Cargando...
a b c d e f g h i j k l m n o p q r s t u v w x y z Todos
Ramón Xirau Subías

Ramón Xirau Subías (Barcelona, 20 de enero de 1924) es un poeta y filósofo mexicano de origen catalán. Fue hijo único; sus padres fueron Joaquín Xirau Palau y Pilar Subías. Su lengua materna es el catalán. Sus primeros estudios los cursó en un colegio montessori en Barcelona, que la misma María Montessori visitaba ocasionalmente. Observa Ramón que "el mundo que conoció de niño, de bellos colores, de números precisos, exactos, y de geometrías perfectas" fue un terrible contraste con la Guerra Civil Española que después le tocaría vivir. En 1938, durante la guerra, sus padres permanecieron en Barcelona y a Ramón lo enviaron a vivir a Marsella, en donde estuvo alojado en una casa "con gran cantidad de libros y una ventana por donde podía ver el mar", mientras asistía al Liceo Périer. Aprendió muy bien el francés. Cumplió sus 15 años lejos de sus padres, en tiempos de guerra, preocupado de no saber de ellos más que muy de vez en cuando. En febrero de 1939, ya casi terminando la guerra, recibió de sus padres el mensaje de que habían logrado huir a Francia y le pedían que se reuniera con ellos en París, para abordar desde Cherburgo un barco que los llevaría a Nueva York y de ahí, en autobús a México. Ramón, de sólo 15 años, hizo el viaje en tren de Marsella a París. Después se enteraría que la huida de sus padres de España la habían efectuado "junto con Antonio Machado y su mamá, y otras personas, en una ambulancia que les fue proporcionada por José Puche Álvarez". Ramón llegó con sus padres a México en marzo de 1939, pocos meses antes de que en Europa los ejércitos nazis invadieran Polonia y con ello se iniciara oficialmente la Segunda Guerra Mundial. Se establecieron en un pequeño departamento de la Colonia San Rafael, por el cruce de las calles de Gómez Farías y de Sadi Carnot, desde donde frecuentemente caminarían juntos, su padre y él, a la Facultad de Filosofía y Letras, en el edificio de "Mascarones", en la esquina de Ribera de San Cosme y Naranjo. "Revelaré" --ha escrito Ramón-- , no creo que sea un secreto, lo que me hizo de veras mexicano. Vi a una persona, hablé con ella, le conté interminablemente historias temibles de la guerra vivida, de aquella guerra tal vez incivil; y me escuchaba. La conocí cuando ella hablaba con mi padre. Era Ana María Icaza, mi futura esposa. Mi padre me dijo que era pintora. Lo era. Pintaba muy bien". Ramón y Ana María se casaron en 1949. Tuvieron un hijo —Joaquín Xirau Icaza 2 (1950-1976)—, también poeta y escritor, que murió en Boston mientras estudiaba una maestría en la universidad de Harvard. En 2013, el Fondo Xirau Icaza instauró el Premio de Poesía Joaquín Xirau Icaza3 para ser administrado por El Colegio de México. El primero de estos premios le fue entregado el 20 de marzo de 2013 a Paula Abramo. Desde los años 1970s, los Xirau Icaza viven en una casa atestada de libros escritos en catalán, francés, inglés y español, en San Ángel, en la Ciudad de México. Estudios y labor académica En Francia, durante los años de la Guerra Civil Española, estudió en el Liceo Michel-Montaigne de París (1937-38) y en el Liceo Perier de Marsella (1938-39). Después, ya residiendo en México, estudió en el Liceo Franco Mexicano (1940-1941) y después en la Facultad de Filosofía y Letras (1942-1946), en el edificio de "Mascarones" que se encontraba en Santa María la Ribera, en donde su padre daba clases. Escribió su tesis sobre el método y la metafísica en Descartes y se tituló en 1946, apenas unos meses después de que su padre muriera en un trágico accidente. Obtuvo la nacionalidad mexicana en 1955. Obtuvo la maestría y más tarde el doctorado en filosofía, en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Ha sido profesor en el Liceo Franco Mexicano y en la Universidad de las Américas; más recientemente, es maestro en la Facultad de Filosofía y Letras e investigador del Instituto de Investigaciones Filosóficas, en la UNAM. Siguiendo la tradición establecida por su padre, le gusta recibir a un grupo íntimo de alumnos en su estudio, abarrotado de libros, en su casa de San Ángel. Es investigador emérito de la UNAM y miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Es miembro de El Colegio Nacional desde el 5 de noviembre de 1973;5 y del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República desde su fundación en 1994. Ramón también es miembro de la Academia Mexicana de la Lengua. Filosofía Xirau ha abordado diversos temas en su filosofía, como el significado del silencio, el sentido de la presencia y del tiempo vivido, la relación entre el mito y la poesía. Sin embargo, buena parte de su obra se dedica a explorar la relación de la filosofía y la poesía. La tesis central de Xirau en el campo de la filosofía de la poesía es la idea de que la poesía es una forma de conocimiento: «la poesía como conocimiento», es el lema de uno de sus libros más importantes, Poesía y conocimiento (1978). Xirau argumenta que la poesía constituye una forma privilegiada de conocimiento del mundo. La poesía nos da acceso a ciertos aspectos de la realidad, y en ocasiones nos puede llevar a trascenderla. Tanto la creación de poesía por parte del poeta, como su recreación por parte del lector formarían parte de un proceso de descubrimiento o de revelación del mundo, de un proceso de conocimiento de la realidad. Es a través de la combinación del lenguaje conceptual, imaginativo y emotivo de la poesía que ésta puede desvelar verdades. Algunos de sus ensayos críticos sobre poetas y poesía iberoamericanos han sido recogidos en Entre la poesía y el conocimiento (2001). Premios Reconocimientos Por su obra poética en catalán, así como por su labor ensayística y académica en francés, en inglés y en español, ha obtenido premios y distinciones relevantes como: * 1964: Caballero de las Artes y de las Letras otorgado por el gobierno de Francia. * 1965: Ordre national du Mérite otorgada por el gobierno de Francia. * 1975: Ordre des Palmes académiques otorgada por el gobierno de Francia. * 1979: Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica otorgada por el gobierno de España.8 * 1980: Premio Elías Sourasky otorgado por Funsalud. * 1988: Premio Internacional Alfonso Reyes, otorgado por la Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el Instituto Nacional de Bellas Artes, la Sociedad Alfonsina Internacional, el gobierno del estado de Nuevo León, Siglo XXI Editores y Ediciones Castillo. * 1990: Legión de Honor por el gobierno de Francia. * 1990: Premio Mazatlán de Literatura con Antología. * 1993: Académico de número de la Academia Mexicana de la Lengua, elegido el 26 de agosto de * 1993, ocupa la silla XIII desde el 25 de octubre 1994. * 1995: Premio Nacional de Ciencias y Artes (México) otorgado por el gobierno federal de México. * 1997: Premio Cruz de San Jorge otorgado por la Generalidad de Cataluña. * 2006: Gran Cruz del Mérito Civil otorgada por el Rey de España. * 2009: Medalla de oro de Bellas Artes otorgada por el Instituto Nacional de Bellas Artes de México. * 2009: IX Premio Internacional Octavio Paz de Poesía y Ensayo, compartido con Ida Vitale. * 2010: Medalla de Alonso de la Veracruz, otorgada por la Asociación Filosófica de México en 2010. * 2013: Homenaje en el Senado de la República Honoris causa Le ha sido otorgado el doctorado honoris causa por: * Universidad de las Américas (México) * Universidad Autónoma de Barcelona (1984) * Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) (2010) Obras destacadas * 1947: Duración y existencia * 1953: Sentido de presencia * 1954: El péndulo y la espiral * 1964: Palabra y silencio * 1964: Mito y poesía * 1964: Introducción a la historia de la filosofía * 1968: The nature of man (en colaboración con Erich Fromm) * 1970: Ciudades * 1974: De ideas y no ideas * 1979: Poesía y conocimiento * 1980: Entre ídolos y dioses / Tres ensayos sobre Hegel * 1983: Ars Brevis, epígrafes y comentarios * 1985: El tiempo vivido * 1986: Cuatro filósofos y lo sagrado * 1995: Memorial de Mascarones y otros ensayos * 1997: Genio y figura de Sor Juana Inés de la Cruz Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Ramón_Xirau

