#Colombianos #Mujeres #SigloXX (1998) Alguien pasa
Te rompieron la infancia, Leyla K… Lo mismo que una espiga o el tallo de una flor, te rompieron los años del asombro y la ternura,
Este es mi corazón. Mi enamorado corazón, delirante todavía. Un ángel en azul de poesía le tiene para siempre traspasado. En él, como en un río sosegado,
No las vi, si las hubo, señales que me advirtieran que el amor tuyo no era para mí. Por eso andando seguí
Es la hora primera. Del oriente llega el sol. La luna, despojada de los oros
Esta es, amor, la rosa que me dist… el día en que los dioses nos habla… Las palabras ardieron y callaron. La rosa a la ceniza se resiste. Todavía las horas me reviste
Quiero volver a la que un día llamamos todos nuestra casa. Subir las viejas escaleras, abrir las puertas, las ventanas. Quiero quedarme un rato, un rato
Las hebras de un tapiz imaginario fueron nuestros destinos que un in… se rozaron apenas en la cruz del encuentro. De norte a sur tu paso, de este
Ven a mirar conmigo el final de la lluvia. Caen las últimas gotas como diamantes desprendidos de la corona del invierno,
Cuánto te quise, amor, cuánto te q… más allá de la vida y de la muerte… Y aunque ya nunca más he de tenert… eres de cuanto es mío lo primero. Más que el sol del estío, verdader…
Por ti la mariposa en el liviano paisaje de la brisa detenida. Y en cada mariposa, repetida, la danza de colores del verano. El cielo más azul y más cercano;
En las manos del alba vi la rosa. Huía de sí misma perseguida por su propia hermosura repetida en pétalos y en rosa jubilosa. Con un alto vaivén de mariposa
Si acaso al otro lado de la vida otra vez, por azar, nos encontramo… ¿se reconocerán nuestras miradas o seremos tan sólo un par de extra… De todos modos te amaré lo mismo.
Cuando presiente el corazón la glo… de ser libre por gracia del olvido… me llega entre la noche, como el r… del mar en la distancia, tu memori… Con ella viene la tenaz historia
Ahora estamos unidos para siempre. No importa que te hayas marchado, que la puerta
La muerte no es quedarme con las manos ancladas como barcos inútiles a mis propias orillas, ni tener en los ojos,