FABULILLA DEL RECTOR MAGNÍFICO
Cuando gane mi partido,
temprano o tarde será
—chilla una rata—, podré
fundar mi Universidad.
Con tres coimas de cien duros
y mi buena relación
con los jefes del Partido
me entregan la Concesión.
Y con lo poco que ahorro
entre embriaguez y resaca
en “usados punto com”
me compro cuatro butacas.
Hablaré de Educación
en tono grave y enfático
con veintiocho roedores
nombrados de “catedráticos”.
Razón genera ración...
¡ay, qué sabio es este bicho!:
¡a abrir matriculación
y “a moler cuartos” se ha dicho!
En mi Alto Centro de Estudios
—palabra, frase, capítulo—,
si lo ordena..., si lo paga...,
todo el mundo lleva un título.
...Así, loando la Patria,
forjando el país amado,
hago a las vacas “doctoras”,
y a los burros, “licenciados”.