Dulce María Borrero

El día de los padres nació en Cuba de la poesía de una mujer... ...La primera vez que se celebró en Cuba el Día de los Padres fue en el año 1938. Por la sensibilidad con que debía estar enmarcado, tenía que ser una poetisa quien diera vida al homenaje a nuestros progenitores, que desde entonces tendría lugar el tercer domingo de junio, y precisamente esa primera vez resultó el día 19 del sexto mes del año. La poetisa Dulce María Borrero de Luján fue la pionera de la conmoración, teniendo en cuenta que ya las madres tenían su día el segundo domingo de mayo, mes de las flores, resultó una idea excelente escoger al tercer domingo de junio, mes de inicio del verano, para congratular a los padres... Dulce María Borrero de Luján (1883-1945). Poetisa, bibliógrafa, publicista y notable pedagoga cubana. Destacada luchadora por los derechos de la mujer. Desde su juventud demostró poseer especiales dotes para el cultivo de las artes, las letras y, muy especialmente, la poesía. Nació en La Habana (Puentes Grandes) el 10 de septiembre de 1883. Era hija del Dr. Esteban Borrero, notable hombre de ciencia y educador, cuya casa llegó a ser el centro del modernismo naciente en Cuba; y hermana de Juana Borrero Pierra (1877-1896), figura imprescindible de las letras cubanas. Desde niña fue educada en las letras y continuó con su obra la tradición familiar iniciada por su abuelo paterno, su padre y su hermana Juana. Creció en una atmósfera artística y literaria, en medio de reuniones a las cuales concurrían otros escritores, como Julián del Casal y los hermanos Carlos y Federico Uhrbach. En 1895, debido a que el padre, Esteban, estaba involucrado con la causa revolucionaria, los Borrero se vieron forzados a emigrar a Key West (Cayo Hueso), en los Estados Unidos. Allí moriría Juana (en 1896, cuando todavía no había cumplido los 19 años), quien la había orientado en sus estudios. Dulce María publicaría entonces, en la Revista de Cayo Hueso, sus primeros versos, acompañados de sus propias ilustraciones, pues manejaba el lápiz y el pincel con bastante soltura y facilidad. Pasó luego a Costa Rica, cuando su padre fue a ocupar el cargo de delegado de la Revolución en ese país. Regresó a Cuba en 1899, después de terminada la Guerra de Independencia cubana, y comenzó a darse a conocer como escritora. En 1908, obtuvo el primer premio en los Juegos Florales del Ateneo de La Habana con el canto simbólico “Amor”, y medalla de la revista Cuba y América, por su soneto “¡Mayo!”. En 1912, recibió el primer premio y medalla de oro de la Academia Nacional de Artes y Letras por su libro de poemas Horas de mi vida. En 1914, obtuvo medalla de oro en el concurso del Comité Avellaneda por su composición “Alba de Gloria” y, en 1919, el premio de la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes por su colección de cantos y juegos para kindergarten. En la poesía de Dulce María Borrero hay una honda desesperanza en una delicada tonalidad lírica. Destaca una nota intimista y refinada, señalada por varios críticos. Sus versos fueron espontáneos y naturales, libres por completo de artificios, reglas o escuelas métricas. También escribió textos de reflexión crítica, como “La poesía a través del color” (1912), “El matrimonio en Cuba” (1914), entre otros, aparecidos en publicaciones como Cuba Contemporánea, Revista Cubana, Revista Bimestre Cubana y El Fígaro. Fue miembro de número de la Academia Nacional de Artes y Letras desde su fundación en 1910 y codirectora, con Miguel Ángel Carbonell, de sus Anales. En 1935, ocupó la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación. Fundó la Asociación Bibliográfica de Cuba (1937) y a ella se debe la creación de varias bibliotecas públicas. Pronunció conferencias sobre temas artísticos y literarios, así como sobre problemas educacionales y cívicos. Tuvo participación activa en pro de los derechos femeninos: defendió la incorporación de la mujer al ámbito de la educación y la cultura en artículos como “El magisterio y el porvenir de Cuba”, “La fiesta intelectual de la mujer: su actual significado; su misión ulterior” (1935) y “La mujer como factor de paz” (1938). Mostró un permanente interés por los problemas de Cuba; su cubanía se proyectó en conferencias, artículos periodísticos, folletos y actuaciones cívicas. Se distinguió por su agudo espíritu de observación y análisis, no sólo en lo referente al arte y las letras, sino también en relación con los estudios sociológicos y políticos. Como su hermana Juana, fue también Dulce María Borrero una muy distinguida pintora de flores y naturalezas muertas. Murió en La Habana el 15 de enero de 1945. Referencias Baracutey Cubano – http://baracuteycubano.blogspot.com.es/2011/06/el-dia-de-los-padres-nacio-en-cuba-de.html En Caribe – www.encaribe.org/index.php?option=com_content&view=article&id=381:dulce-maria-borrero-de-lujan&catid=87:literatura&Itemid=104

