Los fantasmas del pasado reaparecen para perturbar tu posible futuro, es ahí donde debemos plantarnos fuertes, no doblegarnos ante un miedo que no es más que ya no está, que solo es la sombra de un sabor amargo que no sabe más.

No tiene nada nuevo que ofrecerte, solo angustia, delirios y preocupación.

¿Pero qué sentido tiene preocuparnos por algo que ni siquiera está pasando?

¿Por qué carajos te aferras al recuerdo de una herida que cosida ya está?

Deja de arrancarte la costra de ese maldito lugar, porque aunque fue, ya no está, porque aunque sangró, ya cicatrizó, y porque aunque dolió, ya no debería doler y eso es algo que debemos entender.

Suelta, respira y vive, que el presente, se te escapa de las únicas dos manos que tienes, mientras las utilizas para aferrarte a un fantasma que ya no está y que no vive más, a un fantasma del dolor que yo le llamo pasado.