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Carilda Oliver Labra

Carilda Oliver Labra. Poetisa cubana, Premio Nacional de Literatura (1998), nacida el 6 de julio de 1922 en la occidental provincia de Matanzas, específicamente en la capital provincial, ciudad en la que siempre ha vivido. Graduada de Derecho en la Universidad de La Habana en 1945, profesión que ha ejercido en su ciudad natal junto a su pasión por la poesía. Carilda Oliver: “He sido muy feliz siendo poeta” En el programa "Con 2 que se quieran”, 4 enero 2011. Amaury Pérez: Muy buenas noches, estamos en Con 2 que se quieran, ahora aquí en 5ta. Avenida y calle 32, en el barrio de Miramar, en los maravillosos Estudios Abdala. Una noche verdaderamente especial. Durante todos estos programas que han transcurrido hasta este momento, ustedes la pidieron, ustedes la solicitaron mediante sus correos, mediante sus cartas. Es la persona que más han solicitado. Yo lo he ido apuntando y así es y aquí está. Los ojos más bellos de la literatura cubana: una mujer extraordinariamente hermosa, una escritora de excelencia. Para cualquiera es emotivo presentarla, tenerla delante. Una mujer que irradia dulzura y ternura, la eminente poetisa cubana, matancera Carilda Oliver Labra. Señora, un beso, otro beso. Muchas gracias, yo estoy abrumado por su presencia, usted ha venido de Matanzas a estar aquí con nosotros y yo no puedo menos que rendirme a sus pies y agradecérselo. Y empezaremos nuestra conversación, más que una entrevista. Usted es Premio Nacional de Literatura. La pregunta sería. ¿Llegó a tiempo el Premio Nacional de Literatura? Carilda. Claro que te voy contestar y te voy a tratar de tú. Aunque no hemos tenido mucha oportunidad de vernos personalmente, pero te he visto en escena, en televisión, y en sueños… Amaury. Ay, Dios mío… Carilda. Primero, tengo que agradecerte la invitación. Amaury. Gracias, muchas gracias. Carilda. Después, todas esas cosas lindísimas que has dicho y en el transcurso del programa creo que se podrá ir haciendo presente esa admiración que es mutua. Amaury. Ah, muchas gracias. Carilda. Y que hoy para que no parezca esto una asociación de bombos recíprocos no te puedo hablar de tu música ni de tus interpretaciones. Yo creo que tú eres un poeta, lo de músico, ¡figúrate!, pero bueno, vamos a pasar a responder tu pregunta. Que si llegó, si tomó mucho tiempo… eso, en cierto modo, pues no es descorazonador, diríamos, no, no me angustió. Fui candidata 9 veces, o sea, 9 años seguidos, al Premio Nacional de Literatura que es, como todo el mundo sabe, el premio más importante en la carrera de un escritor. Fueron escogiendo los mejores escritores de Cuba, no puedo decir otra cosa, pero bueno, mi turno no llegaba y yo pensaba: bueno, es que yo no soy tan buena, yo no soy tan buena. Además, yo había tenido mis problemas, había estado fuera de las editoriales mucho tiempo, y decía: esto puede ser que influencie, era un tribunal, parece que compasivo, digo yo, también, a lo mejor no era tan justo, pero dirían: esta pobre mujer lleva 9 años esperando seguramente. No, yo ya no esperaba. Amaury. ¿No esperaba nada? Carilda. Cuando me lo dieron, que me llamaron por teléfono para decírmelo. Dije: Esto es una broma, esto es una broma. ¡Pero era verdad! Amaury. ¡Pero era verdad!, ¿y lo disfrutó? Carilda. ¡Ay, cómo no! Lo disfruté muchísimo, lo estoy disfrutando todavía. Sí, sí, porque eso, claro, es un compromiso, es un compromiso histórico y algo que nos obliga a tratar de ser mejores y ya va siendo imposible porque la vida…, con sus añitos… es posible que nos esté haciendo daño. Desde luego, nosotros no nos damos cuenta. Esto es una coquetería, esto es una coquetería. Amaury. Téngala conmigo porque la está teniendo con los televidentes nada más. La veo que mira para la cámara y para la cámara, tiene que hablarme a mí, porque me estoy poniendo celoso. Carilda. Yo coqueteo con los televidentes… (risas) Amaury. (risas) Yo estoy celoso, me estoy poniendo celoso de la cámara. Carilda. No esté celoso, porque más celoso estará mi marido. (risas) Amaury. Ah, sí, seguramente. (risas) Carilda. Y ten cuidado no se cele de ti porque es karateca. (risas) Amaury. ¡No. no, no! Además él sabe que usted es un amor antiguo mío, pero somos amigos, usted lo sabe, Raydel y yo somos amigos, así que no se va a poner celoso conmigo. Ahora, ¿Usted escogió el camino de la poesía, Carilda, o la poesía la escogió a usted? Carilda. Bueno, yo creo que sería presumir mucho por parte mía si digo que yo fui escogida por la poesía. Es presumir mucho. Lo que pasa que de ella no me he podido escapar. He sido muy feliz siendo poeta. No hubiera querido ser nada más. Amo mucho la música, la plástica. He intentado y hasta me he graduado de pintura, pero realmente… el ballet, bueno, el teatro, todas las artes, pero, sinceramente, nací poeta. Y quiero decirlo, porque cuando yo tenía tres o cuatro años, que mi mamá me cantaba canciones, ella me contó mucho tiempo después, que yo le modificaba las canciones. Amaury. ¿Ah, sí? Carilda. La letra. Amaury. La letra, claro. Carilda. Entonces ella dijo: esta niña va a ser poeta y parece que resultó. Claro, la poesía es muy difícil y me parece a mí, que aparte del don que se pueda traer, hay que estudiar y tiene mucho que ver con la técnica y con la inspiración. Amaury. Ahí vamos, porque hay gente que dice que no hace falta… que la inspiración no existe. Carilda. ¡Pero imagínate!, si no existiera la inspiración, si fuera una cosa de aprender lo que es un endecasílabo, lo que es una cesura, lo que es un hemistiquio, lo que es un soneto, lo que es un verso libre, pues sería, vaya, un objetivo de cualquier persona. Amaury. Cualquier persona se aprende la técnica y ya es poeta. Carilda. Claro y yo creo que…, claro, se pueden hacer versos, pero una cosa es un verso y otra cosa es la poesía, ¿eh?. El verso es la línea, el fondo, la forma, diría, la forma. Pero tú puedes aprender…, bueno, vamos a hacer octosílabos. Me voy a leer a Martí, que era magnífico poeta y que además en los octosílabos, sí, era un príncipe y ya, voy cogiendo esa música, que la rima y el ritmo, pero si se te fue la chispa, que es el fuego, es más que el fuego, la luz del verso, no puedes hacer poesía. Bueno, no es una lección, es una idea muy humilde. Amaury. Bueno, es humilde pero está viniendo de Carilda Oliver. No me lo está diciendo cualquiera. Carilda. Además, no creo que sea una idea mía, yo creo que todos los que escribimos sabemos. Hay veces que uno hace cosas que rompen. Que las miras después y en todo…, uno puede escribir un poema breve de cinco o seis o siete versos y tener un solo verso, y si merece la pena lo dejamos porque es imposible que, por ejemplo, en un soneto, los catorce versos sean buenos. Ahora, me preguntaba Gabriela Mistral. ¡Ay, bueno, es una anécdota…! Perdóname que te la haga. Amaury. No, ¡pero qué bueno que me la hace! Por favor. Carilda. Bueno, el día que tuve la dicha de conocerla, porque fue tan generosa Dulce María Loynaz, nuestra enorme, inmensa, inolvidable Dulce María, que me invitó a su casa, la primera vez que fui, porque estaba allí Gabriela. Y entonces Gabriela, después que leyó unos sonetos míos, me dice: con una modestia, que es digna de mencionar. No por lo que entraña el elogio que me hizo, sino por la forma en que ella asumió el conocimiento de una muchacha, como ella llamaba “del campo”, una niña del campo, porque yo era matancera y Dulce María era capitalina y además una mujer que había viajado y yo no había salido de Tirry 81 (calle y número de la casa de Carilda en Matanzas). Amaury. De Calzada de Tirry 81. Carilda. Fue después que he viajado y he tenido otras oportunidades, pero bueno, Tirry 81, para mí, es el planeta. Entonces, ¿qué pasa?, que ella me dice: ¿Y cómo cierra tan bien los sonetos? porque en el último verso a mí siempre se me va la fuerza, palabra textuales de Gabriela, y luego paso mucho trabajo y a fin de cuentas lo dejo así, ¿pero cómo tú lo cierras tan bien? y entonces yo le dije: A mí, casi siempre, los sonetos me suceden en los momentos menos oportunos. Estoy sentada en el cine viendo una película, y me viene un solo verso y me levanto y voy para mi casa a escribir, porque después se me olvida. Es así, eso va en aumento, porque la inspiración es como que se consolida en determinado momento, ya es como una efervescencia, como una llama que crece, que crece y que luego no se vuelve humo, sino se vuelve luz. Y ese verso de la luz, a veces, aparece en el segundo terceto, en el último, o aparece en el primer cuarteto, en cualquier parte, pero uno tiene que darse cuenta y dice: este es el final y lo pone al final y después empieza la rima de abajo para arriba. Amaury. Nunca había oído que nadie empezara un soneto de abajo para arriba. Carilda. Sí, pero eso es una técnica, que yo no sé si yo la descubrí, yo creo que no, pero es un recurso, es un apoyo, y ahí está el soneto a mi madre. Búscalo. Amaury. ¡A claro, claro! Aquí, este soneto, por ejemplo. (Amaury le acerca el soneto Madre mía que estás en una carta, escrito por Carilda) Carilda. No lo vamos a leer todo completo. Amaury. ¡Léalo completo!. Carilda. Ah, ¿completo? Amaury. Completo. Carilda. Y entonces ustedes verán que el último verso, que no lo voy a decir ahora, es realmente el cierre, pero es que ese fue el primero que yo escribí y no lo puse arriba porque echaba a perder el soneto. Amaury. ¡Qué bárbaro! Carilda. ¿Comprende? él se llama: “Madre mía que estás en una carta”. Madre mía que estás en una carta Y en un regaño antiguo que no encuentro. Quédate para siempre aquí en el centro de la rosa total que no se aparta. Madre mía que estás tan lejos Harta de la nieve y la bruma, Espera que entro a ponerte a vivir con el sol dentro Madre mía que estás en una carta. Puedes darle al misterio alguna cita, Convenir con las sombras hechiceras. Puede ser una piedra que se quita O secarte ahora mismo las ojeras, pero acuérdate madre de tu hijita, ¡No te atrevas a todo, no te mueras! Amaury. ¡Madre santa, es que eso es un poema! ¿Cuán duro fue, ya que me leyó esto, el exilio de sus padres, para usted, que decidió quedarse? Carilda. Bueno, imagínate si fue duro el exilio, que yo los acompañé al aeropuerto y en el momento que el avión despegó, yo me quedé sin habla y sin oír. Y recuperé el habla a las pocas horas y todavía me falta por recuperar, que ya es imposible, de eso hace muchos años, el oído derecho. Yo oigo solo de este oído, del izquierdo, que lo recuperé después, de la impresión. Eso fue muy duro, pero la decisión la tomé sin dame cuenta. Desde que empezaron con el asunto de los pasaportes y tengo que significar que ninguno de los dos era desafecto a la Revolución. Pero se iban en pos de hijos y en pos de nietos. Amaury. Claro. Carilda. Mi papá era abogado y quería sacarme el pasaporte como para embullarme, pero sin decírmelo, siempre me respetaron mucho mi opinión, ni siquiera hicieron presión. Y, era muy triste, porque imagínese, ellos se iban…, aparte del amor, de la compañía, yo estaba en aquel momento sola, no tenía a nadie. Pero yo soy una palma que nací aquí y aquí tengo la raíz y no me podía, de ningún modo cortar las raíces, me quedé, eso fue todo. Amaury. Bueno, ya no sé ni cómo hacer las preguntas. La gente tiene una imagen, la imagen que se quiere crear de Carilda. Pero evidentemente hay una Carilda imaginada y hay una Carilda real. Hay una oculta, la que habita en Tirry 81, la que tiene una familia, la que tiene hace veinte años un compañero, un matrimonio, su esposo. Y hay una que es la que la gente quiere fantasear, que es la que acusan de… los términos son feos, pero la Carilda que dicen que es libertina (Carilda ríe), que cuando uno se pone a buscar los sinónimos de libertina… Y yo, yo puedo dar fe en televisión de que usted es una dama, de que usted es una señora. Carilda. Gracias, gracias. Bueno, eso es hasta simpático, no me ha traumatizado, aunque desde luego, en cierto modo ha tergiversado la personalidad literaria de uno. A mí no me afecta desde el punto de vista personal. A mí…, Carilda, es así, es asao… generalmente los artistas arrastramos una serie de comentarios, que son muy convenientes porque así hablan de nosotros, buscan las poesías, y se venden los libros y entonces uno puede hacer una carrera, pudiéramos decir, vamos a llamarle así a esto de ser poeta, que no es ninguna carrera. Ser poeta es una cosa muy difícil, cuando uno, bueno, quiere serlo de verdad. Entonces ¿qué pasa?, que yo, figúrate, muy jovencita escribí el tal “Me desordeno…” y la gente siguió desordenándose por su cuenta (risas), pero me han echado la culpa a mí de todo. La cantidad de hombres que me han dicho a mí y de mujeres: Ay, le agradezco su Me desordeno, porque con esa poesía yo he enamorado y he hecho, y qué sé yo. Y a mí me da risa, porque esa poesía es hasta inocente, es inocente incluso esa parte que dice: “Cuando quiero besarte arrodillada“, esa parte, la gente le da unas explicaciones… que bueno, no lo voy a decir aquí porque estamos en la televisión (risas), pero los televidentes ya saben de lo que estoy hablando. Entonces…, me van a tachar todo esto… (risas) Amaury. (risas) No