#Colombianos #Mujeres #SigloXX (1946) Verdad del sueño
Con paso de gacela vulnerada cantando vienes por el bosque umbr… coronada de juncos, ramos, lirios. Oculto entre los árboles un silencio de pájaros anuncia
Un breve instante se cruzaron tu mirada y la mía. Y supe de repente —no sé si tú también— que en un tiempo
Y yo también como la tarde toda me tornaré dichosa para quererte y esperarte. Iluminada de tus ojos vendrá la luna,
Te escribo, amor, desde la primave… Crucé la mar para poder decirte que, bajo el cielo de la tarde, Ro… tiene otro cielo de golondrinas, y entre los dos un ángel de oro pa…
Canta la luz aire arriba como una alondra. Y por la rama de su canto sube el mediodía. Quieren los ojos seguirlo
Venías de tan lejos como de algún… Nada dijiste. Nada. Me miraste lo… Y algo en mí, sin olvido, te fue r… Desde una azul distancia me caminó… una antigua memoria de palabras y…
Este es mi corazón. Mi enamorado corazón, delirante todavía. Un ángel en azul de poesía le tiene para siempre traspasado. En él, como en un río sosegado,
No las vi, si las hubo, señales que me advirtieran que el amor tuyo no era para mí. Por eso andando seguí
Instalado en el aire de su excelsa… el mancebo vigila el furor enemigo… La tersa superficie del cuerpo nos… el salto de la sangre por las vena… el inminente golpe de la piedra qu…
Cada día que pasa, cada día, es más corto el camino de regreso. De repente la nave
Amor de amor aquel que nos uniera una vez en el tiempo ya distante. Amor en que tú fuiste amado, amant… y yo amante y amada también fuera. Otro amor sin igual no conociera
Tú ya no tienes rostro en mi recue… nada más, la dorada tarde aquella en que la primavera se detuvo a leer con nosotros unos versos, y prendió entre las ramas del nara…
Ahora estamos unidos para siempre. No importa que te hayas marchado, que la puerta
Vuelvo a tenerte, amor, como si nunca te me hubieras ido. Tus manos me recorren el rostro suavemente,
Deja que pase entre los dos el tie… sin que pueda mudarnos alma y alma… Hemos quedado fijos, uno y otro, con impasible soledad de estatuas, tu rostro al fondo de mis ojos qui…