Horacio Pilar

Horacio Pilar fue un poeta nacido en Buenos Aires, la Argentina, en 1935, y fallecido en la misma ciudad en 1999. Fue uno de los fundadores de la J.U.P. (Juventud Universitaria Peronista). Por su libro “Amor y conocimiento”, en 1965 compartió el Premio del Fondo Nacional de las Artes con María Elena Walsh y Alejandra Pizarnik, hallándose preso debido a su militancia política. También conoció el exilio (en Brasil). Retornó a su país en 1988. Compuso letras de canciones con el guitarrista Juan Falú. En 2000 la editorial Atuel (Buenos Aires) editó su “Poesía completa” (constituida por “Poemas” de 1959, “Amor y conocimiento” e “Igual atacaría x 3”, más algunos textos incluidos en una publicación colectiva titulada “Cinco poetas”). El volumen, de 272 páginas, cuenta con una presentación de Jorge Quiroga y con un epílogo de Raúl Santana, ambos poetas argentinos que fueran amigos de Pilar. En mayo y junio de 2003 se realizó en el Centro Cultural “Raíces” de la ciudad de Buenos Aires, con la coordinación de Rolando Revagliatti, el Ciclo de Poesía “Horacio Pilar”. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Horacio_Pilar Horacio Pilar: La caza del arabesco por Raúl Santana Hay algo que si en un comienzo me dio mucha rabia, con el correr de los días y los meses se transformó en serena alegría: me refiero al silencio que casi todos los medios mantuvieron, primero con la aparición de Igual atacaría x 3. último libro de Horacio Pilar, y segundo con su muerte. Salvo la contratapa que le dedicó Antonio Dal Masetto en Página 12, no tenemos noticia de ninguna otra mención. Al principio me indigné y hasta llegué a pensar en una confabulación: después fui cayendo en la cuenta de que al fin Pilar nunca hizo nada por su poesía (salvo crearla) y mucho menos moverse en esos medios donde proliferan las pequeñas o grandes famas poéticas: esos medios donde la poesía pareciera surgir de recetas que imponen los diversos diccionarios poéticos de moda, estableciendo las dosis de imágenes, metáforas y también su sintaxis para alcanzar esa especie de escritura que pone con claridad en la página: la falta de imaginación, inspiración y creación en palabras discretas, acertadas y sin mayores alternativas; digamos una poesía razonable. Era natural que un poeta de la talla de Horacio Pilar, intenso, desprolijo, abierto, sin tics, fuera inaudible para todo ese mundillo de los medios que arribó, por ejemplo, a esas "extraordinarias" periodizaciones que hablan de los 60, los 70, los 80 y los 90; periodizaciones ridículas que nada aclaran sobre la vida de la poesía, pero le dan a un vasto público algo así como un fixture del curso de la creación. La poesía de Pilar llega en diciembre, cuando tenía que llegar en junio, anuncia en octubre lo que fue de enero, pero canta, "como cantó Tirteo", para aquellos que —como escribió su gran amigo Federico Gorbea— (lo parafraseó) "velan, y no dejan perseguir sus oídos con un eco". Ellos no advierten el paso de los días, los meses y los años, cuando leen y gozan a los grandes poetas que siempre están convocando esa dimensión existencial —que aborda toda poesía que se tenga por tal—, para abrir ese interrogante que es una posible ecuación: ¿poesía y eternidad? En un poema de Pilar lamentablemente perdido, pero del que mi memoria guardó algunos fragmentos, dice el poeta: "La m suelta la o hasta el final del muerto / y hay por fin una cuenta parecida a la unidad del cero / después de una aventura numerosa. Y ese humito". Aquí vida es lo que acontece en la propia palabra entre la m y la o, esa o que también es el cero después de una aventura numerosa: y el humito (tan macedoniano) es porque a ese poema perdido Pilar lo había titulado "Elogio del suicida" y termina con unos versos que configuran todo un programa: "Lo que has hecho será llamado poesía por los que saben que las palabras libres atraviesan el corazón de los hombres y nos lavan con la mirada de los muertos". Vivos y muertos se entrelazan cuando las palabras se vuelven libres de esa temporalidad que asedia a nuestro tiempo. Cuando apareció Igual atacaría x 3 y tuve el honor de presentarlo, recuerdo haber dicho que me atravesaba una inquietud muy particular: es tanto lo vivido y compartido con Pilar que tanta sobreabundancia de motivos hacen —como habría dicho Pascal— otro infinito inabordable. Vienen a mi mente escenas, discusiones, locuras, invenciones, aquí y en el Brasil donde pasamos juntos una temporada y donde nuestra vida tuvo siempre un solo bajo continuo: la poesía. Otro motivo de inquietud es que se supone que una presentación nos anticipa o nos aclara algo del objeto tratado pero... ¿Qué pasa cuando el objeto es tan intraducibie que yo mismo lo llevo en la memoria como un goce que nada me da que yo pueda explicar? ¿Mi sabor o el de cualquiera sirve para desentrañar esta madeja que a cada rato configura su propia topología? Me apresuro a decir que no; en estas lides siempre circulamos por los bordes; entre la naturaleza y la cultura, crece el poema como esa singularidad irreductible que J. Derrida, acertadamente, comparó al erizo, ese bicho que defiende con sus propios pinchos su cuerpo y su intimidad. En cierto modo y de acuerdo con lo dicho, todo poema conllevaría un "igual atacaría" porque, aun sin deliberación, siempre constituye un ataque a esas pluralizaciones que hacen de la lengua una cárcel y entrecortan la mente y la respiración de los hombres con esa ilusoria claridad que, al menos por un rato, nos hace olvidar la opacidad de todo destino, Ante la Obra completa de Horacio Pilar, sólo podrían estallar algunos motivos de deslumbramiento en estos poemas que instauran su propia lógica y sus propios espesores semánticos, negándose a ser despojada de su cuerpo y de su resonancia: o todo o nada. En los poemas "Papa" y "Semántica", para citar sólo dos ejemplos de los endemoniados juegos que hace el poeta entre el afuera y el adentro del poema, estableciendo una extraordinaria tensión, nos dice en el primero: "He visto los tubérculos de la papa poseídos de un sudor penoso tornarse negros y tibios sobre la tabla de aquel galpón..." para concluir después de otra estrofa intermedia: "Los he visto ahora a través de breves años de memoria y he decidido enterrarlos aquí en este poema/ no por piedad". ¿Qué son estas papas que persisten en la memoria y de súbito son enterradas en el poema? En el segundo ejemplo, un poema dedicado al colibrí, concluye: "La puertita de esta poesía debe quedar abierta pues estos pajaritos no soportan el cautiverio y la palabra puertita debe quedar abierta y por lo menos un ojo tuyo debe quedar abierto porque en ojos cerrados no entran colibríes. Conclusión: / sólo Dios en la Virgen y una sola semántica". Aquí el poema se hace jaula y con qué velocidad y con qué gracia hace cortes inesperados adentro de la lengua. Estas modulaciones, tan frecuentes en la barroca alquimia de Pilar, estas dicciones dichosas y exultantes, más que juegos, son algunos de los sistemas de transformación que hace de sus poemas, verdaderas máquinas irreductibles que lanzan destellos a derecha y a izquierda brillando con una luz pareja. Así como hay poetas que nos enfrentan, monocordes, a una idéntica disposición de garganta, Pilar nos propone una multiplicidad de disposiciones como si lo presionaran de abajo, de arriba, o de ambos costados, haciendo de su voz una extensa polifonía que no se priva de nada abordando desde la semántica hasta un intimismo de música de cámara (como en los poemas Exilio I, II, III, IV). Pero ya ven, me encuentro pecando de lo que advertí y ya estoy tratando de explicar lo que llevo en el corazón que, como dijo G. Deleuze: "Es el órgano amoroso de la repetición". ¿Qué hace mi cabeza —órgano de los intercambios— atisbando abordando mi corazón? ¿Podrá pasar algo de un órgano a otro? Hace muchos años, en 1960, Pilar escribió un poema que puede ser una respuesta para este dilema: "La víbora su elástico puñal está caída está abajo del mundo a la altura del pozo enroscada en su peso con su hechura de rama sin brote de árbol desesperado que se come los pájaros por el sabor del cielo". Tratando de desentrañar al poema, a la cabeza le pasa como a la víbora de Pilar: sólo se come los pájaros pero el sabor del cielo exige otra boca, otro paladar. El 15 de febrero de 1999, un mes antes de cumplir los 64 años, Pilar, que había estado toda su vida tocado por la gracia, nos sometió a la gravedad de su muerte. Entre los amigos el anecdotario de su paso es inacabable, y siempre aparece Pilar conjugando esos elementos imponderables, que en su boca se combinaban como relámpagos e hicieron de cada momento de su existencia, aun en el dolor, instantes de bondad, belleza y poesía. Queda una obra poética llena de sobresaltos como su propia vida pero, tal como creo que él hubiera querido, abierta y trabajando hacia el porvenir. Cuando éramos jóvenes y andábamos día y noche por las calles y los cafés de esta ciudad que Pilar tanto amaba, entre las locuras que hacíamos, hubo un juego que retorna a mi mente con mucha fuerza: se trataba de la caza del arabesco. Horacio se quedaba mirando al vacío, acechante, y de pronto gritaba ¡un arabesco! extendía su mano hacia la nada delicadamente, lo tomaba (preferentemente por alguna punta) y comenzaba a hacer movimientos como si el arabesco se resistiera. Luego explicaba con toda seriedad que había arabescos rectos, curvos, y que los más difíciles de cazar eran los que combinaban las dos formas; decía que están en todas partes y que hay que prestar mucha atención porque son invisibles y exigen una gran concentración. Recuerdo el sobresalto de una señora que viajaba tranquilamente en el tren cuando Horacio, luego de advertirle, cazó un arabesco en frente mismo de su cara. Ese juego inocente de muchachos irreverentes volvió a mi mente con mucha fuerza, cuando comprendí que esos arabescos que están en todas partes y son invisibles, pues bien, son la poesía. Buenos Aires Agosto de 1999 Referencias nodo50.org/exilioargentino/2004/2004_Marzo2quincena/horacio_pilar.htm

Francisco de Medrano

Francisco de Medrano (Sevilla, 1570 - Sevilla, 1607) poeta español, de tendencia clasicista dentro del Barroco. Vida Este horaciano poeta fue hijo de una familia escasa de dinero formada por Miguel de Medrano y María de Villa. Francisco de Medrano inicia probablemente sus estudios en el colegio sevillano de San Hermenegildo y posteriormente ingresa en la Compañía de Jesús en Montilla 1584. Durante los siguientes años estudió arte, filosofía y teología, y enseñó en Córdoba, Salamanca (1592) y allí se ordena sacerdote; luego va a Valladolid y en 1597 al Colegio de la Compañía en Monterrey, Galicia; vuelve a Salamanca y en 1602 abandona la Compañía, quizás por haber simpatizado con algunas posturas rebeldes en las controversias internas que por aquel entonces agitaban la orden, y regresa a Sevilla, donde vive hasta el final de sus días como sacerdote secular, y se ocupa de una de las propiedades de la familia, la finca de Mirarbueno, que le sirve de refugio e inspiración poética. En estos últimos años se relaciona con los círculos literarios de la ciudad y continúa con su labor poética. Aunque no se conocen las causas exactas de su fallecimiento, hay numerosas alusiones a continuos problemas de salud desde su infancia. Obra La producción poética de Francisco de Medrano se enclava más dentro de la Escuela de Salamanca que dentro de la sevillana; se compone primordialmente de 34 odas y 52 sonetos. y su eje es una continua imitatio, no sólo de su modelo principal, Horacio, sino de otros autores, entre ellos Tasso, Ludovico Ariosto, Boecio, Plinio el Viejo. Su temática es amorosa y elegíaca, y en algún caso casi ascética. El rasgo principal que caracteriza a estas composiciones es la imitación de Horacio, siguiendo una costumbre arraigada en la poesía española del Siglo de Oro compartida con Fray Luis de León, entre otros. Sin embargo, a diferencia de muchos de sus coetáneos, como Góngora, mantiene un estilo alejado de los excesos del Barroco. A pesar del lugar secundario que ocupan sus poemas en la literatura española, algunos críticos del siglo XX como Cernuda o Dámaso Alonso han intentado llamar la atención sobre su calidad literaria, ocupándose este último de la edición de su poesía y publicando Vida y obra de Medrano (Madrid, 1948, vol. I; con Stephen Reckert, vol. II, Madrid, 1858). Su lírica amorosa está dirigida a Flora, identificable con una tal doña Inés de Quiñones, a Amaranta (María de Esquivel), a Amarilis, de quien se ignora el nombre, y a Catalina de Aguilar. Sus obras se publicaron en el raro volumen Remedios de Amor (Palermo, 1617) de Pedro de Venegas y Saavedra; junto a los Remedios de Venegas aparecen las poesías de Medrano. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_de_Medrano

