Aunque ya nos separaba un universo de edificios, de personas y problemas, la verdadera distancia la marcó tu indiferencia.
Tus ojos merecen versos pero yo no soy poeta y me cuesta demasiado definirlos con letras, escribirlos con tinta,
Está mi silencio colapsado por gritos que los recuerdos emiten a medianoche. A veces me despierta
Vendería, si pudiera, mis miedos y mis tristezas a cambio de convertirme en alguien que te gustara. Pero debo arrepentirme
Hace dos años un catorce de agosto se detuvo el tiempo en una estación. Por un accidente
Si supiera lo que sientes o supiera lo que escribes, si conociera quien es aquella por quien tú vives podría escuchar canciones
Tus ojos son un firmamento poblado de estrellas, un telón de teatro que oculta la gran obra, un repelente de depresiones,
Y es que, para serte sincera, nunca he dejado de amarte, simplemente dejé de necesitarte (pero me muero por verte).
Tengo la extraña habilidad de equivocarme en lo simple, de enamorarme de los errores, de tropezarme todos los días con la misma piedra de ayer.
Cuesta encontrar a alguien que me escuche cuando no quiero hablar, que me mire cuando no puedo ver.
A veces la veo mirando a la esquina y dice que hay alguien llorando al otro lado de la pared.
Te vi en otro mundo, bajo otro cielo, entre otros brazos; nos separaban kilómetros de casas
Y que aun cuando no puedas ver nad… puedas verme a mí, quieras verme, y yo te ayude a poder ver las cosas como no las has visto.
Yo entiendo bien que quisieras estar conmigo (porque quién no), pero sé muy bien quien jamás estará contigo
Son tus ojos Negros como la noche Y preciosos como la luna Los que deberían ser míos, Y no de ella.