Imposible hablar de las mujeres
sin acordarse de los ojos violeta
de Liz Taylor o si lo prefiere
de la Dietrich y sus torneadas piernas.
A otros gustará la cara inocentona
de Marilyn Monroe o de Diana de Gales,
en cuanto a mujeres y a la moda
me declaro incompetente e ignorante.
Dicen que Brigitte, una francesa,
era atrevida, sensual, despampanante,
y que Ornella Muti la italiana tigresa
tenía un cuerpo bello incomparable.
Alguien dirá que admira otra belleza
mucho más completa e importante;
que prefiere a Hedy Lamarr o a la Violeta,
a Ginamaría Hidalgo, la cantante.
Alguno citará a la anoréxica Yoko,
o a Celia Sánchez Manduley
a Anuqueupe, la mapuche lonko
que por siempre dignifica a la mujer.
O a la Inglesa fémina de hierro,
a Golda Meir, a Indira sin igual;
si hablamos de mujeres yo prefiero
a la gran poetisa a Gabriela Mistral.
Y a Agnes Gonxha la Albanesa;
la de los leprosos y los niños sin padres
la que fue conocida como Madre Teresa
que entregó su vida entera por cuidarles.
Cómo olvidar su cuerpo frágil, su entereza?;
sus pies deformes yo quisiera besarle.