristale… empañados. El frío en los metales. El recuerdo del vicio y la apetenc… Llueve. Llueve. Golpea con insist…
A quienes gentilmente se han tomado la molestia de colmar este salón con el propósito de escucharme proferir algunas impresiones en torno a la poesía redonda, límpida y feliz d...
Historia del niño René Rosales y de la flauta encantada es una obra singular dentro de la poesía infantojuvenil hispanoamericana. Concebida como poema narrativo dividido en si...
El cielo ha perdido todo el lujo imaginario —nubes blancas borradas, sol radiante sin luz,
Por amor, el conde niño es niño y pasó la mar. ¡Tintura, tela, papel: el niño pasó la mar! Va a dar agua a su caballo,
Tus versos exquisitos, libres de ruido y fleco, vertidos en el aire flotan como los rezos de las ancianas, como
—¡Loor al reposo! ¡Loor al reposo… ¡Loor al reposo! (Las voces resonaron, abierto el paredón). —¿No has visto en ti
Por lo chato del mundo, por lo vulgar, hablan solos los sabios, dedo pulgar. El discurso del necio
En verdad, si yo fuera un hombre y no un meta… me iría con la brisa a empujar el… miraría los cúmulos rendirse de in… y moteado de lluvia viviera el des…
22 Cuando ya estén hastiados de las matanzas, recogerán los puñales y las balanzas.
Refería el poeta británico Samuel Taylor Coleridge, en conversaciones casuales de sobremesa recogidas por su sobrino Henry Nelson en un volumen doble titulado “Specimens of the table ...
Hurgándote en la tibieza de un grueso microscopio sacándote
Como si imaginamos que una punta y otra punta en sus centros se clavaran