le vamos a tachar nada. Carilda. ¿Qué dirá el ICRT? (risas) Amaury. No, no, nada, el ICRT es muy comprensivo con este programa. (risas) Carilda. Ay, perdónenme, pero yo, bueno, soy un poco irreverente, pero buena muchacha. (risas) Lo de muchacha es peor que lo de irreverente (risas). Amaury. (risas) ¡Señora, señora, señora! Carilda. Bueno, chico, pero me estoy divirtiendo un poco. (risas) Amaury. Claro que sí, diviértase. Carilda. En estos programas hay que reírse también. Amaury. Claro, no se puede ser tan grave… Carilda. A veces tenemos que llorar por cosas…, que tampoco debiéramos llorar… Amaury. No, pero si yo lo que la quiero es ver divertida. ¿Cómo llorando? No, yo no quiero verla llorando. Carilda. Estoy divertida, pero es culpa tuya, porque yo no sé qué vueltas me has dado, que mira dónde me has puesto (risas), porque yo no iba a venir a ningún programa. Bueno, entonces me atreví a celebrar las piernas de los hombres, de un hombre. Amaury. De uno, claro, no de los hombres. Carilda. En uno están todos los demás. Entonces la boca, los ojos, vaya, decirles piropos a los hombres. Porque siempre eran a las mujeres y bueno, pues yo rompí con eso, porque yo no veo nada en eso de extraordinario, ni de cosas subversivas, irreverentes, que estoy faltando el respeto, porque piensan que estoy hablando de una cosa carnal. Y el amor es espiritual y carnal y tiene que integrarse de las dos cosas, porque si no realmente no responde a la verdadera esencia del amor. Y bueno, todas esas cosas empezaron a traerme, aparte de algunas cosas de la vida de uno, que se han ido deformando y se han exagerado cosas y pasiones. Han inventado cosas con Hemingway, que no pasó nada en lo absoluto, ese era un hombre muy caballeroso, que me dio un elogio, un piropo delante de periodistas y eso empezó a dar vueltas, es un ejemplo que pongo. Y bueno, a cada rato pues a la gente le ha parecido muy natural que yo tenga romances de acuerdo con los versos que he escrito y esos versos están escritos para mis esposos, para las personas que yo he amado y que me han amado. Mi vida ¡figúrate!, en la Ciudad de Matanzas, que es una ciudad como todo el mundo sabe, como todas las provincias de Cuba. Yo allí salía sola con mi novio, cosa que la gente no hacía, mi familia me lo permitía. Estoy hablando de los años 50. Mi primer matrimonio data del 52. Íbamos a sentarnos en el parque…, allí lo más que hacíamos era cogernos las manos. El primer noviazgo mío eran dos días a la semana por la noche, dos horas, y mi mamá sentada cerca, que uno no se podía dar ni un beso porque, ¡imagínate!, ella, cuando ya el novio se iba, se paraba a la mitad del zaguán y ya. Esas cosas de la época…, que ahora los jóvenes disfrutan de otra libertad que ¡bienvenida sea!, porque creo que todo aquello era… Mi mamá era de una educación española. Mis abuelos eran españoles, por parte de madre, pero siempre mi madre, a pesar de haberse educado en aquel sitio, me respetaba, me veía como…, ella decía que no se podía interferir en la vida de los hijos hasta el extremo de querer dirigirlos en todo, que había que dejarles que respiraran el aire de la libertad, que ella no lo había tenido de niña, que siempre estaba con la religión a cuestas. Y, fíjate que todo eso no juega con que después yo escribiera determinados versos, pero a lo mejor era aquel hálito que había en mi casa de respeto lo que me hizo soltarme como un pájaro y volar. Amaury. Y no como un papalote donde hay una cuerda. Porque el papalote parece que está libre, pero hay una cuerda que lo ata. Carilda. Exacto, perfecta la imagen, perfecta la imagen. No sé si te contesté. Amaury. Sí, claro que me contestó. No, me contestó, y de más, qué maravilla. Carilda. Me he casado tres veces. Estuve muchos años sin compañía. Luego llegó un muchacho joven a mi vida, demasiado joven. Toda la ciudad se escandalizó y yo diría que toda Cuba, cuando él empezó a visitarme. Él estuvo como dos años detrás de mí y yo me acuerdo que el primer día que lo vi, lo vi a través de la mirilla de la puerta. Esto no viene al caso, pero bueno. (risas) Amaury. ¡No, cómo no!, sí viene al caso, claro, porque yo voy a leer ahora una cosa que él me mandó. Carilda. ¿Ah, sí? Amaury. Así que sí viene al caso, aquí todo viene al caso y, viniendo de usted, más al caso. Carilda. Bueno, pues entonces yo lo veía por la mirilla de la puerta. Él tenía el pelo largo -¡imagínese! que andaba por los veinte años y yo andaba por… vamos a no hablar de eso. Amaury. No lo diga, no lo diga. Carilda. Yo decía: Este es otro de esos muchachos que vienen a leer versos y a enamorarla a una, porque yo tenía una casa y vivía sola en la casa ¿comprende?, y sabe cómo son las cosas, como había tanta diferencia de edad, yo siempre pensaba… y eso es cosa de malicia también del pueblo. Amaury. Claro. Carilda. Que no nos perdonaron cuando empezamos el romance y cuando nos casamos. Siempre creyeron que él venía por la casa y porque ya yo tenía cierto nombre, y que él era un muchacho joven que empezaba. Pero yo me enamoré de aquel muchacho por muchas cosas. La primera porque la soledad es una cosa terrible, llevaba años viuda…, con mis gatos. Amaury. Con sus gatos, ¡qué maravilla! Carilda. Mis gatos que han sido mis nenés, mis niñitos, mis compañeros. Bueno, y ahí me conoció él, que yo no tenía ni un centavo y él tenía una casa magnífica donde vivir, había huido del campo porque quería estudiar y esa es la historia de ese joven. Amaury. Claro, él me manda hoy, porque no pudo venir al programa por asuntos personales vinculados con su mamá. Él me manda una carta que no voy a leer completamente porque es una carta privada, pero hay una parte que sí quiero compartir con Carilda, que no la conoce. Carilda. No. Amaury. Y con ustedes. Él me dice, bueno, empieza con “Mi muy admirado Amaury”, muy cariñoso. “Lamento profundamente no asistir a este encuentro con nuestra Carilda. Pero me ha resultado imposible” (y ahí me explica por qué). Pero después dice: “Gracias Amaury por llevarte contigo, en esta feliz ocasión, a una mujer que ya no se puede amar desde un solo cuerpo, que se ha hecho menos mía para volverse propiedad de un pueblo que ha encontrado en su voz la suya propia, prohijada por un deseo interminable de amor y de vida.” Y después me señala: “Hay muchas personas que tal vez contemplen nuestra pareja como un sacrilegio porque nos hemos atrevido a unir nuestras dos juventudes en un matrimonio que ya casi cumple dos decenios.” Y es lo que usted ahora ha estado aclarando y eso es lo que me manda a decir. Carilda. ¡Qué casualidad! Amaury. Ahora, él toca aquí un punto, fíjese que yo no lo tenía ni anotado… pero él toca un punto donde dice, hablando de usted y, ahora entonces vamos a hablar de este tema que él toca aquí. “Carilda ha tenido fe en la justicia, en el amor de su gente y en el triunfo de la verdad. Por ello en mi opinión creo que durante aquellos casi veinte años de silencio en su amada Patria, no supo en la soledad ser infeliz.” ¿Por qué usted cree que hubo tanto tiempo sin que a usted la consideraran lo que siempre ha sido? Una cubana fiel, digna y amante de su Patria. Carilda. Bueno, hay cosas que realmente ni el tiempo ha podido aclarar. Porque la verdad, sí, yo siempre creí que todo pasaría y así fue, todo pasó. Yo había escrito, inclusive, un Canto a Fidel cuando estaba en la Sierra (Maestra) porque yo había conocido a Fidel en la Universidad. Ya yo terminando en la Universidad, Derecho, él empezaba y, naturalmente, al ver que estaba en la Sierra -y esa historia no la voy a hacer porque es larga y ya se ha publicado- Me emocionó mucho aquel compañero de la adolescencia, que alentaba una Revolución que era una esperanza. Amaury. Un símbolo. Carilda. Y así, bueno, entonces ¿qué sucede? La Revolución realmente triunfó, pero inmediatamente, casi, a mí me dejaron cesante de mi trabajo. ¿Por qué? porque yo trabajaba en la Alcaldía de Matanzas. Porque las revoluciones son convulsas y cuando comienzan, como en este caso, hay un problema: Que hay mucha gente que se sube al carro de la Revolución sin haber estado en esa Revolución. Y a mí me parece que los intermediarios fueron, no en este caso, pero en muchos casos, fueron responsables de las injusticias y de las cosas que pasaron. Yo tuve la suerte de que no me quedé completamente cesante y esto es muy bueno decirlo, porque siempre hay alguien que esclarece, que salva, que es un abogado, que hoy es muy notable y es uno de los defensores de los Cinco Héroes, que es el doctor Rodolfo Dávalos. Amaury. Una eminencia, el doctor Dávalos es una eminencia. Carilda. Una eminencia, jurista y él me dijo: no, no importa, tú eres abogada y tú no has cometido delitos… Además, tú tienes ese Canto a Fidel. Él es poeta, pero de esos silenciosos, que no publican. Amaury. Sí, que no quiere publicar. Carilda. Tremendo escritor ¿eh?. Y entonces, bueno, entré en aquel bufete colectivo y fui muy feliz en ese bufete, porque allí se pudo hacer mucha justicia y muchas cosas y no se habló de nada. Pero el veto empezó a pesar de estar yo en el bufete. Amaury. ¿Y no se le publicaba entonces, nada? Carilda. Esto es bueno que se sepa, ¡qué me van a publicar! Pasaron muchas cosas. Amaury. ¿Y cuándo termina el veto? Carilda. Eso termina un día, un buen día, un magnífico día, estoy nombrando personas porque estoy hablando verdades. Amaury. Claro, claro. Carilda. No me gusta hacer anonimatos, y fulano, y que esto. Bueno y además, estoy muy agradecida al doctor Armando Hart. Amaury. Un hombre de la cultura y un hombre justiciero. Carilda. Se apareció en Matanzas un día, a averiguar qué pasaba conmigo, porque él no entendía nada. Amaury. Pero usted nunca abandonó ninguna Revolución ¿qué Revolución abandonó usted? Carilda. ¿Pero qué abandono?, ¡pero si no me exilé con toda mi familia y seguí en mi Tirry 81 pasando calamidades! Yo he comido sopas de yerbas y todas esas cosas. Yo tuve que arrancar las puertas grandes de Tirry 81, que están detrás de las ventanas, para un pobre guajiro que vino, bueno, no era pobre porque tenía más dinero que yo, y me compró las puertas y con eso comí como seis meses. ¡Ay, pero no soy ninguna víctima! Amaury. ¡Claro que no!. Carilda. No, no, no. Amaury. ¡Y con esos ojos!. Carilda. Muy dichosa. Muy dichosa, porque escribí más poesía que nunca. Escribe y escribe y escribe y feliz, feliz. Amaury. Bueno, aquí están sobre la mesa sus libros… Carilda trajo sus libros. Yo me he quedado frío. Carilda. Tengo 43 libros. Claro, entre ediciones, reediciones y cosas en el extranjero. En España tengo cinco libros. Amaury. Ahora, yo quiero de todas maneras, porque cuando hablamos por teléfono el otro día… Carilda. Sí. Amaury. …Hablamos mucho, hablamos más por teléfono que lo que vamos a hablar en la entrevista. Y pasó una cosa bien curiosa, porque yo le dije que a mí me encantaba este soneto, de Sonetos a mi padre, el cuarto soneto. Carilda. Ah, sí. Amaury. Y usted de pronto me dijo: qué casualidad, era el que le gustaba a ¡Eliseo Diego! Carilda. Sí, así mismo es. Amaury. Léame, por favor, ese soneto. Carilda. ¿El último? Amaury. Ese soneto, el último, yo se lo escogí. Carilda. Este es el Cuarto Soneto de la colección, pero cuatro son demasiado. Tu sillón de dentista ¿dónde está? Tu violín de estudiante, ¿cómo suena? Enterrabas centavos en la arena Y otros nombres ponías a mamá. Guardo todas tus cartas y retratos En mis sueños tu próstata se cura, Por el fondo del patio y la ternura Se encaminan tus últimos zapatos. Quiero verte salir en un postigo, ¡Ven fantasma, ven ángel oportuno! Ya no sé lo que hago, lo que digo, Porque quiero beber el desayuno, Con mi padre, mi sabio, mi mendigo En Calzada de Tirry 81. Amaury. ¡Es que es algo…, es precioso ese soneto! y se ve que a usted le afecta, todavía le afecta. No sé ni para qué lo traje. Fíjese qué rápido vamos a hablar de otro tema. A ver si usted me quiere decir este secreto. En este libro (Amaury le muestra un libro) hay una carta, están sus prosas, aparte que hay una foto aquí tremenda, la foto de la portada, con el pelo corto. Carilda. Está agotado ese libro. Amaury. Ese libro está agotado, ah, bueno. Pero ya uno va teniendo cosas que están agotadas, uno se va quedando con ellas. Pero hay un momento, donde hay varias cartas. Usted no quiere, ya me lo dijo por teléfono, hablar de a quién le había hecho las cartas y yo, por supuesto, respeto eso, pero no puedo privar al televidente de esa Carilda irónica que aparece aquí en un momento de esta carta. Carilda. ¡Ah!, va a leer esa, ¡vale!. Amaury. En un momento de esta carta yo por poquito me…, yo me arrastré cuando la leí la primera vez -carta número 4 se llama-, Te escribo por recomendación de este papel amarillo que vi sobre la mesa y para que me perdones el incumplimiento de la amenaza: El director tropieza con todos los sueños, así que dispuso sin mi permiso, que trabajara hoy de noche. Como te encantan las sorpresas, estarás muy contento de ver a otra mujer y no a la que pronosticó el telegrama. Pues bien, deseo con todos los humores negros de mi venganza, que solo caiga en tus brazos una soprano calva de 190 libras. No vamos a hablar de a quién se la hizo, pero vamos a hablar