Monja Blanca, La Flor de la Montaña
Blanca joya sin igual,
entre la niebla al despertar,
en la selva tropical
sueles tu encanto regalar.
Naciste en alturas serenas,
vestida de luz y frescura,
guardiana de verdes arenas,
tesoro de la naturaleza pura.
Eres paz en cada hoja,
belleza que el viento acaricia,
la tierra por ti se sonroja
al verte con tanta delicadeza.
Como un sueño de cristal,
frágil, única y radiante,
eres emblema nacional,
en cada rincón importante.
Los niños cantan tu nombre,
los grandes guardan tu historia,
en campos, bosques y hombros
vives llena de gloria.
Tu perfume es como un beso
que dan las mañanas tranquilas,
un pequeño universo
de mágicas maravillas.
Cuando la lluvia te moja,
brillas con luz plateada,
como fina alhaja roja
en jardín de esmeralda.
De Guatemala eres reina,
corona de nuestro suelo,
tu blancura nos enseña
a valorar lo más bello.
En noches de luna llena,
cuando todo está en calma,
tu figura serena
es canción, es paz, es alma.
Por eso hoy te celebramos
con versos llenos de cariño,
nunca te olvidamos,
eterno blanco cariño.
¡Oh flor de luz perpetua,
símbolo que nunca envejece!
En ti Guatemala sueña,
y en tu honor florece.
—Luis Barreda/LAB