1
Cuando suelen pasar
montañas grises
—vagas torres astrales—
veo la maduración
de la luz sonorísima
revelada en imágenes...
2
«Señor», te llaman,
das vuelta, te ves: eres un niño
colgado de la gran
interrogación esperada.
3
Y te vuelves por ver...
A ver: llamar te llama.
¿Quién no se enredaría entre aspa y remolino
si al hundirse comprende la razón imperfecta?
4
Hay una mano –¿cuál?– que planta las preguntas
en otra mano –¿cuál?– que adrede las reclama.