de esa Carilda maldita, esa Carilda, que vaya, es que no… “Lo que deseo es que caiga en tus brazos una soprano calva de 190 libras“. (risas) Carilda. (risas) Ay, son cosas de la juventud. Amaury. Ahora, ¿cómo fue aquello del tren que viene de Santiago, pasa por Matanzas y una persona que la amaba le ponía mensajes en el tren? ¿Qué cosa es eso, Carilda? Carilda. Ay, pero mira lo que estás sacando hoy. Óyeme, pero ¿cuántos cuentos te han hecho? Qué cosas… Amaury. Pero es que eso es tan bello. Carilda. Bueno, es verdad, es una cosa de…, y estoy hablando del año 50, porque fue el año, lo recuerdo perfectamente, en que salió Al sur de mi garganta. Al sur… nace en el 49, pero se lleva el Premio Nacional de Poesía del 50. Y entonces él es un poeta, por cierto, un poeta muy singular, porque es que tenía muchos oficios y era matemático, era graduado de La Sorbona, de Yale, yo no sé de cuántos lugares. Era un hombre muy talentoso que apareció en Cuba. Y como él quería enamorarse, porque él quería enamorarse de algún modo de alguna cubana, y sobre todo que fuera un amor imposible, digo yo, porque hizo todo lo posible. Yo tenía mi novio, yo era novia de Hugo Ania que era un noviazgo reciente y que después nos casamos. Y entonces, pues… No voy a contar lo que pasó en el medio, porque hubo problemas muy serios. Amaury. No, no. Carilda. Esa es la mitología con que el pueblo cubano me ha adornado a mí, porque ese mito es un adorno. Amaury. Claro. Carilda. La gente quiere que yo sea como me han inventado. Amaury. Exactamente. Carilda. Y realmente yo soy una señora muy respetable, ¡Ay!, ¿qué dije? (se tapa la boca) Amaury. No, sí lo es. Sí, Carilda, sí lo es. Carilda. No, pero es que todo el mundo se va a disgustar. Amaury. No, nadie se va a disgustar. Carilda. ¿Tú crees que no? Amaury. No, nadie se va a disgustar. La gente va a seguir con la mitología que quiera crearse sobre usted. Pero es bueno que de una vez se diga, que lo importante de usted, aparte de su belleza, aparte de su talento, de su simpatía, es su gran obra poética, que es lo que la va a trascender. Y la mitología que la gente se crea sobre los artistas, esa se va a quedar en el camino y lo que va a quedar al final, son estos poemas, son estos libros, eso es lo que va… Carilda. …Ay, Amaury. ¡Qué generoso eres! Amaury. No, generoso no, soy justo con usted. Carilda. Te quiero. Amaury. Carilda ¿Y entonces lo del tren? ¿El tren salía de dónde? Carilda. Él tren venía de Santiago y llegaba a La Habana, aquí, pero claro, pasaba por Matanzas. Y entonces, este escritor, uruguayo, me escribía, después que se fue de Matanzas, me escribía desde allá. Pero él quería que llegaran las cosas tan pronto que iba al último vagón del tren. Ya me lo había advertido por teléfono: por la mañana me decía: Carilda, ahora voy a escribirte un mensaje en la pared del vagón último del tren, bueno, yo iba por la noche cuando llegaba el tren a Matanzas a ver aquello, a leer aquello. ¡Qué lindas cosas escribía! Amaury. Por eso ahí empiezan las historias. Carilda. Y ahí empiezan las historias de Carilda ¿comprende? Amaury. Claro Carilda. Que después de todo son historias muy lindas y no hay por qué renunciar a ellas. Amaury. Pero mire, yo le voy a decir algo. El pueblo cubano, el lector cubano y más que el lector cubano, incluso, el que no la ha leído -que se está perdiendo una de las maravillas del mundo- la quiere a usted, usted es amada. Usted es amada por todo el mundo. Carilda. No, porque amo, porque amo al pueblo. Amaury. Claro, porque eso va y viene, eso es un efecto de ida y vuelta. Ahora, yo quiero, Carilda, porque ya el programa lo estamos terminando. Mire, usted me trajo hoy de regalo la última edición de Al sur de mi garganta, es esta. Carilda. 60 años cumplió el año pasado. Amaury. Con una dedicatoria que es para mi corazón, yo no voy a leer lo que dice, que es muy emocionante y ya yo tengo hace rato los ojos aguados. Pero es que yo traje para que Carilda me firmara… Carilda. …¡Ay, chico!… Amaury. …La edición Príncipe… Carilda. …Eso me emocionó… Amaury. …De Al sur de mi garganta... Carilda. Porque nadie la tiene, porque se hicieron 300 ejemplares. Imagínense, en el año 49. Amaury. Claro, del 49 y esto se lo regala a mi tío Raúl y por supuesto a mi tía María Luisa también, Pascualito, un amigo, el 11 de marzo de 1950. Y aquí está con las ilustraciones. ¿Cuántos libros se hicieron de esta edición? Carilda. 300 nada más. Esto lo pagó mi padre. Entonces no había editoriales. Amaury. ¡Fíjese que es propiedad del autor!. Carilda. Y tuve la suerte de que con ese librito gané el premio. Amaury. Entonces usted me va a hacer el favor de poner su nombre aquí. Y después, porque estamos en televisión, me pone una cosita más, porque eso es un tesoro de la biblioteca nuestra, de mi esposa y mía. Un programa bien emotivo y bien difícil. Esto no se puede creer. Carilda. Es que tú no habías nacido cuando el libro se publicó. Amaury. ¡Claro que no había nacido!. Carilda. Ah, imagínate. Amaury. Pero ya había nacido usted, había nacido su poesía y a lo mejor, quién sabe si yo nací de algún poema de estos. Entonces, ahora va a terminar el programa usted. Yo antes le voy a agradecer su gentileza, su viaje, el suyo y el de sus compañeros que la han traído. Ha sido un programa muy especial. Es además el programa con el que estamos comenzando este año 2011, es el primer programa de enero de 2011. Todavía hay una grata temperatura afuera, hemos acabado de pasar las Navidades…, yo quiero que usted me lea este poema que es uno de los poemas que más me gusta suyo, y que de esa manera despida el programa y le agradezco señora, su poesía, su talante, su genio, su gentileza, su belleza. Su amor a Cuba, su amor a la Patria. Carilda. Gracias, la agradecida soy yo. Gracias. Adiós locura de mis treinta años, Besado en julio bajo luna llena, Al tiempo de la herida y la azucena Adiós mi venda de taparme daños. Adiós mi excusa, mi desorden bello, mi alarma tierna, mi ignorante fruta Estrella transitoria que se enluta, Esperanza de todo por mi cuello. Adiós muchacho de la cita corta, Adiós pequeña ayuda de mi aorta, Tristísimo juguete violentado Adiós verde placer, falso delito Adiós sin una queja, sin un grito Adiós mi sueño nunca abandonado. Amaury. Gracias, Carilda, muchas gracias por existir. Nos veremos pronto. Carilda. Gracias. Petí arregla el vestido de la poeta y Solís verifica que el micrófono permita escuchar con nitidez la voz de Carilda. El programa está por comenzar. Referencias Cuba Debate - www.cubadebate.cu/noticias/2011/01/04/carilda-oliver-he-sido-muy-feliz-siendo-poeta/ BIOGRAFÍA Su primer libro, "Preludio Lírico", fue publicado en Matanzas en 1943. En esta selección de poemas escritos entre 1939 y 1942, ya se hacen presentes: -El amor, con sus devanes, inquietudes, zozobras, desalientos, aciertos, quizás con una pluma inexperta que no sabía dominar emociones e impregnada del entorno un tanto melodramático que a muchos atacaba; -La familia, la abuela, la madre y el padre presentes en un cuadro que no desaparecerá nunca de su obra. Después de obtener el Segundo Lugar en el Concurso Internacional de Poesía, organizado por la National Broadcasting Co. de Nueva York, Estados Unidos, publica en 1949 "Al sur de mi garganta", libro con el que ganó el Premio Nacional de Poesía, al mismo tiempo que trabaja en la biblioteca Gener y del Monte, es declarada Hija Eminente de la Atenas de Cuba. En esa misma temporada culmina sus estudios en la Escuela de Artes Plásticas de Matanzas que la acreditan como profesora de Dibujo, Pintura y Escultura y contrajo nupcias con el abogado y poeta Hugo Ania Mercier, de quien se divorciaría en 1955 tras una relación turbulenta. Tuvo otros 2 matrimonios: Félix Pons, cuya muerte la inspiró para su libro "Se me ha perdido un hombre" y finalmente Raidel Hernández, muy joven, con quien comparte ahora su vida. Se le reconoce una intensa labor como profesora en escuelas de su natal Matanzas, ligando a su amor por el magisterio su trabajo como abogada y su pasión por la poesía. Hasta la actualidad cuenta con 43 publicaciones que incluyen prosa y poesía, más varios premios y reconocimientos. Poemas suyos han sido traducidos al inglés, francés, italiano, ruso, búlgaro, rumano y vietnamita. Desde 1980 funciona en Madrid una Tertulia Poética que lleva su nombre y que, además, convoca anualmente a un Premio Internacional de Poesía. Aunque su obra transmite muchas veces dolor, añoranza o vacío, desde el "Me desordeno amor..." que hizo con tan solo 24 años, su poesía está cargada de sensualidad, desenfado, seducción, y la muestran progresista, liberal y hasta un tanto irreverente. En una ocasión comentó: "Tal vez me colgaron la etiqueta de erótica porque conocen más esa proyección mía que las otras. Es la que escogen los declamadores, la que aparece en programas radiales y aquella que se ha musicalizado y difundido casi sin yo darme cuenta." Ella misma nos da su receta de erotismo: “Hay que renunciar a traducir su misterio. Entre el erotismo y la profanación, entre lo que debe ser y lo que tiene que ser hay una línea divisoria muy fina. Nace, no se aprende”. Referencias Wikipedia - es.wikipedia.org/wiki/Carilda_Oliver Cuba Literaria - www.cubaliteraria.cu/autor/carilda_oliver/biografia.html Ecured - www.ecured.cu/index.php/Carilda_Oliver_Labra

Wilfred Owen

Wilfred Edward Salter Owen MC (18 March 1893 – 4 November 1918) was an English poet and soldier, one of the leading poets of the First World War. His shocking, realistic war poetry on the horrors of trenches and gas warfare was heavily influenced by his friend Siegfried Sassoon and stood in stark contrast to both the public perception of war at the time, and to the confidently patriotic verse written by earlier war poets such as Rupert Brooke. Among his best-known works – most of which were published posthumously – are "Dulce et Decorum Est", "Insensibility", "Anthem for Doomed Youth", "Futility" and "Strange Meeting”. Early life Wilfred Owen was born the eldest of four children in a house in Weston Lane, near Oswestry in Shropshire called Plas Wilmot on 18 March 1893, of mixed English and Welsh ancestry. His siblings were Harold, Colin, and Mary Millard Owen. At that time, his parents, Thomas and Harriet Susan (Shaw) Owen, lived in a comfortable house owned by his grandfather but, on his death in 1897, the family was forced to move to lodgings in the back streets of Birkenhead. He was educated at the Birkenhead Institute and at Shrewsbury Technical School (now The Wakeman School), and discovered his vocation in 1903 or 1904 during a holiday spent in Cheshire. Owen was raised as an Anglican of the evangelical school, and in his youth was a devout believer, in part due to his strong relationship with his mother, which was to last throughout his life. His early influences included the "big six" of romantic poetry, particularly John Keats, and the Bible. Shortly after leaving school in 1911, Owen passed the matriculation exam for the University of London, but not with the first-class honours needed for a scholarship (his studies suffered as Owen mourned the loss of his uncle and role model, Edgar Hilton in a hunting accident), which in his family's circumstances was the only way he could have afforded to attend. In return for free lodging, and some tuition for the entrance exam, Owen worked as lay assistant to the Vicar of Dunsden near Reading and as a pupil-teacher at Wyle Cop School in Shrewsbury. He then attended classes at University College, Reading (now the University of Reading), in botany and later, at the urging of the head of the English Department, free lessons in Old English. His time spent at Dunsden parish led him to disillusionment with the church, both in its ceremony and its failure to provide aid for those in need. Prior to the outbreak of World War I, he worked as a private tutor teaching English and French at the Berlitz School of Languages in Bordeaux, France. There he met the older French poet Laurent Tailhade, with whom he later corresponded in French. War service On 21 October 1915, he enlisted in the Artists' Rifles Officers' Training Corps. For the next seven months, he trained at Hare Hall Camp in Essex. On 4 June 1916 he was commissioned as a second lieutenant (on probation) in the Manchester Regiment. Owen started the war as a cheerful and optimistic man, but he soon changed forever. Initially, he held his troops in contempt for their loutish behaviour, and in a letter to his mother described his company as "expressionless lumps". However, Owen's outlook on the war was to be changed dramatically after two traumatic experiences. Firstly, he was blown high into the air by a trench mortar, landing among the remains of a fellow officer. Soon after, he became trapped for days in an old German dugout. After these two events, Owen was diagnosed as suffering from shell shock and sent to Craiglockhart War Hospital in Edinburgh for treatment. It was while recuperating at Craiglockhart that he met fellow poet Siegfried Sassoon, an encounter that was to transform Owen's life. After a period of convalescence in northern Ireland, then a short spell