Ese pacto final entre las luces y el ojo, el órgano impaciente, raíz del ver (¡el mundo, multitude… ¿de qué vale? Al fin nunca podemos
Si has visto a la muchacha que dan… —dígome— debes saber su pasión en las mañan… explosión desmedida,
«Envejezco» (Señor, te doy las gr… y «declino» (Señor, te doy las gra… muy más cerca de ti, mucho más cer… Me «marginan» (Señor, te doy las… y me «agreden» (Señor, te doy las…
Señor, ¿por qué te alejas y te esc… El inicuo somete al afligido, el inicuo blasfema contra ti, afirma que no hay fuerza que le ju… librado del dolor y la desgracia.
Mi hermano y yo bajo las voces temblequeantes, ten… de las abuelas, anduvimos ciudades y países sin no… invadimos palacios, robamos
Dios es Dios. Él desborda las doc… y los dogmas de fe, y toda idea referida a su Él nada lo engloba, lo comprende o designa: es solo id… Dios es más. Él es Él, transparent…
A gritos a murmullos a días a nocturna ebriedad a blanca esencia
[Esta fabulilla cómica la escuché a temprana edad: ni avalo sus argumentos ni sé si será verdad. Refiero esta breve fábula
Leopoldo Minaya:—Mis palabras van a estar caracterizadas por la sencillez y por la humildad, sin pretender que los conceptos encerrados en ellas sean absolutos o necesiten imponerse a n...
Abrieron todas las puertas del cielo. La noche entró con ligero vuelo. ¡Mírate! ¡Mírate!
El señor Juan Manuel Pérez Oso, vagabundo taimado y tranquilo, se complace en rondar por el parqu… y en dormir siete noches al hilo. Si trabajo le ponen delante,
Rugido que retumba en el vacío... Florecida en el mar, naciente cosa... Así,
35 Nunca entendí los motivos de escribir obras extensas... ¡Qué lejos vanse a buscar la verdad o la belleza!
El puente se despereza como un gusano de seda; los autos que lo recorren son montoncitos de arena. Sube, baja, tiende y une
Mi padre era un hombre terrible. Hasta lo peor medró en su boca. Me llevó a pensar a punto y lugar donde se piensa: En las barbas de un hombre se ocul…