Loading...

El olvido sana, sólo en apariencia

Cuando no quiero verte,
cierro los ojos,
pero como cuándo niño,
mis temores seguían allí, dentro de mí.
Qué terco he sido al no querer aprender
que a los miedos se les toma por sorpresa;
ellos también se exaltan.
El miedo le teme a la confrontación,
al reconocimiento,
al careo,
al no aplazamiento,
al sentimiento sincero;
están hechos de lo mismo.
De nada sirve olvidar el daño que me causaste,
o culparme por lo que te hice.
Somos distintos,
estamos presentes,
es nuestro regalo diario.
No pretendo recibir disculpas y/o entregártelas.
Ya debo vivir con ello, pero no por eso,
seguir haciendo de mi vida una extensión de aquello que ya no existe. Sí, si existe, sólo en mi cabeza, pero ya me harté de obedecerle.
Gracias por ser un mal recuerdo, pero no por ello te olvidaré.
Allí te tendré, pero ya no me harás daño.
Ofrezco mi consciencia como tu cárcel; ya no podrás escaparte de mí para hacerle daño a otro. Bienvenido miedo a tu último destino.
Other works by Marco Turbay...



Top