working as a teacher in Edinburgh's Tynecastle High School, he returned to light regimental duties. In March 1918, he was posted to the Northern Command Depot at Ripon. A number of poems were composed in Ripon, including "Futility" and "Strange Meeting". His 25th birthday was spent quietly in Ripon Cathedral. After returning to the front, Owen led units of the Second Manchesters on 1 October 1918 to storm a number of enemy strong points near the village of Joncourt. However, only one week before the end of the war, whilst attempting to traverse a canal, he was shot in the head and killed. The news of his death, on 4 November 1918, was given to his mother on Armistice Day. For his courage and leadership in the Joncourt action, he was awarded the Military Cross, an award he had always sought in order to justify himself as a war poet, but the award was not gazetted until 15 February 1919. The citation followed on 30 July 1919: 2nd Lt, Wilfred Edward Salter Owen, 5th Bn. Manch. R., T.F., attd. 2nd Bn. For conspicuous gallantry and devotion to duty in the attack on the Fonsomme Line on October 1st/2nd, 1918. On the company commander becoming a casualty, he assumed command and showed fine leadership and resisted a heavy counter-attack. He personally manipulated a captured enemy machine gun from an isolated position and inflicted considerable losses on the enemy. Throughout he behaved most gallantly. Poetry Owen is regarded by historians as the leading poet of the First World War, known for his war poetry on the horrors of trench and gas warfare. He had been writing poetry for some years before the war, himself dating his poetic beginnings to a stay at Broxton by the Hill, when he was ten years old. The Romantic poets Keats and Shelley influenced much of Owen's early writing and poetry. His great friend, the poet Siegfried Sassoon, later had a profound effect on Owen's poetic voice, and Owen's most famous poems ("Dulce et Decorum Est" and "Anthem for Doomed Youth") show direct results of Sassoon's influence. The novel Regeneration by Pat Barker shows this relationship closely. Manuscript copies of the poems survive, annotated in Sassoon's handwriting. Owen's poetry would eventually be more widely acclaimed than that of his mentor. While his use of pararhyme, with its heavy reliance on assonance, was innovative, he was not the only poet at the time to use these particular techniques. He was, however, one of the first to experiment with it extensively. His poetry itself underwent significant changes in 1917. As a part of his therapy at Craiglockhart, Owen's doctor, Arthur Brock, encouraged Owen to translate his experiences, specifically the experiences he relived in his dreams, into poetry. Sassoon, who was becoming influenced by Freudian psychoanalysis, aided him here, showing Owen through example what poetry could do. Sassoon's use of satire influenced Owen, who tried his hand at writing "in Sassoon's style". Further, the content of Owen's verse was undeniably changed by his work with Sassoon. Sassoon's emphasis on realism and "writing from experience" was contrary to Owen's hitherto romantic-influenced style, as seen in his earlier sonnets. Owen was to take both Sassoon's gritty realism and his own romantic notions and create a poetic synthesis that was both potent and sympathetic, as summarised by his famous phrase "the pity of war". In this way, Owen's poetry is quite distinctive, and he is, by many, considered a greater poet than Sassoon. Nonetheless, Sassoon contributed to Owen's popularity by his strong promotion of his poetry, both before and after Owen's death, and his editing was instrumental in the making of Owen as a poet. Thousands of poems were published during the war, but very few of them had the benefit of such strong patronage, and it is as a result of Sassoon's influence, as well as support from Edith Sitwell and the editing of his poems into a new anthology in 1931 by Edmund Blunden that ensured his popularity, coupled with a revival of interest in his poetry in the 1960s which plucked him out of a relatively exclusive readership into the public eye. Though he had plans for a volume of verse, for which he had written a "Preface", he never saw his own work published apart from those poems he included in The Hydra, the magazine he edited at Craiglockhart War Hospital, and "Miners", which was published in The Nation. There were many other influences on Owen's poetry, including his mother. His letters to her provide an insight into Owen's life at the front, and the development of his philosophy regarding the war. Graphic details of the horror Owen witnessed were never spared. Owen's experiences with religion also heavily influenced his poetry, notably in poems such as "Anthem for Doomed Youth", in which the ceremony of a funeral is reenacted not in a church, but on the battlefield itself, and "At a Calvary near the Ancre", which comments on the Crucifixion of Christ. Owen's experiences in war led him to further challenge his religious beliefs, claiming in his poem "Exposure" that "love of God seems dying”. Literary output Only five of Owen's poems were published before his death, one in fragmentary form. His best known poems include "Anthem for Doomed Youth", "Futility", "Dulce Et Decorum Est", "The Parable of the Old Men and the Young" and "Strange Meeting". Some of his poems feature in Benjamin Britten's War Requiem. Owen's full unexpurgated opus is in the academic two-volume work The Complete Poems and Fragments (1994) by Jon Stallworthy. Many of his poems have never been published in popular form. In 1975 Mrs. Harold Owen, Wilfred's sister-in-law, donated all of the manuscripts, photographs and letters which her late husband had owned to the University of Oxford's English Faculty Library. As well as the personal artifacts this also includes all of Wilfred's personal library and an almost complete set of The Hydra – the magazine of Craiglockhart War Hospital. These can be accessed by any member of the public on application in advance to the English Faculty librarian. The Harry Ransom Humanities Research Center at the University of Texas at Austin holds a large collection of Wilfred Owen's family correspondence. Relationship with Sassoon Owen held Siegfried Sassoon in an esteem not far from hero-worship, remarking to his mother that he was "not worthy to light [Sassoon's] pipe". The relationship clearly had a profound impact on Owen, who wrote in his first letter to Sassoon after leaving Craiglockhart "You have fixed my life-however short". Sassoon, in turn, developed a deep fondness for Owen, writing that he took "an instinctive liking to him", and recalled their time together "with affection." On the evening of 3 November 1917, they parted, Owen having been discharged from Craiglockhart. He was stationed on home-duty in Scarborough for several months, during which time he associated with members of the artistic circle into which Sassoon had introduced him, which included Robert Ross and Robert Graves. He also met H.G. Wells and Arnold Bennett, and it was during this period he developed the stylistic voice for which he is now recognised. Many of his early poems were penned while stationed at the Clarence Garden Hotel, now the Clifton Hotel in Scarborough's North Bay. A blue tourist plaque on the hotel marks its association with Owen. Robert Graves and Sacheverell Sitwell (who also personally knew him) have stated Owen was homosexual, and homoeroticism is a central element in much of Owen's poetry. Through Sassoon, Owen was introduced to a sophisticated homosexual literary circle which included Oscar Wilde's friend Robbie Ross, writer and poet Osbert Sitwell, and Scottish writer C. K. Scott-Moncrieff, the translator of Proust. This contact broadened Owen's outlook, and increased his confidence in incorporating homoerotic elements into his work. Historians have debated whether Owen had an affair with Scott-Moncrieff in May 1918; Scott-Moncrieff had dedicated various works to a "Mr W.O.", but Owen never responded. The account of Owen's sexual development has been somewhat obscured because his brother, Harold Owen, removed what he considered discreditable passages in Owen's letters and diaries after the death of their mother. Owen also requested that his mother burn a sack of his personal papers in the event of his death, which she did. Andrew Motion wrote of Owen's relationship with Sassoon: "On the one hand, Sassoon's wealth, posh connections and aristocratic manner appealed to the snob in Owen: on the other, Sassoon's homosexuality admitted Owen to a style of living and thinking that he found naturally sympathetic. Sassoon and Owen kept in touch through correspondance, and when Sassoon was shot in the head in July 1918 and sent back to England to recover, they met in August and spent what Sassoon described as "the whole of a hot cloudless afternoon together." They never saw each other again. Around three weeks later, Owen wrote to bid Sassoon farewell, as he was on the way back to France, and they continued to communicate. After the Armistice, Sassoon waited in vain for word from Owen, only to be told of his death several months later. The loss grieved Sassoon greatly, and he was never "able to accept that disappearance philosophically." Death In July 1918, Owen returned to active service in France, although he might have stayed on home-duty indefinitely. His decision was almost wholly the result of Sassoon's being sent back to England, after being shot in the head in a so-called friendly fire incident, and put on sick-leave for the remaining duration of the war. Owen saw it as his patriotic duty to take Sassoon's place at the front, that the horrific realities of the war might continue to be told. Sassoon was violently opposed to the idea of Owen returning to the trenches, threatening to "stab [him] in the leg" if he tried it. Aware of his attitude, Owen did not inform him of his action until he was once again in France. Owen was killed in action on 4 November 1918 during the crossing of the Sambre–Oise Canal, exactly one week (almost to the hour) before the signing of the Armistice and was promoted to the rank of Lieutenant the day after his death. His mother received the telegram informing her of his death on Armistice Day, as the church bells were ringing out in celebration. He is buried at Ors Communal Cemetery. There are memorials to Wilfred Owen at Gailly, Ors, Oswestry, Birkenhead (Central Library) and Shrewsbury. On 11 November 1985, Owen was one of the 16 Great War poets commemorated on a slate stone unveiled in Westminster Abbey's Poet's Corner. The inscription on the stone is taken from Owen's "Preface" to his poems: "My subject is War, and the pity of War. The Poetry is in the pity." There is also a small museum dedicated to Owen and Sassoon at the Craiglockhart War Hospital, now a Napier University building. The forester's house in Ors where Owen spent his last night, Maison forestière de l'Ermitage, has been transformed by Turner Prize nominee Simon Patterson into a white sculptured memorial to Owen and his poetry, which opened to the public on 1 October 2011. Depictions in popular culture Pat Barker's 1991 historical novel Regeneration describes the meeting and relationship between Sassoon and Owen, acknowledging that, from Sassoon's perspective, the meeting had a profoundly significant effect on Owen. Owen's treatment with his own doctor, Arthur Brock, is also touched upon briefly. Owen's death is described in the third book of Barker's Regeneration trilogy, The Ghost Road. In the 1997 film he was played by Stuart Bunce. The play Not About Heroes by Stephen MacDonald also takes as its subject matter the friendship between Owen and Sassoon, and begins with their meeting at Craiglockhart during World War I. Owen was mentioned as a source of inspiration for one of the correspondents in the epistolary novel The Guernsey Literary and Potato Peel Pie Society by Mary Ann Shaffer and Annie Barrows. Owen is the subject of the 2007 BBC docudrama Wilfred Owen: A Remembrance Tale, in which he is played by Samuel Barnett. His poetry has been reworked into various formats, such as The Ravishing Beauties' recording of Owen's poem "Futility" in an April 1982 John Peel session. Benjamin Britten incorporated nine of Owen's poems into his War Requiem, opus 66, along with words from the Latin Mass for the Dead (Missa pro Defunctis). The Requiem was commissioned for the reconsecration of Coventry Cathedral, and first performed there on 30 May 1962. A screen adaptation was made by Derek Jarman in 1988, with the 1963 recording as the soundtrack. In 1982, "Anthem for Doomed Youth" was set to music and recorded by the 10, Maniacs in Fredonia, New York. The recording appeared on their first EP release Human Conflict Number Five and later on the compilation Hope Chest. The song is unique in the oeuvre of the group as the poem is sung by guitarist John Lombardo, not lead singer Natalie Merchant (who sings back-up vocals on the track). Also in 1982, singer Virginia Astley set the poem "Futility" to music she had composed. References Wikipedia - http://en.wikipedia.org/wiki/Wilfred_Owen

