María Mateus

¿Lunaciente?

Perdón por usar esto como oráculo

Pensaba en aquellos ojos que me saben a cielo, mar y tierra, en esos dientes que descansan tierna y dolorosamente sobre la piel, en las manos que rozan las fibras y en esos los labios que recorren todos los caminos; ahí estaba, caminando sosegadamente por la ciudad cuando me sentí dulcemente observada por una sonrisa, expresión que me seguía por todas partes, desde que salí de mi trabajo hasta que llegué a mi “hogar”, con las horas aquella sonrisa se hacía más y más brillante al igual que el lunar que la adornaba, justa para sembrar, para cortar y crecer más fuerte; así estaba la ciudad, con una sonrisa brillante en el cielo culpa de aquella luna en creciente que removía todo mi aliento y mi alma.

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