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Anacreónticas II

¿Porqué, pues, ya no elogias?

¿Porqué, pues, ya no elogias
el poder de mis armas,
ni mis bellas conquistas,
en dulce metro, cantas?...
—Me preguntó, curioso,
Cupido esta mañana
que a visitarme vino
al despuntar el alba.
—Porque me has engañado,
porque Nise es ingrata,
porque hice juramento
de abandonar tus aras
le contesté, sañudo;
y entonces él, con gracia,
me replicó, diciendo:
—Es muy bella la causa.
¿No ves que por mis leyes,
que todo el mundo acata,
las promesas son burlas,
los juramentos, chanzas?
Olvida, pues, a Nise
si Nise te es ingrata;
pero no menosprecies
a todas las muchachas.
Mira el talle de Zoila,
de Amelia la garganta,
los ojos de Matilde,
la boquita de Laura.
¿Renuncias a la dicha?...
No seas necio, ¡vaya!,
por una bagatela
infelice no te hagas.
Y diciendo y haciendo,
nuevo dardo me clava,
dejándome cautivo
de tus encantos, Laura.
Preferido o celebrado por...
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