Frank O'Hara

Francis Russell “Frank” O’Hara (March 27, 1926– July 25, 1966) was an American writer, poet and art critic. Because of his employment as a curator at the Museum of Modern Art, O’Hara became prominent in New York City’s art world. O’Hara is regarded as a leading figure in the New York School—an informal group of artists, writers and musicians who drew inspiration from jazz, surrealism, abstract expressionism, action painting and contemporary avant-garde art movements. O’Hara’s poetry is personal in tone and in content and described as reading “like entries in a diary”. Poet and critic Mark Doty has said O’Hara’s poetry is “urbane, ironic, sometimes genuinely celebratory and often wildly funny” containing “material and associations alien to academic verse” such as “the camp icons of movie stars of the twenties and thirties, the daily landscape of social activity in Manhattan, jazz music, telephone calls from friends”. O’Hara’s writing “sought to capture in his poetry the immediacy of life, feeling that poetry should be ”between two persons instead of two pages.” The Collected Poems of Frank O’Hara edited by Donald Allen (Knopf, 1971), the first of several posthumous collections, shared the 1972 National Book Award for Poetry. Life Frank O’Hara, the son of Russell Joseph O’Hara and Katherine (née Broderick) was born on March 27, 1926, at Maryland General Hospital, Baltimore, and grew up in Grafton, Massachusetts. He attended St. John’s High School. He grew up believing he had been born in June, but in fact had been born in March, his parents having disguised his true date of birth because he was conceived out of wedlock. He studied piano at the New England Conservatory in Boston from 1941 to 1944 and served in the South Pacific and Japan as a sonarman on the destroyer USS Nicholas during World War II. With the funding made available to veterans he attended Harvard University, where artist and writer Edward Gorey was his roommate. O’Hara was heavily influenced by visual art and by contemporary music, which was his first love (he remained a fine piano player all his life and would often shock new partners by suddenly playing swathes of Rachmaninoff when visiting them). His favorite poets were Arthur Rimbaud, Stéphane Mallarmé, Boris Pasternak, and Vladimir Mayakovsky. While at Harvard, O’Hara met John Ashbery and began publishing poems in the Harvard Advocate. Despite his love of music, O’Hara changed his major and graduated from Harvard in 1950 with a degree in English. He then attended graduate school at the University of Michigan in Ann Arbor. While at Michigan, he won a Hopwood Award and received his M.A. in English literature in 1951. That autumn O’Hara moved into an apartment in New York City with Joe LeSueur, who would be his roommate and sometime lover for the next 11 years. It was during this time that he began teaching at The New School. Known throughout his life for his extreme sociability, passion, and warmth, O’Hara had hundreds of friends and lovers throughout his life, many from the New York art and poetry worlds. Soon after arriving in New York, he was employed at the Museum of Modern Art, selling postcards at the admissions desk, and began to write seriously. O’Hara was active in the art world, working as a reviewer for Artnews, and in 1960 was Assistant Curator of Painting and Sculpture Exhibitions for the Museum of Modern Art. He was also a friend of the artists Willem de Kooning, Norman Bluhm, Larry Rivers and Joan Mitchell. In the early morning hours of July 24, 1966, O’Hara was struck by a jeep on the Fire Island beach, after the beach taxi in which he had been riding with a group of friends broke down in the dark. He died the next day of a ruptured liver. Attempts to bring negligent homicide charges against 23-year-old driver Kenneth L. Ruzicka were unsuccessful; many of O’Hara’s friends felt the local police had conducted a lax investigation to protect one of their own locals. O’Hara was buried in Green River Cemetery on Long Island. The painter Larry Rivers, a longtime friend and lover of O’Hara’s, delivered one of the eulogies, along with Bill Berkson, Edwin Denby and René d’Harnoncourt. Poetry While O’Hara’s poetry is generally autobiographical, it tends to be based on his observations of New York life rather than exploring his past. In his introduction to The Collected Poems of Frank O’Hara, Donald Allen says "that Frank O’Hara tended to think of his poems as a record of his life is apparent in much of his work.” O’Hara discussed this aspect of his poetry in a statement for Donald Allen’s New American Poetry: What is happening to me, allowing for lies and exaggerations which I try to avoid, goes into my poems. I don’t think my experiences are clarified or made beautiful for myself or anyone else, they are just there in whatever form I can find them. . .My formal “stance” is found at the crossroads where what I know and can’t get meets what is left of that I know and can bear without hatred. . .It may be that poetry makes life’s nebulous events tangible to me and restores their detail; or conversely that poetry brings forth the intangible quality of incidents which are all too concrete and circumstantial. Or each on specific occasions, or both all the time. His initial time in the Navy, during his basic training at Sampson Naval Training Center in upstate New York, along with earlier years spent at St. John’s High School began to shape a distinguished style of solitary observation that would later inform his poems. Immersed in regimented daily routine, first Catholic school then the Navy, he was able to separate himself from the situation and make witty and often singular studies. Sometimes these were cataloged for use in later writing, or, perhaps more often, put into letters. This skill of scrutinizing and recording during the bustle and churn of daily life would, later, be one of the important aspects that shaped O’Hara as an urban poet writing off the cuff. Among his friends, O’Hara was known to treat poetry dismissively, as something to be done only in the moment. John Ashbery claims he witnessed O’Hara “Dashing the poems off at odd moments– in his office at the Museum of Modern Art, in the street at lunchtime or even in a room full of people– he would then put them away in drawers and cartons and half forget them.” In 1959, he wrote a mock manifesto (originally published in Yugen in 1961) called Personism: A Manifesto, in which he explains his position on formal structure: “I don’t... like rhythm, assonance, all that stuff. You just go on your nerve. If someone’s chasing you down the street with a knife you just run, you don’t turn around and shout, ‘Give it up! I was a track star for Mineola Prep.’” He says, in response to academic overemphasis on form, “As for measure and other technical apparatus, that’s just common sense: if you’re going to buy a pair of pants you want them to be tight enough so everyone will want to go to bed with you. There’s nothing metaphysical about it.” He claims that on August 27, 1959, while talking to LeRoi Jones, he founded a movement called Personism which may be “the death of literature as we know it.” He says, “It does not have to do with personality or intimacy, far from it! But to give you a vague idea, one of its minimal aspects is to address itself to one person (other than the poet himself), thus evoking overtones of love without destroying love’s life-giving vulgarity, and sustaining the poet’s feelings toward the poem while preventing love from distracting him into feeling about the person.” His poetry shows the influence of Abstract Expressionism, Surrealism, Russian poetry, and poets associated with French Symbolism. Ashbery says, “The poetry that meant the most to him when he began writing was either French– Rimbaud, Mallarmé, the Surrealists: poets who speak the language of every day into the reader’s dream– or Russian– Pasternak and especially Mayakovsky, for whom he picked up what James Schuyler has called the ‘intimate yell.’” As part of the New York School of poetry, O’Hara to some degree encapsulated the compositional philosophy of New York School painters. Ashbery says, “Frank O’Hara’s concept of the poem as the chronicle of the creative act that produces it was strengthened by his intimate experience of Pollock’s, Kline’s, and de Kooning’s great paintings of the late '40s and early '50s and of the imaginative realism of painters like Jane Freilicher and Larry Rivers.” O’Hara was also influenced by William Carlos Williams. According to Marjorie Perloff in her book Frank O’Hara, Poet among Painters, he and Williams both use everyday language and simple statements split at irregular intervals. Perloff points out the similarities between O’Hara’s “Autobiographia Literaria” and Williams’s “Invocation and Conclusion.” At the end of “Autobiographia Literaria,” the speaker says, "And here I am, the/center of all beauty!/writing these poems!/Imagine!" Similarly, Williams at the end of “Invocation and Conclusion” says, “Now look at me!” These lines show a shared interest in the self as an individual who can only be himself in isolation. A similar idea is expressed in a line from Williams’s “Danse Russe”: "Who shall say I am not/ the happy genius of my household?” In popular culture In music In First Aid Kit’s song “To A Poet”, there is the lyric, “But Frank put it best when he said ”you can’t plan on the heart"", a reference to Frank O’Hara’s poem, My Heart. In films In the 2011 film Beastly, the lovestruck main characters read O’Hara’s poem “Having a Coke with You” aloud to each other. In literature O’Hara is a minor character in William Boyd’s 2002 novel Any Human Heart. In television In the season 1 episode of the HBO series Bored to Death, “The Case of the Missing Screenplay”, the main character loses a screenplay written by Jim Jarmusch about the life of Frank O’Hara. Several episodes of Mad Men (season 2) reference O’Hara’s collection of poetry, Meditations in an Emergency. The first episode shows a character reading from it over lunch in a bar (recalling O’Hara’s 1964 collection Lunch Poems) as does the last episode, which uses the book’s title as its episode title. In the twelfth episode, Don Draper finds his copy of Meditations in an Emergency in Anna Draper’s home in California. Landmarks On June 10, 2014, a plaque was unveiled outside one of O’Hara’s New York City residences, at 441 East Ninth Street. Poets Tony Towle, who inherited the apartment from O’Hara, and Edmund Berrigan read his works at the event. Bibliography * Works by Frank O’Hara at Open Library * Works about Frank O’Hara in libraries (WorldCat catalog) Books in lifetime * A City Winter and Other Poems. Two Drawings by Larry Rivers. (New York: Tibor de Nagy Gallery Editions, 1951 [sic, i.e. 1952]) * Oranges: 12 pastorals. (New York: Tibor de Nagy Gallery Editions, 1953; New York: Angel Hair Books, 1969) * Meditations in an Emergency. (New York: Grove Press, 1957; 1967) * Second Avenue. Cover drawing by Larry Rivers. (New York: Totem Press in Association with Corinth Books, 1960) * Odes. Prints by Michael Goldberg. (New York: Tiber Press, 1960) * Lunch Poems. (San Francisco, CA: City Lights Books, The Pocket Poets Series (No. 19), 1964) * Love Poems (Tentative Title). (New York: Tibor de Nagy Gallery Editions, 1965) Posthumous works * In Memory of My Feelings, commemorative volume illustrated by 30 U.S. artists and edited by Bill Berkson (New York: The Museum of Modern Art, 1967) * The Collected Poems of Frank O’Hara. Edited by Donald Allen with an introduction by John Ashbery (1st ed. New York: Knopf, 1971; Berkeley: University of California Press, 1995)—shared the National Book Award with Howard Moss, Selected Poems * The Selected Poems of Frank O’Hara. Edited by Donald Allen (New York: Knopf, 1974; Vintage Books, 1974) * Standing Still and Walking in New York. Edited by Donald Allen (Bolinas, Calif: Grey Fox Press; Berkeley, Calif: distributed by Bookpeople, 1975) * Early Writing. Edited by Donald Allen (Bolinas, Calif: Grey Fox; Berkeley: distributed by Bookpeople, 1977) * Poems Retrieved. Edited by Donald Allen (Bolinas, Calif: Grey Fox Press; Berkeley, Calif: distributed by Bookpeople, 1977) * Selected Plays. Edited by Ron Padgett, Joan Simon, and Anne Waldman (1st ed. New York: Full Court Press, 1978) * Amorous Nightmares of Delay: Selected Plays. (Baltimore, MD: Johns Hopkins University Press, 1997) * Selected Poems. Edited by Mark Ford (New York: Knopf, 2008) * Poems Retrieved (City Lights, 2013) * Lunch Poems. 