Ganar perdiendo, perder ganando. Soltar las riendas de tu vida y pedirle a los dioses que se apiaden de tu suerte, porque para cualquier mortal desear lo incontrolable, es perder los estribos de ti mismo irremediablemente.

Observas  y aprendes que perder, a veces es tambien ganar, que tu corazón finalmente soltó esa cuerda que apretaba, quemaba y ahogaba el flujo de tu amor (si, ese amor en ti que corre sin medidas) y que de nuevo la vida de repente, esta vez sin esperar, te sorprende como un espectáculo brillante de fuegos artificiales a un niño en Disney World.

También  la vida te enseñará  que ganar es perder, y no me malentiendas, porque también ganarás. ¿Pero como es posible esto? me preguntarás, y al final te lo diré. Perderás amores, historias, personas, oportunidades, (incluso a ti, por un momento), sin embargo, ¿Acaso no estas preparado para que la suerte te sorprenda? Ganar es también perderte, caerte, sentirte vacío.Da igual, al final, si cada acto de tu vida, lo hiciste con todo el amor, siempre, y grabatelo en la piel, SIEMPRE GANARÁS.