Carmen Alicia Cadilla

Carmen Alicia Cadilla Poetisa puertorriqueña, nacida en Arecibo en 1908. Autora de una producción lírica que, por su hondura y brillantez, ha sido traducida a los principales idiomas del mundo, está considerada como una de las grandes voces de la poesía femenina puertorriqueña del siglo XX, junto con Julia de Burgos y Clara Lair. Además, en compañía de estas dos autoras se ha distinguido también por su encendida defensa de la promoción de la mujer en la isla antillana. Alentada desde muy temprana edad por una acusada vocación poética, Carmen Alicia Cadilla se dio a conocer como escritora por medio de unas composiciones primerizas que publicó en la revista Puerto Rico Ilustrado. A partir de entonces, su compromiso con la literatura difundida a través de publicaciones periódicas se mantendría firme a lo largo de toda su andadura literaria, de tal modo que gran parte de su producción lírica habría de quedar diseminada por gran cantidad de periódicos y revistas culturales. Esta vinculación con la prensa periódica se consolidó definitivamente tras los estudios periodísticos que la joven escritora pudo seguir en la vecina isla de Cuba, merced a una beca otorgada por el gobierno de su propio país. Posteriormente -y ya de nuevo en suelo puertorriqueño-, hizo valer esta formación periodística en calidad de directora de la revista Alma Latina, de donde pasó a ejercer las funciones de redactora -gracias a su condición de funcionaria del Departamento de Instrucción Pública- en dos publicaciones dirigidas a los jóvenes lectores antillanos: el rotativo Escuela y la revista Semana. Por aquel entonces ya habían visto la luz sus primeras entregas poéticas, iniciadas por el volumen de versos titulado Los silencios diáfanos (San Juan de Puerto Rico: Imprenta Venezuela, 1931), al que siguieron los poemarios Lo que tú y yo sentimos (San Juan de Puerto Rico: Imprenta Venezuela, 1933) y, al año siguiente, Canciones en flauta blanca (San Juan de Puerto Rico: Imprenta Venezuela, 1934), obra que ya contaba con el respaldo de algunos de los grandes poetas hispanoamericanos contemporáneos, como la chilena Gabriela Mistral, autora del prólogo que lo encabezaba. Aunque un gran número de composiciones líricas de la escritora de Arecibo quedó impreso en los rotativos y revistas ya mencionados en parágrafos anteriores, lo cierto es que Carmen Alicia Cadilla recogió otros muchos poemas propios en sucesivos poemarios que fue dando a la imprenta en forma de libros autónomos; así, el resto de su producción poética se compone de otros títulos como Raíces azules (San Juan de Puerto Rico: Imprenta Venezuela, 1936), Litoral del sueño (San Juan de Puerto Rico: Imprenta Venezuela, 1937), Zafra amarga (San Juan de Puerto Rico: Imprenta Venezuela, 1937), Voz de las islas íntimas (Santo Domingo [República Dominicana]: Editora Montalvo, 1939), Diapasón (Mendoza [Argentina]: Brigadas Líricas, 1939), Ala y ancha (La Habana [Cuba]: Ediciones "La Verónica", 1940), Antología poética (San Juan de Puerto Rico: Imprenta Venezuela, 1941), Alfabeto del sueño: poesía niña (San Juan de Puerto Rico: Imprenta Venezuela, 1956) y Entre el silencio y Dios (San Juan de Puerto Rico: Ediciones Juan Ponce de León, 1966). Además, es autora de un extraordinario poemario inédito, Calendario lírico de Puerto Rico, que en 1964 fue galardonado con el primer premio de poesía en el V Certamen Literario Panamericano. Lógicamente, esta extensa e interesante producción literaria le ha valido a la autora de Arecibo otros muchos honores y reconocimientos, entre los que resulta obligado recordar el primer premio en el Certamen del Círculo de Escritores y Poetas Iberoamericanos, concedido en la ciudad norteamericana de Nueva York en 1966. Todas estas distinciones contribuyeron a acentuar su presencia en el panorama artístico e intelectual de su país a mediados del siglo XX, donde se destacó como miembro de la Sociedad de Mujeres Periodistas de Puerto Rico y de la Sociedad de Autores Puertorriqueños. A grandes rasgos, en la evolución estilística y temática de Carmen Alicia de Cadilla es fácil señalar una primera y pronunciada influencia de los modelos postmodernistas, que pronto dio paso a la asimilación de las nuevas formas vanguardistas para acabar situándose de lleno en los límites estéticos del movimiento atalayista. Sin embargo, dentro de ese peculiar tono poético, específicamente suyo, que mira siempre hacia su propia intimidad y analiza los pequeños hechos que la rodean (por insignificantes que puedan parecer), Carmen Alicia de Cadilla supo evolucionar personalmente hacia la recuperación de viejas fórmulas románticas todavía aptas para la expresión de ese sentimiento íntimo procedente de su pequeño mundo interior. Entre los temas más representativos de su obra, destacan la alabanza ante la contemplación del mundo, el deseo de alcanzar una vida idealizada y la exploración minuciosa de los sentimientos amorosos. Y en lo tocante a los aspectos formales, tal vez el hecho más significativo radique en la brevedad de que hacen gala casi todas sus composiciones. Referencias www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=cadilla-carmen-alicia