50th Anniversary Edition (City Lights, 2014) Exhibitions * Jackson Pollock. (New York: George Braziller, Inc. 1959) * New Spanish painting and sculpture. (New York: The Museum of Modern Art, 1960) * Robert Motherwell: with selections from the artist’s writings. by Frank O’Hara (New York: The Museum of Modern Art, 1965) * Nakian. (New York: The Museum of Modern Art, 1966) * Art Chronicles, 1954–1966. (New York: G. Braziller, 1975) On O’Hara * Frank O’Hara: Poet Among Painters by Marjorie Perloff (New York: G. Braziller, 1977; 1st paperback ed. Austin: University of Texas Press, 1979; Chicago, IL: University of Chicago Press, with a new introduction, 1998) * Frank O’Hara by Alan Feldman (Boston: Twayne Publishers, 1979 . . . frontispiece photo of Frank O’Hara c. by Richard Moore) * Frank O’Hara: A Comprehensive Bibliography by Alexander Smith, Jr. (New York: Garland, 1979; 2nd print. corrected, 1980) * Homage to Frank O’Hara. edited by Bill Berkson and Joe LeSueur, cover by Jane Freilicher (originally published as Big Sky 11/12 in April, 1978; rev. ed. Berkeley: Creative Arts Book Company, 1980) * Art with the touch of a poet: Frank O’Hara. exhibit companion compiled by Hildegard Cummings (Storrs, Conn.: The William Benton Museum of Art, University of Connecticut, 1983 . . . January 24-March 13, 1983) * Frank O’Hara: To Be True To A City edited by Jim Elledge (Ann Arbor: University of Michigan Press, 1990) * City Poet: The Life and Times of Frank O’Hara by Brad Gooch (1st ed. New York: Knopf, 1993; New York: HarperPerennial, 1994) * In Memory of My Feelings: Frank O’Hara and American Art by Russell Ferguson (Los Angeles: The Museum of Contemporary Art, Los Angeles / University of California Press, 1999) * Hyperscapes in the Poetry of Frank O’Hara: Difference, Homosexuality, Topography by Hazel Smith (Liverpool University Press, Liverpool, 2000) * Digressions on Some Poems by Frank O’Hara by Joe LeSueur (New York: Farrar, Straus and Giroux, 2003). * Frank O’Hara: The Poetics of Coterie by Lytle Shaw (Iowa City: University of Iowa Press, 2006) Painting * Alice Neel, Frank O’Hara, 1960, 85.7 x 40.6 x 2.5 cm, National Portrait Gallery, Smithsonian Institution * Larry Rivers, 'O’Hara Nude with Boots’ (1954), 97" x 53", Larry Rivers Foundation * Jasper Johns, ‘In Memory of My Feelings - Frank O’Hara’ (1961), 40 1/4" x 60", MCA, Chicago * Wynn Chamberlain, Poets (Clothed), Poets (Naked), 1964. Earl McGrath collection. * Alfred Leslie, a link to The Death Cycle, 1966, - The Death of Frank O’Hara [2] References Wikipedia—https://en.wikipedia.org/wiki/Frank_O’Hara

Amelia Opie

Amelia Opie, née Alderson (12 November 1769– 2 December 1853), was an English author who published numerous novels in the Romantic Period of the early 19th century, through 1828. Opie was also a leading abolitionist in Norwich, England. Life and work Amelia Alderson was the daughter of James Alderson, a physician, and Amelia Briggs of Norwich, England. She was a cousin of notable judge Edward Hall Alderson, with whom she corresponded throughout her life, and also a cousin of notable artist Henry Perronet Briggs. Miss Alderson had inherited radical principles and was an ardent admirer of John Horne Tooke. She was close to activists John Philip Kemble, Sarah Siddons, William Godwin and Mary Wollstonecraft. Marriage and family In 1798 Alderson married John Opie, the painter. The nine years of her married life before her husband’s death were happy, although her husband did not share her love of society. With his encouragement, in 1801 she completed a novel entitled Father and Daughter, which showed genuine fancy and pathos. Writing career Amelia Opie published regularly after that. Her volume of Poems, published in 1802 went through six editions, and was followed by The Warrior’s Return and other poems in 1808. More novels followed: Adeline Mowbray (1804), Simple Tales (1806), Temper (1812), Tales of Real Life (1813), Valentine’s Eve (1816), Tales of the Heart (1818), and Madeline (1822). Opie wrote The dangers of Coquetry at age 18. Her novel Father and Daughter (1801) is about misled virtue and family reconciliation. Encouraged by her husband to continue writing, she published Adeline Mowbray (1804), an exploration of women’s education, marriage, and abolition of slavery. The novel is noted in particular for engaging the history of Opie’s former friend Mary Wollstonecraft, whose relationship with the American Gilbert Imlay outside marriage, and later marriage to the philosopher William Godwin caused some scandal. Godwin had previously argued against marriage as an institution by which women were owned as property, but when Wollstonecraft became pregnant, they married despite his prior principles. In the novel, Adeline early on becomes involved with a philosopher who takes a principled stand against marriage, only to be convinced to marry a West Indian Landowner against her better judgment. The novel also engages abolitionist sentiment, in the story of a mixed-race woman and her family whom Adeline saves from poverty at some expense to herself. Amelia Opie divided her time between London and Norwich. She was a friend of writers Sir Walter Scott, Richard Brinsley Sheridan and Madame de Stael. In 1825, following the death of her father who objected, she joined the Society of Friends through the influence of Joseph John Gurney and his sisters who were longtime friends and neighbors in Norwich. The rest of her life was spent mostly in travelling and working at charity, though she published an anti-slavery poem, The Black Man’s Lament in 1826 and a volume of devotional poems, Lays for the Dead in 1834. Opie worked with Anna Gurney to create a Ladies Anti-Slavery Society in Norwich. Opie went to World’s Anti-Slavery Convention in London in 1840 where she one of the few women who was included in the commemorative painting. Even late in life, Opie maintained connections with writers, for instance receiving George Borrow as a guest. After a visit to Cromer, a seaside resort on the North Norfolk coast, she caught a chill and retired to her bedroom. A year later on 2 December 1853, she died at Norwich and was said to retain her vivacity to the last. She was buried at the Gildencroft Quaker Cemetery, Norwich. An somewhat sanitized biography of her, A Life, by Miss C.L. Brightwell, was published in 1854.

Cece Oh!

I was born in Oriental Mindoro, a province in the Philippines. We didn't have many neighbors, I only had few close friends despite my being quite approachable. I used to like the idea of being famous by performing onstage, having the typical talents that my classmates had -- like singing and dancing -- but I wasn't good at both. And so, I grew up into a very introverted person. I rarely speak; although when I do, some of my friends think that my words are always full of sense and humor. But their words didn't help much in my personality development, so, I decided to search for other talents that I could possibly have. That's when I decided to write things (weird or extraordinary, sometimes stupid) random things just popping up inside my head. Some people liked my writings-- my teachers, classmates, friends and my high school crush :). I started reading other people's writings, too, so I could learn more, impress those people some more (possibly gain confidence from their praises). Then I learned how to write poems and how amazing it is to be able to write one's thoughts in verses. I wrote some, and they had been published in our school paper back in high school. But, I didn't take creative writing or anything alike as my course for college. I had to follow what my dad wanted me to take-- Accountancy (it's quite easy to find a job here in the Philippines if you are an accounting graduate, and I badly need a good job to help my poor family). I'm doing fine, but not as fine as I would have been if I had taken creative writing. So, I tried to find a place where I could post my poems and possibly have some people to read them, then, I found this site and I hope it'll be a good refuge for me when I need to let out words that I can't let out with accounting. :) ETA: I have not been in this site for seven years. Yes, seven long years. I actually forgot I had this account (my cousin accidentally found it after searching my name on Ecosia). Lol. The cringe I feel about the things I said here... Beyond explanation. I won't delete them though. It's kinda nostalgic. Just in case anyone may find it interesting, in the last seven years, I have become a CPA, a financial analyst, an even worse introvert, BUT I have not lost my love for poetry. I haven't written much in years, but I think I'd like to give it a try once more.

Otero

Blas de Otero Muñoz (Bilbao, 15 de marzo de 1916 - Majadahonda (Madrid), 29 de junio de 1979) fue uno de los principales representantes de la poesía social de los años cincuenta en España. Infancia, de Bilbao a Madrid: 1916 – 1933 Blas de Otero nació el 15 de marzo de 1916 en Bilbao.1 A los 7 años entró en el colegio de Juana Whitney, madre de María de Maeztu; el preparatorio e ingreso de Bachillerato lo estudiaría en un colegio de jesuitas. Su casa era para él refugio y remanso de paz, un microuniverso mitificado de tranquilidad y juegos, habitado por él mismo, sus padres, su hermano y su institutriz, mademoiselle Isabel.2 Por el contrario, el colegio representaba una suerte de infierno represor para el niño. Tres años después, la familia quedó en la ruina y decidieron mudarse a Madrid a fin de tratar de remediar la situación y allí descubrió su propia identidad. En este ambiente empezó a escribir. Cuando tenía 13 años murió su hermano, tres años mayor que él, Tres años después falleció su padre. El carácter alegre por naturaleza de Blas de Otero se agrió; se volvió introvertido y pesimista. A esta edad empezó su obsesión por la muerte. En 1931 comenzó la licenciatura de Derecho; poco después tuvo que abandonarla para volver a Bilbao con su familia. La situación de ruina se había agravado tras la desaparición del padre, lo que impuso el regreso a la ciudad natal. Juventud, de "Alea" a "Nuestralia": 1933 – 1944 Ya de vuelta en Bilbao, Blas de Otero se encontró con que debía llevar adelante a la familia, a la vez que cursaba por libre sus estudios de Derecho. La situación supuso demasiado peso para su frágil estabilidad emocional, que se quebró. El joven Otero empezó a padecer serias crisis nerviosas. Encontró tres apoyos para mantenerse cuerdo: la religión, la amistad y el arte. Su vida religiosa, por aquel entonces, era muy intensa. Miembro de la Federación Vizcaína de Estudiantes Católicos, congregante de Los Luises de San Estanislao de Kostka... Incluso firmaba sus poemas en aquel entonces como “Blas de Otero, C.M.”: Congregante Mariano. Empezó a publicar su poesía por esos años: unos versos claramente marcados por su creencia religiosa e influenciados por los místicos españoles y la literatura cristiana: las Baladitas humildes, publicadas en la revista jesuítica de Los Luises. También comenzó a moverse en los ambientes artísticos de su ciudad; junto a un grupo de amigos creó distintos grupos poéticos: en un primer momento "Los Luises"; después vendría "Alea" y finalmente "Nuestralia", su particular torre de cristal. Aunque fue uno de los padres de "Alea", no era uno de los más asiduos, posiblemente por su espíritu solitario. "Alea" fue, en principio, tertulia artística y punto de encuentro para intelectuales de toda índole. Después de la Guerra Civil comenzó a interesarse en la publicación de la obra de sus miembros: en Cuadernos de Alea apareció Cántico espiritual, su primera obra de cierta extensión. Más tarde vendría "Nuestralia", un núcleo cerrado formado por Blas de Otero y otros cuatro amigos. Como grupo tuvo corta vida pero gran intensidad, y fue importantísimo para la consolidación poética de Otero. Gracias a su influencia comenzó a experimentar con recursos expresivos desconocidos. Estaban marcados por su fervor religioso: sus influencias oscilaban entre los místicos, Juan Ramón Jiménez y la Generación del 27, pasando por poetas tan dispares como Rabindranath Tagore, Miguel Hernández y César Vallejo. Acostumbraban a citar y recitar versos en sus reuniones: muy posiblemente, en este tiempo adoptó Blas de Otero el que había de ser uno de sus recursos más interesantes: la intertextualidad. El poeta se debatía entre su vocación poética, que le exigía una vida bohemia, y la necesidad de trabajar para mantener a su familia. En 1935 acabó Derecho en Zaragoza; poco después empezó la Guerra Civil, que pasó para él sin pena ni gloria. En 1941 comenzó a trabajar como asesor jurídico a la vez que veía crecer su prestigio como escritor. En 1943, incapaz de soportar el conflicto con su vocación, volvió a Madrid para matricularse en Filosofía y Letras, con el plan de emular a otros poetas-profesores y ganar cátedra de Literatura. Sin embargo, la Universidad no era el lugar de erudición e intercambio cultural que él esperaba; defraudado, regresó a Bilbao cuando su hermana mayor (que sustentaba a la familia) enfermó y no pudo seguir trabajando. Embargado por un terrible sentimiento de culpa por haber dejado atrás a su madre y a sus hermanas, que de él necesitaban (lo cual le supuso siempre un gran cargo de conciencia) quemó todos sus poemas como expiación. A partir de entonces se dedicó a enseñar Derecho por lo particular y a preparar oposiciones. Afirmación de la vocación poética: 1944 – 1955 En 1945 sufrió una terrible crisis depresiva que lo llevó a recluirse en el sanatorio de Usúrbil. Durante esta crisis se destruyó su bucólica visión de la amistad, su firme posición