Las princesas no lloran.
¿Princesas, llorando?
Depende del enfoque pero...
¿Princesas llorar, por qué?
Princesas con sus vestidos.
Princesas con su dinero.
Con la comida en la boca,
con los ahora, no más tarde.
Las princesas no lloran.
Las princesas se escapan de su castillo
hasta un pueblo hambriento.
Les sonríen a los huesos.
Les asombra el perfecto estado de los museos vivientes, las sombras, la miseria, el niño que habla de economía.
Las princesas solo pueden tener empatía,
solo pueden apropiarse de esas voces tristes.
Porque el de ellas no ayuna.
Porque el de ellas no suena.
Porque el de ellas funciona.
Porque el de ellas se llena.
Las princesas viven lejos,
muy lejos de todo,
muy lejos de nada.
Las princesas lloran,
porque las nubes le tapan la vista,
porque solas, fantasean y solas se hacen niñas, adultas y pulgarsitas.
Las princesas siempre esperan,
se adormecen en su destino privado,
pero esperan.
Y la paciencia se humedece, se pinta verde, se desespera, se desintegra, bracea princesa, bracea.
Las princesas lloran, como tú y como yo,
dependiendo del enfoque,
cuando se sienten solas.