Carlota Caulfield

Entrevista a Carlota Caulfield (La poeta en tránsito perpetuo) por Maricel Mayor Marsán Nació en La Habana, Cuba (1953). Poeta, ensayista, editora y profesora de literatura hispanoamericana. Comparte su residencia entre Berkeley, California y Londres. Su peregrinar la ha llevado a muchas ciudades, pueblos, villas y rincones del mundo. Además de andarina, es inventora de cartografías, y practica la escritura como un acto de ponerse en camino. Es autora de Fanaim (El Gato Tuerto, 1984), Oscuridad divina (Betania, 1987), A veces me llamo infancia/Sometimes I call myself childhood (Solar, 1985), El tiempo es una mujer que espera (Torremozas, 1986), 34th Street & other poems (Eboli Poetry, 1987), Angel Dust/Polvo de Angel/Polvere D'Angelo (Betania, 1990), Libro de los XXXIX escalones/Book of the XXXIX Steps (Luz Bilingual, 1995), Estrofas de papel, barro y tinta (Cafè Central, 1995), A las puertas del papel con amoroso fuego (Torremozas, 1996) Quincunce (Cafè Central, 2001), At the Paper Gates with Burning Desire (Eboli Poetry Series, 2001), Autorretrato en ojo ajeno (Betania, 2001) Movimientos metálicos para juguetes abandonados (Consejería de Cultura de Canarias, 2003), El libro de Giulio Camillo/The Book of Giulio Camillo/ Il Libro de Giulio Camillo (InteliBooks, 2003) y Quincunce / Quincunx (Puerto del Sol, 2004) y Ticket to Ride. Essays and Poems (InteliBooks, 2005), A Mapmaker’s Diary. Selected Poems (White Pine Press, 2007). Otros libros: Visual Games for Words & Sounds. Hyperpoems for the Macintosh (InteliBooks, 1993), Book of XXXIX steps, a poetry game of discovery and imagination. Hyperpoems for the Macintosh –CDROM (InteliBooks, 1999). Ha editado From the Forbidden Garden. Letters from Alejandra Pizarnik to Antonio Beneyto (editora y co-traductora; Bucknell UP, 2003); Alejandra Pizarnik. Dos letras (Introducción y notas; March Editor, 2003), las antologías Web of Memories. Interviews with Five Cuban Women Poets (Eboli Poetry Series, 1997) y Literary and Cultural Journeys: Selected Letters to Arturo Torres-Rioseco. Co-editora con Miguel Angel Zapata. (Mills College Center for the Book, 1995). También es la editora de Voces viajeras. Poetisas cubanas de hoy (Torremozas, 2002) y en colaboración con Jaime D. Parra, The Other Poetry of Barcelona. Spanish and Spanish-American Women Poets (InteliBooks, 2004). Es co-editora, con Darién J. Davis, de A Companion to U.S. Latino Literatures (Tamesis, 2007). Su antología No soy tu musa. Poetas irlandesas contemporáneas, co-editada con el poeta inglés John Goodby, será publicada por Ediciones Torremozas esta primavera. Sus poemas han sido publicados en numerosas revistas literarias, entre las que se encuentran Haight Ashbury Literary Journal, Michigan Quarterly Review, Poetry San Francisco, Visions, Beacons, Turia, The Texas Review, Barcarola, Nómada, Cuadernos del Matemático, Textos, Aleph, AErea, Tercer Milenio, Walrus, Baquiana, Tsé-Tsé, 580 Split, Alga y CHASQUI. Su poesía ha sido incluida en las antologías Looking for Home. Women Writing about Exile (1990), These are Not Sweet Girls, Poetry by Latin American Women (1994), Poesía hispano-caribeña escrita en los Estados Unidos (1995). El gran libro de América judía (1998), Antología de la poesía cubana. Tomo IV. Siglo XX (2002), Poesía cubana del siglo XX (2002), Las poetas de la búsqueda (2002), So Luminous the Wildflowers. An Anthology of California Poets (2003), Breviario de los sentidos. Poesía erótica escrita por mujeres (2003), Blue Arc West. An Anthology of California Poets (2006), y El tiempo y las palabras. Literatura y cultura judía latinoamericana contemporánea / Times and the Words: Contemporary Jewish Latin American Literature and Culture. Hostos Review (2006). Entre los premios recibidos se encuentran el Premio Internacional “Ultimo Novecento”(Italia, 1988), “Mención de Honor” en el “Premio Plural” (México, 1992), “Mención de Honor” en el Certamen Internacional “Federico García Lorca” (Estados Unidos-España, 1994), Premio Internacional “Riccardo Marchi-Torre di Calafuria” (Italia, 1995), la Mención de Honor en del 1997 Latino Literature Prize del Instituto de Escritores Latinoamericanos de New York y el Primer Premio Hispanoamericano de Poesía “Dulce María Loynaz” (Islas Canarias, 2002). “De la poesía de Carlota Caulfield, nacida en La Habana en 1953, se ha hablado en sentido general relacionándola con la posmodernidad, la relación deseo-cuerpo-escritura, el budismo Zen, el intimismo y, basándose en una parte altamente referencial de su obra dedicada a la recuperación arqueológico-poética de lo femenino, se la ha vinculado con ciertas tendencias de la crítica y creación feministas contemporáneas.” MMM ¿En qué etapa de tu vida comenzaste a escribir? ¿Y, en qué idioma lo hiciste? CC Para contestar a tu pregunta, tenemos que viajar hasta mis siete años en La Habana, cuando empecé a anotar palabras en un diario muy bonito que mi padre me había comprado en New York. Palabras misteriosas que sacaba de un Larousse ilustrado, uno de los tesoros más valiosos de mi niñez. Palabras y más palabras. Y así escribí mis primeros poemas, para mis padres, y los ilustraba con semillas y hojas secas. Siempre me gustó dibujar y crear objetos de papel, pero nunca logré ni dibujar bien ni inventar lo que imaginaba, excepto en el poema. Escribía en español, mi primer idioma. Recuerdo anotar palabras en otros idiomas, en francés, por ejemplo, idioma preferido de muchos de mis ancestros irlandeses y catalanes sefarditas. El inglés siempre me pareció un idioma de sonidos raros, pero mi padre me enseñó a escucharlos. Después, en mi adolescencia, mis maestros de inglés fueron los Beatles. Ellos fueron mi cuerda de flores hacia la cultura inglesa, aunque yo ya leía a John Keats, por ejemplo. A los diez años gané un concurso de composición sobre José Martí. Recuerdo que me dieron un diploma muy elegante, y un libro de los Versos Sencillos. Lo mejor del premio fue celebrarlo con mis padres con un almuerzo en El Carmelo del Vedado. MMM Tu primer poemario, El tiempo es una mujer que espera, lleva un título que invita a la reflexión. ¿Se puede establecer alguna comparación entre tu vida y el tiempo de la espera CC La editorial Torremozas de Madrid publicó El tiempo es una mujer que espera en 1986. Con anterioridad, habían salido en San Francisco, en 1984, Fanaim, poemario bilingüe, artesanal y de poca tirada. El tiempo… reflexiona sobre dos temas principales: el viaje como desplazamiento físico y la celebración de una persona amada. Hay muchas geografías en este libro. Me resulta curioso que lo menciones en la entrevista, pues este libro se agotó muy pronto. No sé si porque un amigo mío compró muchos ejemplares para regalarlos a otros amigos (era su forma de probarme su gusto por mi poesía), o porque los poemas sobre amores imposibles gustan mucho, o porque dos revistas de moda, en México y España, publicaron varios de los poemas de este libro, y gané unos cuantos lectores. En cuanto a una comparación entre mi vida y el tiempo de la espera, sólo se puede encontrar en esos poemas. MMM ¿Cuál ha sido tu experiencia de trabajo con los poetas norteamericanos (no latinos), en cuanto a la participación en series de lecturas, talleres, traducciones y publicaciones en general? CC Llegué a San Francisco en 1983, después de haber vivido en Zurich y New York. Aunque había leído a Edgar Allan Poe, Walt Whitman, Emily Dickinson, Sylvia Plath, Ann Sexton, Erica Jong, Mina Loy, Robert Bly, y a otros poetas, no fue sino en San Francisco, a partir del año 1984, que mi lista de poesía norteamericana se amplió. En 1985 ayudé en la organización de la National Poetry Week que dirigía el poeta norteamericano Herman Berlandt en San Francisco. En un recinto enorme de Fort Mason, un lugar muy especial cercano al mar, empezó mi verdadero aprendizaje de la poesía contemporánea norteamericana, de la que no soy una especialista, pero sí buena lectora. Allí conocí al poeta Jack Foley, mi Virgilio hacia Kenneth Rexroth, Diane di Prima, Lawrence Ferlinghetti, Jack Kerouac, Robert Duncan, Julia Vinograd, H. D. Moe, Bob Kaufman, Michael McClure, y otros. Más recientemente conocí a Chana Bloch y a Stephen Ratcliffe. Con Foley colaboré en muchos proyectos de poesía durante varios años, y él fue también mi puente hacia la Beat Generation. Mi primera lectura en el Bay Area tuvo lugar en el entonces famoso Larry Blake's, de Berkeley, en diciembre de 1987. Allí conocí a varios poetas muy interesantes. He traducido algunos poemas de Foley al español, también he leído con él en varias librerías y centros culturales del Bay Area. Por aquellos tiempos yo editaba El Gato Tuerto, una gaceta de arte y literatura, y en ella publiqué a poetas norteamericanos. Te hablo de la década de los ochenta hasta los noventa. Después he estado algo alejada de la escena cultural de California, debido a mis viajes constantes a Londres y Barcelona. No hace mucho “volví” a ser parte de la escena poética del Bay Area cuando Paul Suntup editor de Tebot Bach, me incluyó en la antología de poetas de California So Luminous the Wildflowers en 2003 y en Blue Arc West, que se publicó en el 2006. En marzo pasado regresé “a la escena” de San Francisco, cuando fui invitada a hablar sobre los irlandeses en el Caribe en el acto inaugural de Crossroads. Irish-American Festival, un festival irlandés que se celebra todos los años en el Bay Area, y que estuvo dedicado a la presencia irlandesa en las Américas. A partir de febrero tengo algunas presentaciones de mi libro A Mapmaker’s Diary. Selected Poems, publicado recientemente por White Pine Press, en Oakland y Berkeley. Es así como regreso a los escenarios del BayArea. MMM ¿Prefieres escribir directamente en inglés o prefieres escribir en español y luego traducir lo que has escrito? CC El libro 34th Street and other poems, publicado en San Francisco en 1987, sólo incluye poemas en inglés, algunos de ellos los escribí directamente en inglés en New York. Mi amigo Chris Allen, periodista y editor norteamericano, los revisó, y editó disparates. Hoy me parece increíble que yo escribiera poesía en inglés y que creyera que lo hacía tan bien. Mis inventos gramaticales me divertían. Leer en inglés y escribir en inglés fueron mi manera de sentirme en casa en New York, y creo que, a pesar de muchas de las vicisitudes de mi vida de exiliada en la ciudad, lo logré. Guardo un diario de esa época, escrito en un inglés, muy sui géneris. 34th Street fue merecedor de cuatro reseñas, bastante buenas, en revistas literarias norteamericanas, Después todo cambió, y sólo escribo en inglés algo de prosa o notas para diccionarios. Mis traductoras Mary G. Berg y Angela McEwan son mi otra voz. Con ellas trabajo en las versiones de mi poesía. Y eso me encanta. MMM ¿Cómo mantienes el vínculo con otros escritores latinos o hispanos en los Estados Unidos? ¿Se puede mantener una relación a nivel de país, a pesar de las distancias geográficas que existen? CC Te mencioné anteriormente El Gato Tuerto, una gaceta de arte y literatura que edité en San Francisco entre 1984 y 1990. El Gato me puso en contacto con muchos escritores hispanos, latinoamericanos y españoles. Mantengo, desde esa época, la amistad con algunos. He conocido a muchos poetas y escritores en Congresos de Literatura y Conferencias de Traductores, como ALTA (American Literary Translators Association), en recitales de poesía, y gracias a otros escritores. A mediados de los ochenta, viajaba frecuentemente a México y allí hice amistad con algunos artistas y poetas. Después, empecé a pasar parte de mi verano e invierno en Barcelona, en los noventa. Continúo allí mi colaboración con poetas visuales y pintores. La publicación de Corner, una revista en la red, dedicada a las vanguardias, me sirvió de puente hacia artistas, escritores y críticos de muchos lugares. Aún puede leerse Corner en http://www.cornermag.org. Allí encontrarás un número dedicado a los poetas visuales de Barcelona, otro a artistas y escritoras de vanguardia, otro número es un homeaje a John Cage, en el que colaboran poetas, artistas y músicos de España, Estados Unidos e Inglaterra. Otros vínculos surgen gracias a lo que uno publica. A veces un poema, una reseña de libro o un ensayo, son los puentes hacia otros escritores. También la universidad es mi nexo hacia otros escritores hispanos en los Estados Unidos y hacia los latinoamericanos y españoles. Por ejemplo, uno de mis cursos está dedicado a la literatura cubana de la diáspora. Otro a la literatura cubana a partir de los años veinte. Otra de mis clases estudia la literatura judía latinoamericana en la que incluyo a varios escritores cubanos, por ejemplo a José Kozer y a Ruth Behar. Enseño también poesía latinoamericana y española. Hace unos meses salió en Londres, publicado por Tamesis, A Companion to US Latino Literatures, que coedité con Darién J. Davis, profesor de historia de Middlebury College. El pasado noviembre lo presentamos en el Instituto Cervantes de Londres, con la participación de Stephen Hart, profesor y crítico de literatura hispana, y el poeta cubano Jesús J. Barquet. Los libros son también puentes. En cuanto a la relación a nivel de país, si te refieres a Cuba, no puedo hablar de vínculos literarios, porque no los tengo, excepto con algunos escritores cubanos que viven en Estados Unidos. He escrito algunos ensayos sobre poetas cubanas, y en el 2002 la editorial Torremozas publicó Voces viajeras, una antología dedicada a poetas cubanas que viven en diferentes partes del mundo. He tratado de estar al tanto de lo que se publica en Cuba, pero no siempre es fácil. Mucha de la literatura cubana, de la Isla, que he leído en los últimos años, ha sido en antologías publicadas en México o España, y en traducciones al inglés en los Estados Unidos. De vez en cuando ha llegado a mis manos una revista literaria, y he leído algunos poemarios de las Ediciones Vigía. En el 2005 clausuré una exposición de libros de la Vigía en el San Francisco Center for the Book. Cerré con una lectura de mi poesía, y el lazamiento de mi libro de ensayos y poemas Ticket to Ride. También tengo un Marco Polo que me cuenta de los quehaceres literarios de la Isla. En el 2002 recibí el Primer Premio de Poesía Hispanoamericana Dulce María Loynaz en Islas Canarias por el manuscrito de Movimientos metálicos para juguetes abandonados. El libro se publicó en La Laguna, Tenerife en 2003, y los organizadores del premio hicieron una presentación del libro en La Habana, creo que en la Biblioteca Nacional. No estuve allí, pero varios amigos cubanos me contaron del acto. MMM ¿Qué piensas sobre el uso del español, cada vez más frecuente, en los Estados Unidos? CC Lo celebro. MMM ¿Cómo percibes el futuro de los escritores latinos o hispanos en Norteamérica? CC Como un buen futuro. Pero los escritores hispanos que escriben en inglés, sobre todo los narradores, siguen siendo los más conocidos y publicados en Norteamérica por las grandes editoriales. Pocas obras de hispanos que escriben en español se traducen al inglés. El lector promedio conoce mejor la literatura latinoamericana y española gracias a las traducciones. Hace unos años la editorial Harper Collins empezó a publicar una colección titulada Rayo dedicada a autores hispanos, y lo hace en inglés y en español. Es interesante ver que esto sucede. Hacen falta más revistas literarias como la Hostos Review/Revista Hostosiana que dirige el escritor peruano Isaac Goldemberg. Y como Baquiana, que tú editas. Son puentes no sólo hacia la literatura hispana de Estados Unidos, sino también hacia la literatura latinoamericana. MMM ¿Piensas que las mujeres y, en especial, las escritoras ya han logrado todas sus aspiraciones? CC Si te refieres a logros en el mercado editorial, diría que sí, en el caso de las narradoras. En el caso de las poetas, desgraciadamente no es así. Referencias Maricel Mayor Marsán - http://www.baquiana.com/Numero_LI_LII/Entrevista.htm