religiosa y su cándida valoración poética. Sin embargo, encontró en la creación artística su mejor terapia. En estos años nacieron, casi íntegramente, las tres obras de su ciclo existencial: Ángel fieramente humano, Redoble de conciencia y Ancia. Seleccionando poemas inéditos, junto a otros publicados en diversas revistas de la época, salió Ángel fieramente humano, obra que presentó al premio Adonais. Le fue negado el premio, al parecer por cuestiones de heterodoxia religiosa. En 1950, sin embargo, ganó el premio Boscán con Redoble de Conciencia. En 1950 conoció en París a la actriz y poeta vasca Tachia Quintanar, con quien mantuvo una buena amistad durante toda su vida. Desde 1955 ya fue considerado uno de los grandes poetas de la posguerra. Su poética cambió de rumbo, pasando de ser afirmativa a interrogativa, inquiriendo al mismo Dios. Sólo aparecen en ella dos personas: "yo", el poeta; y "tú", Dios. El "yo", solitario y sufriente, busca un "tú" para dialogar y sólo encuentra el silencio. Como resultado del fracaso de esta búsqueda (que era poética, pero también vital) se impone la confirmación de una nueva fe. Del existencialismo al coexistencialismo: 1955 – 1964 La soledad de Blas de Otero crecía con su prestigio. Su búsqueda de un "tú" con el que dialogar había fracasado. No obstante, encontró una manera de mitigar su soledad: el encuentro con los otros, ser hombre entre los hombres. Así apareció el "nosotros" en su poesía: un cambio en su poética que no sólo significó una nueva dimensión en su obra, sino también el descubrimiento de la solidaridad humana, que terminó con su crisis y le devolvió la paz espiritual. La poesía del desarraigo pasó a ser poesía del encuentro. Ayudaron a este giro de timón sus nuevas amistades, poetas y artistas del grupo bilbaíno y nombres importantes del Instituto Cisneros, que lo encaminaron a "la inmensa mayoría". Por aquel entonces, su prestigio había crecido tanto que empezaba a ser estudiado por los eruditos (Dámaso Alonso, Alarcos...), a aparecer en antologías, ser protagonista de monografías, artículos y ensayos y ganar todos los premios importantes de su época. Su extraño sentimiento hacia España, de amor y repulsión a la vez, lo llevó al autoexilio en París. Allí accedió a los círculos comunistas e incluso se afilió en 1952 al Partido Comunista por afinidad, si no política, sin duda ideológica: en él veía cristalizados sus ideales humanistas. Asumió el marxismo que le otorgó una explicación global del hombre en la historia. El descubrimiento de un prisma filosófico y vital alternativo al dominante en la España de la época le llenó de satisfacción. En París se fraguó Pido la paz y la palabra desde su nueva fe en el género humano: el verso se había convertido en una herramienta para tratar de cambiar el mundo. Si el odio lo había llevado lejos de España, el amor le hizo volver: la gran añoranza que sentía por su tierra le hizo sumirse en nuevas crisis emocionales y depresivas. A finales del mismo año regresó con la firme convicción de conocer a fondo su país y tratar con el pueblo llano. Convivió y trabajó con mineros; recorrió los pueblos del interior de Castilla y León, sin apenas dinero, viviendo del trabajo y de lo que le ofrecían los amigos que iba haciendo por el camino. El compromiso que adquirió con la gente de a pie le empujó a terminar Pido la paz y la palabra y a escribir En castellano. Entre 1956 y 1959 vivió en Barcelona, donde frecuentó los grupos artísticos locales. Allí le censuraron En castellano, pero publicó Ancia, resultado de la suma de Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia, más algunos poemas nuevos. Aunque se sitúe cronológicamente en la época social de su poesía, la temática corresponde a la época anterior, para la que sirvió de epílogo y broche final. Ancia ganó el Premio de la Crítica en 1958 y el Premio Fastenrath en 1961. En 1960 viajó a la URSS y China invitado por la Sociedad Internacional de Escritores. Por esta época se publicaron (siempre fuera de España por culpa de la censura) Esto no es un libro (Puerto Rico, 1963) y Que trata de España (París, 1964). En 1964 se trasladó a Cuba, donde le fue concedido el Premio Casa de las Américas. Allí conoció a la cubana divorciada Yolanda Pina, con la que se casó. Durante tres años vivió en La Habana con ella; en 1967 se divorció y regresó a Madrid, donde reanudó la antigua amistad y el amor con Sabina de la Cruz. Su relación con ella duró hasta la muerte del poeta y le dio la estabilidad definitiva. Fueron días de paz espiritual, tranquilidad emocional y pasión creadora. Últimos años: 1964 – 1979 Durante esta época publicó numerosas antologías recopiladas por él mismo, además de libros con nuevos versos. También se dedica a pulir los antiguos; es por esto que hay numerosas variantes de su poesía. Su enfrentamiento con el franquismo, al que había visto nacer, crecer y morir, fue constante. Anheló y cantó la democracia durante 40 años; luchó por ella, e incluso apareció en mítines, conferencias y recitales en las primeras elecciones. Sin embargo, no llegó a ver completamente realizado su sueño. El 29 de junio de 1979 murió en Majadahonda (Madrid) de una embolia pulmonar, habiendo cumplido con sus preceptos vitales y al final de una larga búsqueda, vital pero también poética. Obra poética Etapa religiosa La poesía religiosa de Blas de Otero se encuadra en sus primeros años de vida, alrededor de 1935, en la época en la cual aún era católico creyente y practicante. La producción poética de estos años no es muy abundante, e incluso el poeta renegó de ella años después y situó el inicio de su creación poética en Ángel fieramente humano, dado que había dejado de comulgar con los preceptos clericales y cristianos de estos poemas. Se plantea la duda de si hay que darle importancia a esta etapa como tal o no; si habría, quizá, que considerarla tan sólo una suerte de práctica poética para lo que habría de venir después. Sin embargo, no debe olvidarse que lo que produce la poesía existencial de Blas de Otero es, precisamente, su pérdida de fe: es decir, el fracaso de los temas de su primera etapa y la oposición con estos. Así pues, resulta imprescindible tratar también esta etapa, que si bien no tiene tanta importancia como las demás por sí sola, resulta clave para la posterior evolución poética. Sin contar numerosos poemas sueltos, muchos de los cuales vieron la luz en diversas publicaciones de la época, la única obra de esta etapa es Cántico espiritual. Se trata de un poema de amor a lo divino, siguiendo los preceptos de la poesía religiosa castellana y, concretamente, de la mística. Su estructura es cuatripartita: una "Dedicatoria" inicial en forma de soneto; una "Introducción" de 189 endecasílabos libres; “Liras”, compuesta por 10 liras; y el "Final", dos villancicos y dos sonetos. A lo largo de la "Introducción", la forma habitual es un diálogo de amor abierto entre el "yo" del poeta y un "tú" divino. El "yo" es un amante deseoso de recibir al amado; en su presencia se desencadena una reacción paradójica de inmensa felicidad e intenso dolor. La paradoja como figura retórica, como en toda la poesía mística, cobra una gran importancia: se recurre a ella para tratar de expresar lo inefable. El amor divino es un sentimiento que da la vida, pero provoca dolor y sufrimiento. El amante se entrega a él sin condiciones ni miedo: su corazón es un "blanco", una "diana", y el amor es una "flecha"; también es un "surco" que recibe la semilla de Dios para dar vida: la vid y la espiga, símbolos del sacramento de la Comunión y también del mismo Cristo. En la unión entre el hombre y Dios, el poeta participa de su eternidad divina. Pero estas ansias de unión, estos anhelos no se ven realizados: son una aspiración, un deseo ferviente que provocará dolor hasta que no se cumpla. Y no se cumple porque el hombre es mitad cuerpo y mitad alma: y en ese binomio, sólo el conocimiento puede servir para acercarse a Dios. Pero ese acercamiento siempre será imperfecto y superficial, dado que, si viene de los sentidos, estos sólo son capaces de captar las apariencias y la superficialidad; y si viene de la razón, será un conocimiento parcial y mediatizado. Así pues, Dios es inalcanzable, incognoscible: el Absoluto, aunque se manifieste en las cosas concretas, no es alcanzable por el saber del hombre, porque sus modos de conocimiento son, por definición, insuficientes. La única manera que le queda es, pues, la fe: el abandono al sentimiento puro. El "yo" se manifiesta desvalido, en lucha entre la ascensión y la caída, la gracia y el pecado, y sólo Dios puede darle la tabla de salvación que necesita. La divinidad da sentido a la vida y ayuda a superar las limitaciones y defectos: así se impone la vía purgativa en la poesía de Otero, puesto que Dios no puede aceptar a un ser imperfecto junto a él o convertirse a su vez en imperfecto sin contradecir su esencia de perfección absoluta. Es el hombre quien debe buscar a Dios. El hombre, aislado y solo, llama a Dios y aviva su deseo de no ser más incompleto: así se pasa a la vía iluminativa, en la cual se acerca la presencia de Dios y se inicia un diálogo de unión. Sin embargo, la súplica no se realiza. El Cántico espiritual muestra un proceso de desarrollo místico a través de la vía purgativa e iluminativa, pero inconcluso, sin la unitiva. La unión mística no llega a realizarse, pero aparece una alternativa. La unión con el absoluto se cristaliza en la creación poética: ya que parece imposible alcanzar a Dios, se encuentra cierta salvación en la propia poesía. La vivencia religiosa se convierte en experiencia estética. En las "Liras" se manifiesta el nacimiento y la realización de este acto estético, como respuesta a la eterna lucha interior del hombre entre la realidad y los sueños, la luz y la oscuridad, la eternidad y la nimiedad que están dentro del corazón de cada hombre. La poesía, igual que la fe, eleva al hombre desde sus imperfecciones y lo conduce hasta convertirlo en algo mejor: A través de la poesía, por tanto, se puede acceder a los umbrales de la plenitud. La vivencia de perfección se realiza en una experiencia estética que nace de una vivencia religiosa. Se trata de una prédica de la salvación humana en la misma poesía: la religión es el principio del proceso y no su culminación. El "Final" da un giro a la temática al volver a colocar la salvación humana en Dios. Sin embargo, una vez más no aparece la vía unitiva: la única manera de alcanzar la unión con Dios es la muerte. En esta vida sólo se puede aspirar a vivir la gracia y sentir la presencia divina. Etapa existencial A la época existencialista de Blas de Otero corresponden los títulos Ángel fieramente humano (1950), Redoble de conciencia (1951) y Ancia (1958). Antes de entrar en consideraciones acerca de la poesía existencialista oteriana es conveniente explicar qué es el existencialismo, movimiento filosófico en el que se basa y cuyos preceptos recoge para conformar la estructura temática de su obra. El existencialismo tiene su antecedente a finales del siglo XVII, con Pascal, aunque nace de manos del filósofo danés Sören Kierkegaard y se desarrolla principalmente en el período de entre guerras. Básicamente, postula que existe una gran diferencia entre "ser" y "existir". "Ser" es un hecho pasivo: los objetos "son", porque no protagonizan ninguna acción; en todo caso son receptores de ellas, no pueden elegir su propio destino. Son lo que son en sí, sin posibilidad de cambiarse a sí mismos. Sin embargo, el hombre "existe": no tiene por qué coincidir con lo que es, puede cambiar su propio ser con sus decisiones. Es lo dinámico (el hombre) frente a lo estático (los objetos, lo inanimado). El hombre se caracteriza por tener finitud espacial y estar contenido en una contingencia temporal: es decir, tiene un cuerpo mortal (en esto es una crítica del "ser" concebido como eternidad). Así pues, el hombre no sólo "existe", sino que además debe hacerlo. En el existencialismo hay una defensa de la vivencia subjetiva por encima de la objetividad pura, como respuesta a la filosofía de Hegel que creía en la posibilidad de un conocimiento racional, objetivo y puro de todas las cosas del mundo. Es por esto que se postula el individualismo moral: cada uno debe ser responsable de sus propias acciones y decidir su código ético. No existe, pues, ninguna base objetiva para defender las decisiones morales; el mayor bien para un individuo es encontrar su propia y única vocación. Se trata de una crítica a los “más allá” metafísicos para centrarse en el "más acá"; una alternativa a las filosofías que analizan el conocimiento objetivo y las concepciones sistemáticas del mundo para centrarse en el hombre, en su vida y su muerte. Una corriente importantísima dentro del existencialismo, y que probablemente marca más que ninguna otra la poética oteriana, es la iniciada por Jean Paul Sartre: una filosofía primordialmente moral, que denuncia el compromiso del hombre con su propia libertad. No existe una predestinación, no hay dioses ni almas: cada uno es responsable de sus propios actos, está solo, sin más. Ese sentimiento de soledad existencial es uno de los