Profesor, Quijote de la infancia,
que modelas la dúctil argamasa,
que conviertes la ilusión en enseñanza
y haces estrellas de una modesta zarza.
Mago transmutador de soles, catedrales,
a partir de una humilde mirada,
arquitecto de sueños siderales,
en tu aula sencilla y tu pizarra.
Estás en la vida de los pueblos,
sin tu labor la humanidad no crece,
eres joven, dinámico, mujer, a veces viejo,
(Inexorable) el tiempo
te desgasta la voz, las sienes te encanece .
Un homenaje a todos los maestros,
compañeros de Sócrates y de Einstein,
colegas de Jesús y de Confucio,
los pueblos en verdad os lo agradecen.