Juan Marinello

Juan Marinello. Destacado intelectual y revolucionario cubano. Ensayista que realizó notables estudios acerca de José Martí. Nació en el pequeño poblado de Jicotea, provincia de Villa Clara. Sus padres fueron Felio Marinello Fábregas, español, y Juana Vidaurreta y del Valle, cubana. Primeros estudios Realizó sus estudios primarios y secundarios en la ciudad de Santa Clara. Pasó después a la Universidad de La Habana, donde obtuvo los títulos de doctor en Derecho Civil —como alumno eminente—, en Derecho Público y en Filosofía y Letras. A principios de los años 20 amplió sus estudios en la Universidad Central de Madrid. Labor pedagógica La labor de Marinello como pedagogo fue extensa y abarcó varios países. Ejerció como profesor de Literatura Cubana y en el Instituto de Idiomas Moderno de la Universidad de La Habana; de Lenguaje, Literatura Española y Cubana en la Escuela Nacional para Maestros de La Habana. En México impartió clases de Historia del Arte en la Escuela Normal de Maestros de México, fue profesor de Literatura Hispanoamericana de la Escuela de Verano de la Universidad Autónoma de México en 1933 y 1936, y de Literatura Iberoamericana en la Facultad de Filosofía y Letras de la misma institución. Además, Marinello ocupó importantes posiciones en organismos internacionales: miembro permanente del jurado internacional de los premios Lenin por la Paz, presidente del Coloquio Internacional “José Martí” en la Universidad de Burdeos, y vicepresidente del Consejo Ejecutivo de la UNESCO. Representó al Movimiento Cubano por la Paz en importantes eventos internacionales como los efectuados en Varsovia, México, Budapest, Bruselas, Helsinki y Berlín. Presidió la delegación cubana a la Conferencia de los Pueblos, efectuada en la Habana en 1962. En enero de 1965 integró la delegación de nuestro país al Coloquio sobre Literatura Latinoamericana celebrado en Génova, Italia. Como embajador y delegado permanente de Cuba ante la UNESCO, participó en sus conferencias generales de 1964, 1966, 1968 y 1970, y tomó parte en el Coloquio sobre Lenin convocado por esa organización internacional, efectuado en Tampere, Finlandia, en abril de 1970. Trayectoria política En su condición de patrocinador del Congreso Mundial de la Juventud de Vassar College, asiste a sus sesiones, y en 1939 representó al Partido Unión Revolucionaria en el Congreso de las Democracias de Montevideo. Presidió después en Buenos Aires la Conferencia Continental de Ayuda a España. En Chile fue declarado Huésped de Honor de la Alianza de Intelectuales, con la adhesión de la Universidad de Santiago y de los Partidos del Frente Popular. Presidiendo el Partido Unión Revolucionaria Comunista, fue electo, representándolo, delegado a la Asamblea Constituyente de 1940, y fue allí su líder. El mismo año resultó electo candidato de su partido a la Alcaldía de La Habana y, dos años más tarde, representante a la Cámara. Presidió además la Comisión de Enseñaza Privada del Consejo Nacional de Educación y Cultura (1941), en la que desarrolló una intensa campaña nacional a favor de una enseñaza cubana y progresista. Dirigió el Partido Socialista Popular desde 1944 hasta su disolución. En las elecciones de junio de ese año fue electo senador por la provincia de Camagüey, y en 1946 ocupó la vicepresidencia del Senado. Fue candidato a la Presidencia de la República por el Partido Socialista Popular en 1948. Político de paz Juan Marinello Vidaurreta planteó: “El intelectual no puede dejar de ser político, sin que por ello tenga que dedicarse, primordialmente, a la política, porque eso depende también de las facultades personales”. Aproximarse al pensamiento y acción de una figura como Marinello conduce desde la perspectiva teórico conceptual a investigar y valorar el reconocimiento de sus ideas, su aporte ideológico, matizado por su carácter reflexivo, revolucionario, marxista –leninista y martiano, que tuvo la oportunidad de desarrollar. Su militancia en el PCC más que una concesión de la elite de poder, representó una gran conquista del movimiento revolucionario nacional e internacional, que veía ahora una de sus más caras aspiraciones materializadas, la legalización de un partido político marxista – leninista de los trabajadores. El periódico Hoy desde su fundación constituyó una trinchera de las masas populares en su combate y papel en la socialización del Marxismo-Leninismo y contribuyó de manera significativa en la formación del sentimiento antiimperialista e internacionalista del pueblo cubano. Fue un fiel exponente de nuestra prensa revolucionaria de la historia cubana. Su activa participación en la práctica política, lo convierte en un hombre de acción, que hace de la política y la ética una unidad inseparable. Sentó las bases para la distinción entre la política como expresión de la cultura y la cultura de hacer política. Su pensamiento marxista–leninista le permiten articular las tradiciones revolucionarias de Martí, desde una perspectiva diferente. La cultura política que posee le permite utilizar los recursos literarios para plantear los intereses, necesidades del pueblo cubano. Activo militante comunista, forjador de la unidad como elemento decisorio y estratégico para aprovechar espacios políticos sin hacer concesiones de principios. Su valía pasa por la extensa obra escrita, llena de conceptos, ideas y valoraciones que lo distinguen por poseer el don de la contemporaneidad, elemento altamente valioso en la dimensión cultural sin dejar de mencionar que al unísono están sus cualidades de líder innato de los oprimidos, defensor de las causas justas e incansable luchador por la independencia no sólo de Cuba, sino de América. Sujeto que se convierte en actor socializador del principio de la unidad como prerrequisito en la revolución cubana para la genuina democracia humanista. La política la utilizó como incesante gestión patriótica, creación espiritual. Formó parte activa de la vanguardia intelectual y política. En el confluyen el pensamiento martiano, marxista-leninista que promulga en cada espacio político. Devela en Martí la visión totalizadora de su pensamiento no solo para los cubanos sino para América Latina y Europa. Maestro de la ética revolucionaria al pronunciar sus discursos respetaba la diversidad de opiniones expresadas planteadas aunque no la compartiera. Sentó las bases de la cultura de hacer política. Sabía distinguir entre la política como expresión de la cultura y la cultura de hacer política. Revolucionó el arte y la política. Incansable luchador antimperialista como parte de las luchas por la independencia nacional. Aprovechó todos los espacios políticos para socializar las ideas emancipatorias y revolucionarias. Su visión le permitió utilizar alternativas en las nuevas condiciones, para reconocer hasta donde debía pronunciarse y conciliar sin renunciar a los principios que no son negociables. La década del 40 y 50 estuvo matizada por eventos que trascendieron los marcos de nuestra territorialidad, pero que de una manera u otra influyeron en la impronta de sus actores políticos. Se desarrolló la Segunda Guerra Mundial, cuya causa fundamental fue la lucha por un nuevo reparto del mundo entre las potencias imperialistas y el afán de aplastar el socialismo triunfante en la URSS. Se enfrentaban dos grandes bloques, el eje fascista liderado por Alemania y el antifascista por la URSS. En esta guerra se vieron involucrados casi todos los países del mundo. La obra de marinello continúa creciendo, particularmente la referida a Martí, logrando revelar su raigal humanismo y exponerlo como totalidad trascendente. En 1959, con el triunfo de la revolución, el comunista humanista sexagenario se integra en cuerpo y alma a la obra de la Revolución. En ella ve realizado los ideales por los que había trabajado durante toda su vida. Gran parte de su actividad la pone en función de la lucha por la paz, como portador de la Cuba socialista. Preside el Movimiento cubano por la paz y la soberanía de los pueblos. Trabaja con Fidel Castro en la reorganización de la vida partidista del país, ocupa la Rectoría de la Universidad de La Habana; actúa como Embajador y Delegado permanente de Cuba ante la UNESCO, entre otras tareas importantes. Juan Marinello promotor y líder de las luchas en este período y en constante enfrentamiento con el régimen gobernante en una de las tantas ocasiones que denunció la injusticia al pueblo para desenmascarar a la clase dominante expresó: “…Lo que nosotros queremos es lo mismo que asienta Engels en las últimas páginas de su libro insigne: el mantenimiento de la unión singular entre el hombre y la mujer, pero perfeccionada, limpia de los vicios que la sociedad capitalista les contamina. Y no podrá limpiarse de esos vicios mientras la sociedad esté organizada capitalísticamente. De ahí que el socialismo sea la mejor defensa del matrimonio verdadero” Se aprecia en Marinello su concordancia con el pensamiento martiano, puesto de