Cuento de princesas 64
Aquí estoy
Y aquí estoy, contigo, si extendiera los brazos podría acariciar tu piel, pero hoy solo quiero contemplarte, estudiar tu risa, palabras y gestos. No comprendo cómo cubres tanta magia con tu cuerpo, como hechiza tu sonrisa con hoyuelos.
Si pudiera describirte en un momento, quizás un ángel se suicidaría al sentir que he develado su secreto, te han esculpido sobre roca con mil besos que no se borran con la furia de algún viento y ahora te veo en cada extremo tan perfecto y aún así descubro y amo tus defectos.
Esto pienso, mientras veo como gira una copa sangrando vino entre tus dedos, robándose tu mirada perdida, confundida y como tiñen las dulces uvas el contorno de tus labios, este es el momento en el que pudo acercarme muy despacio…
Y aquí estoy, contigo, puedo sentir tus latidos o quizás son los míos… me abrazas sin dudar, tatuando en mi alma los deseos de no perderte jamás, de extender este momento hasta notar, que de correr se canse y seque el mar.
Si en un hecho pudiera demostrar los deseos de hundirme para siempre con tu respirar, en tu pecho reposaría y encontraría la paz, lugar que alberga un hombre muy capaz, un niño pequeño por quien quiero luchar, guerrero sin miedos que puedo admirar.
Esto pienso mientras te miro el alma en las pupilas, te miro en calma de un glaciar y en la furia de un volcán, te estudio en caos de un final y en el origen de la eternidad, y en todo extremo en el que te veo, encuentro al hombre con quien quiero despertar de esta vida inverosímil que me ata con temores a una larga soledad.
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