pilares de esta etapa poética de Otero. El existencialismo sartriano se inscribe dentro del marxismo, difiriendo de éste en una negación de todo totalitarismo: el hombre debe tener libertad para ser lo que le parezca. En Blas de Otero el existencialismo aparece en una etapa de transición, como respuesta a la crisis espiritual de 1945 durante la cual pierde la fe. A través de ella llega a lo que será el estadio definitivo de su poética, la poesía social. Sin embargo, esta etapa tiene entidad propia y valor de por sí. Tras los intentos de unión mística de la etapa religiosa, el yo poético se queda solo y comienza la búsqueda agónica de una nueva fe o una razón para vivir. El hombre es un ser destinado a la muerte en un contexto de desolación y ruinas; ansioso por sobrevivir, por no perderse en la nada, busca a Dios. Lo que antes era una llamada ahora es una pregunta a gritos. Sin embargo, sólo obtiene silencio como respuesta; en ese silencio su corazón se llena de miedo, miedo a la muerte que le aprisiona y le condena a que todas las cosas que está haciendo no sirvan para nada. En esta poética, al igual que en la anterior, hay sólo dos personas: yo (el poeta) y tú (Dios). Pero los papeles han cambiado: el tú está ausente. Cansado de gritar sin respuesta, el yo vuelve su mirada hacia su propio interior y lo encuentra destruido, roto, arruinado, como una ciudad arrasada por una guerra. Busca en la poesía la salvación humana, algo que integre la plenitud vital con la humanidad mortal. Tampoco en su propio interior está la respuesta que alivie el terrible sufrimiento de la voz del poeta. Al hacerse consciente de su propia tragedia, el yo reconoce la existencia de otros hombres con el mismo problema que él. Tras un largo proceso de búsqueda poética, que va del "tú" al "yo" y del "yo" a "los demás", empieza a vislumbrar la salida del largo túnel: no hay que renunciar a nada por una vida futura ni hay que negar la propia humanidad. Lo que debe hacerse es aceptar el propio destino, y así encontrar un nuevo absoluto de vida. De este modo halla dos tablas de salvación: el amor y la poesía. El tema del amor en Blas de Otero está presente a lo largo de toda su obra con distintas manifestaciones: hacia Dios, hacia la mujer, hacia el prójimo; su poesía es a veces espiritual, otras carnal y otras humana, pero ante todo amorosa. El amor espiritual aparece sobre todo en su primera etapa; el humano, en la tercera. El amor carnal se muestra durante toda su obra poética, pero es sobre todo durante la época existencial en la cual sirve de puente que conecta el amor hacia lo Absoluto con el amor hacia lo mundano; es una de las herramientas líricas que llevan a la voz del poeta hasta la solidaridad con sus semejantes. El amor que siente el poeta busca un destinatario a quien poder ser entregado por entero; pero el amor divino sólo le devuelve silencio; el carnal es temporal y se termina; sin embargo, el amor al prójimo, que empieza a intuirse, parece ofrecer lo que el yo está buscando. Gracias a esa intuición el poeta es capaz, tras aceptar su propia finitud y sus limitaciones, de dirigir su mirada hacia los demás y crear una nueva persona poética: el "nosotros" que configurará la tercera y última época de su poesía. Las tres obras existencialistas de Blas de Otero mantienen una misma línea temática, con idéntico punto de partida, desarrollo y meta, aunque distinto tratamiento de los mismos asuntos, cierta graduación de contenidos y, sobre todo, distinta estructura. Ángel fieramente humano consta de 18 sonetos y 16 composiciones libres o semilibres; en general, los poemas que lo componen mantienen cierto clasicismo formal. Su estructura es de introducción (presentando el problema existencial y el estado anímico del poeta), desarrollo (la búsqueda poética de una nueva razón vital) y conclusión (hay que aceptar la propia mortalidad; el hombre tiene valor de por sí, y es a él y no a Dios a quien debe dirigirse la poesía). Redoble de conciencia consta de 14 sonetos y 8 composiciones libres o semilibres. Esta obra también está marcada por el clasicismo formal y tiene una estructura casi equivalente a la de Ángel fieramente humano. Ancia está compuesto por 32 de los poemas de Ángel fieramente humano, todos los de Redoble de conciencia y 49 poemas nuevos. La estructura también es tripartita, pero el distinto orden en que aparecen las composiciones ofrece una lectura distinta: la introducción reitera la defensa de un personaje colectivo, y el epílogo la aceptación de la naturaleza del hombre en general y el poeta en particular. El desarrollo está dividido en cuatro partes: la primera desarrolla el enfrentamiento entre el hombre y Dios; la segunda trata la salvación del hombre en el amor de la mujer; la tercera desmitifica e ironiza sobre la religión; la cuarta intensifica la realidad histórico-política del poeta, España y Europa. En Ancia se refuerzan las cuestiones humanistas y se debilita el planteamiento de los problemas metafísicos y teológicos: es la proclamación de la postura poética a favor del hombre. En cuanto a la forma, aunque siguen apareciendo poemas de corte tradicional y clasicista, hay otras composiciones de nueva tipología: poemas en prosa y versículos y poemillas breves (pareados, aforismos, chistes...). Etapa social El principal paso que da la poesía existencial para volverse social es el cambio de persona, del "yo" al "nosotros". El poeta, aceptada su condición humana, encuentra su sitio entre el resto de seres humanos, y halla también una razón vital: la solidaridad humana, la búsqueda de un mundo mejor a través de la poesía. El poeta defiende la utopía humanista porque ya no tiene una fe religiosa: no hay un Más Allá perfecto al que aspirar, pero, aunque el hombre esté condenado a venir de la nada y caminar hacia ella, se debe luchar para conseguir que su vida sea digna y feliz. El poeta se convierte en un profeta que señala los errores del presente para conseguir superarlos y acceder a un futuro mejor; Otero aún está obsesionado con los valores absolutos, pero ahora los busca en el presente histórico. Así pues, se distinguen tres tiempos poéticos: * El pasado histórico: expectativas de trascendencia y eternidad; época de conflicto interno, de búsqueda interior. Significa rechazo y negación por el fracaso total de las antiguas concepciones del mundo; también implica autodestrucción, porque la religiosidad exigía al hombre renunciar a su propia humanidad. * El presente histórico: tiempo en el que transcurre principalmente la poesía social. Aparecen tres elementos claves: el "yo" poético (existencial y profético); el hombre en su contexto histórico; la doctrina poética, la ideología. Ésta es la tríada temática principal. El yo poético proclama su propia humanidad y finitud, su pertenencia al género humano; después habla del hombre en general, su situación en el mundo, su contexto, los defectos de la sociedad en que habita; finalmente predica su propia doctrina, la salvación a través de la poesía. * El futuro utópico: es la ilusión que justifica el trabajo y el esfuerzo del presente. La ideología del trabajo solidario no se sustenta en su entrega, sino en los futuros logros. Llegar a la utopía es difícil porque hay una lucha impidiéndolo: la del pasado histórico que trata de permanecer y el presente que debe romper con el pasado para posibilitar un cambio. Es la confrontación arquetípica entre la sombra (identificada con todo lo negativo, con el pasado) y la luz (que representa todo lo positivo, el futuro). En el futuro utópico están los valores absolutos de la paz, la justicia, la libertad... La poesía social oteriana reclama un hombre en paz en un mundo justo y libre. La ideología comunista en la poesía de Blas de Otero se convierte en un medio para el fin de su doctrina poética. Formalmente, la poesía social de Blas de Otero presenta rasgos propios muy marcados. Otero maneja a la perfección todas las posibilidades expresivas, desde los recursos más tradicionales al experimentalismo lingüístico más complejo; utiliza el verso libre, el versículo y formas semilibres; aparecen en su obra versos académicos y vanguardistas; prosa y verso; algunos, largos poemas, frente a otros brevísimos, como el conocido dístico "Poética", el poema más breve en lengua castellana. A título general, podría decirse que hay una tendencia a modelos cada vez más libres según el orden de composición: Pido la paz y la palabra y En castellano son más tradicionales que Que trata de España. Bibliografía de Blas de Otero Libros de poesía * Cuatro poemas, Editor J. Díaz Jácome, 1941. * Cántico espiritual, Cuadernos del Grupo Alea, San Sebastián, 1942. * Ángel fieramente humano, Ínsula, Madrid, 1950. * Redoble de conciencia, Instituto de Estudios Hispánicos, Barcelona, 1951. * Pido la paz y la palabra, Ediciones Cantalapiedra, Torrelavega (Santander), 1955. * Ancia, Editor Alberto Puig, Barcelona, 1958 [prólogo de Dámaso Alonso]. * Parler clair / En castellano, Pierre Seghers, París, 1959 [edición bilingüe de Claude Couffon]. * En castellano, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1960. * Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia, Losada, Buenos Aires, 1960. * Que trata de España, Editorial R.M., 1964 [edición castigada]. * Que trata de España, Ruedo Ibérico, París, 1964. * Historias fingidas y verdaderas, Alfaguara, Madrid, 1970. * Pido la paz y la palabra, Lumen, Barcelona, 1975 [introducción de José Batlló, primera edición completa en España]. * En castellano, Lumen, Barcelona, 1977 [primera edición en España]. * Que trata de España, Visor, Madrid, 1977 [primera edición completa en España]. * Hojas de Madrid con La galerna, Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores, Barcelona, 2010 Recopilaciones * Con la inmensa mayoría, Losada, Buenos Aires, 1960 [con Pido la paz y la palabra y En castellano]. * Hacia la inmensa mayoría, Losada, Buenos Aires, 1962 [con Ángel fieramente humano, Redoble de conciencia, Pido la paz y la palabra y En castellano]. * Que trata de España, Editora Nacional de Cuba, La Habana, 1964 [con Pido la paz y la palabra, En castellano y Que trata de España]. Antologías * Antología (y notas), Mensajes de Poesía, Vigo, 1952. * Esto no es un libro, Universidad de Puerto Rico, Río Piedras, 1963. * Expresión y reunión (1941-1969), Alfaguara, Madrid, 1969.Reedición (1981) * Mientras, Javalambre, Zaragoza, 1970. * País (1955-1970), Plaza y Janés, Barcelona, 1971 [prólogo de José Luis Cano]. * Verso y prosa, Cátedra, Madrid, 1974 [edición del autor]. * Todos mis sonetos, Turner, Madrid, 1977 [prólogo de Sabina de la Cruz]. * Poesía con nombres, Alianza, Madrid, 1977. * Antología poética, Bibliotex, Bilbao, 2002 [introducción de Pablo González de Langarika]. Inéditos * Poesía e historia. * Nuevas historias fingidas y verdaderas. Referencias wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Blas_de_Otero

Manuel José Othón

Manuel José Othón (San Luis Potosí, San Luis Potosí, 14 de junio de 1858 – Ibídem, 28 de noviembre de 1906) fue un poeta, dramaturgo y político mexicano que perteneció a los movimientos literarios del romanticismo y modernismo. Es autor del poema Idilio salvaje considerado uno de los poemas más representativos de México. Estudios y primeros años Nació en la ciudad de San Luis Potosí. Recibió instrucción básica en el Seminario Conciliar y estudió abogacía en el Instituto Científico y Literario (que posteriormente sería la Universidad Autónoma de San Luis Potosí) donde se tituló en 1881. Colaboró para las revistas y periódicos * El Búcaro * El Pensamiento * La Esmeralda * La Voz de San Luis * El Correo de San Luis * El Estandarte y * El Contemporáneo. Vida política Ejerció su profesión en comunidades tales como Cerritos, Santa María del Río, Guadalcázar, la misma San Luis Potosí, Saltillo y Torreón. Fue agente del Ministerio Público en su ciudad natal y profesor de su alma máter. Obtuvo el cargo de diputado federal y se integró al Congreso de la Unión en 1900. Vida literaria Othón empezó a escribir poemas desde los 13 años, mucho antes de iniciar su carrera como abogado. A los 21 años publica sus primeras obras bajo el nombre de Poesías y tres años después se editará un nuevo tomo bajo el nombre Nuevas Poesías. Sus poemas se centran en un tema: la naturaleza y la relación de hombre con la misma. Así, en 1902 aparece Poemas rústicos y en 1907 Noche rústica en Walpurgis. La obra más conocida de Othón, que además cuenta con reconocimiento internacional, es Idilio Salvaje, la cual fue publicada en 1906. Fue miembro correspondiente de la Academia Mexicana de la Lengua. Obra póstuma Murió en San Luis Potosí el 28 de noviembre de 1906. En 1964 sus restos fueron trasladados a la Rotonda de las Personas Ilustres del Panteón Civil de Dolores, en la Ciudad de Mëxico.4 Parte de la obra de Othón fue publicada después de su muerte en antologías de poemas, pero su obra póstuma más importante fue El himno de los bosques que lo realizó en la bella región de la huasteca tamaulipeca en el ejido Gallitos. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_José_Othón




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