manifiesto en su actividad y proyección antiimperialista y en su eterna lucha por lograr la equidad entre los cubanos en busca de la libertad y la paz, como condición suprema, así como librar a Cuba de los gobiernos títeres, que sólo piensan en satisfacer sus problemas individuales y del gobierno americano. Representó al Movimiento por la Paz de Cuba en importantes eventos internacionales como los efectuados en Varsovia, México, Budapest, Bruselas, Helsinki y Berlín. Presidió la delegación cubana a la Conferencia de los Pueblos, efectuada en la Habana, Marinello comprendió que la unidad es el elemento mediador que centra al hombre como máxima preocupación. La promulgación de su pensamiento humanista, visionario y renovador constituyó la alternativa política que unido al accionar políticos se convirtieron en estrategia para resolver los problemas acuciantes de Cuba y de América. "Pero ese carácter universal de la lucha por la paz está –y el caso de nuestros pueblos lo evidencia indiscutiblemente-, asentado en las luchas nacionales. Entendemos la lucha por la paz como una batalla decisiva por la soberanía de cada uno de nuestros pueblos. Así, al paso que cumplimos nuestro deber patriótico, trabajamos por un mundo mejor. Mientras damos a la lucha por la paz el indispensable ámbito universal, combatimos a los causantes de nuestras desdichas nacionales." Aquí se han recordado unas palabras admirables de José Martí: “en todos los problemas, el porvenir es la paz” Y el problema que ahora se ventila es precisamente, el de la paz. Asegurar a la paz es asegurar el porvenir. También nuestros pueblos han hecho suya la causa de la vida. Y la vida es siempre invencible por los que son dignos de honrarla con su valor y con su coraje. En el pensamiento evolucionista de Marinello se evidencia su esencia humanista que sentó pautas en el ejercicio del poder político, vinculado a su ideología marxista–leninista, en la búsqueda de justicia y ética revolucionaria. “Debe quedar definitivamente aclarado en este Congreso que la lucha por la paz es la lucha por nuestra soberanía, por nuestra libertad, por nuestra democracia, por nuestra justicia y por nuestro progreso. La lucha contra la guerra está tan unida, como hemos visto, a nuestra suerte colectiva, que no podemos entenderla como algo ocasional, transitorio y efímero. La lucha por la paz es la primera tarea y la primordial reivindicación de los pueblos del mundo; pero para nuestras patrias latinoamericanas significa, además, la vía irrenunciable para lograr nuestra liberación política y económica. Decir que sólo los comunistas luchan por la paz, es hacerles un honor muy alto; es aceptar que sólo los comunistas luchan por la paz, es hacerles un honor muy alto; es aceptar que sólo ellos quieren el bienestar de América. Y no es así. Nuestra liberación importa al liberal y al conservador, al católico y al protestante; formar en las columnas de la paz no es ceder a la acción de un partido sino cumplir un deber patriótico y humano. Y como nuestro Continente está poblado de millones de hombres y mujeres de sentimientos humanos y generosos, la movilización por la paz es invencible.” Raúl Castro, al referirse a Marinello y lo que representó para el proceso revolucionario expresó: “Pero, casi no hay que decir que una Revolución como la cubana no alcanzaría su singular magnitud si no obedeciese al dictado primordial de su tiempo, la instauración de la sociedad socialista. “Ha sido un hombre de su tiempo, porque ejerció su alta estatura intelectual y su fina sensibilidad artística, como Rubén Martínez Villena, sinceramente ajeno a vanidades y reclamos; porque se mantuvo siempre fiel a su propia obra, y como en ella, no pugnaron nunca en su conducta el mérito con la modestia, los honores con la humildad. De él puede decirse que encarnó las cualidades a las que nos convocara el compañero Fidel al concluir su Informe al I Congreso del Partido cuando exhortó a «que la honestidad más absoluta, la fidelidad sin límites. Durante la Revolución presidió la Sociedad Cubano-Mexicana de Relaciones Culturales; fue designado rector de la Universidad de La Habana, en la que realizó la reforma universitaria, y fundó la Facultad Obrero-Campesina “Julio Antonio Mella”. Fue presidente del Movimiento Cubano por la Paz y Soberanía de los Pueblos, de la Mesa Constitutiva de la Asamblea Nacional del Poder Popular, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y del Consejo de Estado hasta su fallecimiento el 27 de marzo de 1977. Trayectoria revolucionaria A su regreso de Madrid colaboró con el líder estudiantil Julio Antonio Mella en el movimiento por la Reforma Universitaria, y junto a éste y a Rubén Martínez Villena en la creación de la Universidad Popular José Martí. Se vinculó a la vanguardia juvenil intelectual que emergió a la vida pública entre los años 20 y 30, período que él llamó la década crítica, en la que ocurrieron importantes acontecimientos, entre ellos la fundación de la Confederación Nacional Obrera de Cuba y el Partido Comunista. En 1923 fundó y dirigió junto con Martínez Villena la Falange de Acción Cubana, y forma parte de la dirección del Movimiento de Veteranos y Patriotas en unión de Mella y Martínez Villena. Participó en la Protesta de los Trece de la Academia de Ciencias contra un mundo de corrupción administrativa del gobierno de Zayas, y fue procesado junto con sus compañeros. Muerte Muere el 27 de marzo de 1977 en La Habana, Cuba. Obra Fundador y vicepresidente de la Institución Hispano-Cubana de Cultura (1926), integró el Grupo Minorista, que en 1927 publicó una declaración contra el clima político imperante y la dependencia imperialista. En ese año contrajo nupcias con María Josefa Vidaurreta y del Canal. Marinello creó, dirigió o colaboró en importantes publicaciones progresistas latinoamericanas y europeas, como la Revista de Avance (1927-1930), de gran significación en la vida cultural, y el periódico La Palabra, vocero de las masas trabajadoras cubanas. Fue uno de los editores de la revista Masas, órgano de la Liga Antiimperialista de Cuba, así como de Venezuela, Libre, periódico que luchó contra la tiranía de Juan Vicente Gómez. Fundador de la revista Mediodía, de notable influencia en la política nacional. Editó, con un grupo de escritores revolucionarios, la revista Mensaje, en la época de la dictadura de Batista, y colaboró en La Carta Semanal, periódico clandestino de los comunistas cubanos, durante la misma etapa. Combatiente contra la dictadura de Machado, Juan Marinello Vidaurreta cumplió condena de seis meses de prisión en el presidio de la antigua Isla de Pinos, y la misma dictadura lo obligó a asilarse en México. Del regreso del exilio, se reintegró a las tareas intelectuales y políticas. Doctorado en Filosofía y Letras y profesor del Instituto de Lenguas Modernas de la Universidad de La Habana, se incorporó a la manifestación estudiantil de 1930 en protesta contra el régimen de Machado. Fue detenido y acusado de instigador. En 1932, después de la muerte de Mella, presidió la Liga Antiimperialista. Asimismo, presidió el Primer Congreso Internacional Contra la Guerra, la Intervención y el Fascismo, celebrado en La Habana en 1934. En febrero de 1935 fue condenado con sus compañeros de la dirección de la revista Masas a seis meses de prisión, que cumplió en el Castillo del Príncipe de La Habana. Libertado, sufrió otro exilio en México, donde trabajó por nueve meses como periodista y profesor. En 1937 pronunció el discurso inaugural en el Congreso de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios y forma parte de su directiva. Viaja a España presidiendo la delegación cubana al Congreso Internacional de Intelectuales por la Defensa de la Cultura, preside la sesión de apertura en Madrid y pronuncia el discurso inaugural en representación de los Escritores Latinoamericanos. De regreso en Cuba, desarrolló una intensa labor a favor de la República Española, viajando a New York, donde tomó parte en actividades de solidaridad con el pueblo español. Reconocimientos y Condecoraciones Recibió importantes condecoraciones y reconocimientos de instituciones culturales, académicas y docentes, entre ellas: Doctor Honoris Causa en Ciencias Filológicas de la Universidad Carolina de Praga en 1963, la medalla Federico Joliot-Curie de Oro y Plata por diez y veinte años de militancia en el Consejo Mundial de la Paz y la Orden Caballero del Águila Azteca de México, entre otros. Bibliografía * Liberación: poemas (1927) * Juventud y vejez (1928) * Sobre la inquietud cubana (1930) * Americanismo y cubanismo literarios(1932) Poética * Ensayo en entusiasmo” (1933) * Momento español” (1937) * Actualidad americana de José Martí (1945) * Martí, escritor americano” (1958) * Meditación americana” (1959) * El pensamiento de Martí y nuestra Revolución Socialista(1962) * Contemporáneos (1964) * Creación y Revolución (1973) Referencias EcuRed - www.ecured.cu/index.php/Juan_Marinello_Vidaurreta

