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luis barreda

Credo De Luz

Credo de luz
 
Creo en la revolución que nace en silencio,
en semillas de ideas que no rompen la tierra,
en un fuego sin cenizas,
en el canto del agua que talla montañas
sin gritos.
 
Creo en el sol de la justicia
que derrite los muros,
en el pan compartido
y en la energía del viento
—libre como el beso de la aurora—
alimentando hogares sin dueños.
 
La patria es un árbol de raíces infinitas:
sus ramas tejen mundos sin alambres ni mapas,
y en su savia corre el verde de todas las sangres,
una sola raza abrazando la corteza sagrada.
 
Nuestra madre no pide rezos,
solo manos que siembren respeto en su espalda,
ojos que lean su piel de ríos y desiertos
como única biblia.
 
Las religiones son flores marchitas
frente al jardín del amor sin dogmas:
templos son las miradas,
altares las heridas curadas,
y el único milagro,
la ternura que desarma.
 
Libres vuelan las palabras
—alas sin censura—,
la verdad no se encierra
ni se vende en farmacias.
La salud es la hierba que nace en el monte,
el conocimiento un río
que nadie detiene.
 
Y si gobiernos caen como hojas secas,
brotarán caminos sin rejas:
senderos donde la libertad
no es un puño alzado,
sino pies descalzos
andando la tierra con confianza.
 
Creo...
en el abrazo del mundo
donde la paz no es un sueño,
sino el latido constante
de un corazón sin banderas.
 
—Luis Barreda/LAB

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