Cargando...

Yaravíes I

¡Fiero tormento!...

I
 
¡Fiero tormento!...
No hagas del rigor alarde
ni martirices ufano
mi triste pecho,
que tus crueldades
me tienen ya cual espectro
que de la tumba horrorosa
a la luz sale.
 
Siempre severo
en mi dolor te complaces,
y no ablandan mis suspiros
tu duro ceño;
pero, constante
a la fe que di a mi dueño,
serviré de admiración
a los amantes.
 
¡Piadoso cielo!
¿De mis lastimeros ayes
no perciben tus oídos
los tristes ecos?
¿Seré culpable,
porque amé de tu modelo
esas gracias peregrinas
tan admirables?
 
Ningún consuelo
suavizará tantos males:
¡moriré que, a dolor tanto,
no hallo remedio!
Venga el instante
que exhale el, ¡¡ay!!, postrimero
en los brazos de mi bien
idolatrable.
 
Así contento
bajaré al silencio grave
que ocultará, compasivo,
mis tristes huesos;
sin que me espante
el verme cadáver yerto,
pues el morir por amar
es muerte suave.
Preferido o celebrado por...
Otras obras de Miguel Wenceslao Garaycochea...



Top