(Versos de infancia)
—Cierta vez un caballero llamado Nun Cacabar sacó un perro del tintero, un perro que supo hablar y dijo:
Hurgándote en la tibieza de un grueso microscopio sacándote
Sobre la tarde cayéndose, sobre la noche naciéndose, de pie, sobre una colina, hay un hombre. Rostro duro y cuasi cuadrado,
Este libro de Claribel Díaz es historia de vívidas sensaciones vividas y desvividas, inventario exacto de ansias aprisionadas que se liberan abruptas, borbotón de respuestas emocional...
Construye tú la Torre de Babel con esperanza y aliento, con amor. Sea tu frente mortecina asiento de… sea tu carita redonda la otra luna que ilumine este andar de confusio…
—Corrí una vez al aire y me perdí… Toqué profundos páramos y timbres… Pero he vuelto, Dador, y hoy heme… recibiendo tu amor a torrentes, a… ¡Señálame! Tu dedo no acusa ni me…
La imagen ecuestre se transforma. Cantas, sirena azul. Esa sirena azul, un rancho, un hue… avidez auscultando lo laxo de las…
La mañana volvía entre penumbras y rostros, bajo el dulce asomar de… el tiempo no marchaba, puesto que… ritmaba el aleteo urdiente de su c… La niña removió el cerrojo del ins…
Este rostro alargado, con un dejo de augusta ensoñación y diligente tristeza, cicatriz fija en la fren… (así lo empiezo a ver sobre el esp… este rostro lampiño que bosquejo
A mis súplicas fervientes presta o… y al suave musitar de mis plegaria… Escucha mis suspiros, mi clamor, y… ¡oh Rey mío y Señor mío, oh Dios!
Primero fue Caín antes que Dios ordenara, marcara, dispusiera. Antes que Adán, algo y nada fue C… antes que el hecho y mis propios abuelos (asumieron
—El reloj gobierna las cosas, este… El reloj detiene la puerta, los de… El reloj entierra lo que su esfera choca. ¡Helo! Cuatro cuadrantes...
Alguien nos toca el sexo (la voluntad más fuerte); alguien nos toca el hombro
Era, entre la noche vistosa, una celebración de nuevo culto. Entre luces y sombras, entre el re… y la abierta marejada del inconsciente,
Alada, entre los jardines, sumida en sí, cavilando... la niña avanza y se aleja sin que resuenen sus pasos... —¿Adónde vas, Angelina,