Libre de ataduras
Libre de ataduras
No obligaré a nadie a que me hable,
ni a que su interés me demuestre en vano.
Si no nace del alma, es un engaño,
prefiero silencios a un cariño inestable.
Quien quiera quedarse, que lo haga de verdad,
sin presiones, sin máscaras ni excusas.
No cambio a nadie, no me ajusto a prisas,
cada quien elige su propia libertad.
Si no escribes, si no buscas mi calor,
es señal clara: no ocupo tu pensamiento.
El amor verdadero no es sufrimiento,
no se aferra a medias... late con vigor.
Murió en mí la parte que aguantaba,
la que aceptaba migajas por miedo a soltar.
Hoy valoro el respeto, el caminar sin guerrear,
y si algo me inquieta, sin dudar... me alejo.
Ya no me enamoran sonrisas vacías,
ni cuerpos que esconden tormentas sin fin.
Busco almas que construyan, sin huir al final,
que abracen mis grietas y en paz las cubran.
Quiero compromiso, metas compartidas,
sinceridad que rompa las sombras al hablar.
Un “aquí estoy” en los días sin brillar,
y risas que duren más que las heridas.
Si no hay paz, no insistas... no soy tu remedio,
no gasto en batallas mi tiempo ni mi ser.
Prefiero volar sola que en guerra caer,
mi calma no cambia por un “te quiero” incierto.
El que vale la pena no te suelta,
aunque el viento le grite que es mejor partir.
Y si se va, no era tuyo... es mejor así,
que nadie obliga a un corazón a revivir.
—Luis Barreda/LAB