El padre Peñalosa

"Soy hijo del desierto, de este árido altiplano potosino donde una rosa apunta como un milagro" “A diferencia de otros poetas y sacerdotes religiosos, Peñalosa vivió y experimentó el mundo no como una teofanía del Cielo, sino como su presencia misma. Por ello su canto y su vida fueron una constante celebración y una búsqueda del acogimiento. Para Peñalosa el mundo es una bienaventuranza. Si no estuviera prometido el encuentro cara a cara con Dios, este mundo le habría bastado. Por eso su poesía nunca es desgarradora, sino alegre y puntuada de humor.” Referencias: http://blogs.periodistadigital.com/nidopoesia.php/2011/12/ Joaquín Antonio Peñalosa Santillán(San Luis Potosí, San Luis Potosí, 9 de enero de 1922 - Ibidem, 17 de noviembre de 1999) fue un sacerdote católico, escritor, catedrático y académico mexicano. Estudios y docencia Realizó sus primeros estudios en su ciudad natal, posteriormente se trasladó a la Ciudad de México para proseguirlos en el Colegio de los Misioneros del Espíritu Santo. De nueva cuenta en San Luis Potosí, ingresó al Seminario Conciliar. Se ordenó sacerdote en la Catedral de San Luis Potosí el 1 de noviembre de 1947. Estudió Letras en la Universidad Iberoamericana y obtuvo un doctorado en 1955. Ejerció la docencia impartiendo clases en el Seminario Conciliar de San Luis Potosí, en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí y en el Instituto Tecnológico de San Luis Potosí. Escritor y académico A lo largo de su vida, colaboró para diversas revistas, entre ellas: Lectura, Ábside, Señal, Sembradores, Orientación, La Familia, Humanitas, Letras Potosinas y Revista de la Semana. De 1948 a 1979, fue director de la revista Estilo. Adicionalmente colaboró para los periódicos El Heraldo de San Luis Potosí, y El Universal. Fue miembro del Seminario de Cultura Mexicana, de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, de la Sociedad Folklórica de México, de la Academia Potosina de Artes y Ciencias, y miembro correspondiente de la Academia Mexicana de la Lengua. Escribió más de noventa libros y más de tres mil artículos periodísticos. Murió en su ciudad natal el 17 de noviembre de 1999. Premios y distinciones * Rosa de Oro, por sus Cantos al gozo de María, durante el Congreso Mariano de 1954 * Premio Club España de Periodismo, en 1954. * Medalla de Oro de Casa Madero, por haber fundado el "Hogar del Niño", 1958. * Premio Manuel Othón, por su poemario Un minuto de silencio, en 1967. * Premio de Periodismo Francisco Martínez de la Vega, en 1981. * Presea Sor Juana Inés de la Cruz, en 1987. * Medalla al Mejor Ciudadano, por el Congreso de San Luis Potosí, en 1994. Obras publicadas * Entraña poética del himno nacional, 1955. * Miguel M. de la Mora, el obispo para todos, 1963. * Un minuto de silencio, 1966. * El mexicano y los siete pecados capitales, 1972. * Yo soy Félix de Jesús, 1973. * Cien mexicanos y Dios, 1975. * Elogio de la silla, 1977. * El ángel y el prostíbulo, 1977. * Vida, pasión y muerte del mexicano: notas de costumbrismo, 1985. * Poesía Guadalupana: siglo XIX, 1985. * Letras virreinales de San Luis Potosí, 1988. * Literatura de San Luis Potosí del siglo XIX, 1991. * Alrededores de Sor Juana Inés de la Cruz, 1997. * Humor con agua bendita, 1997. * Más humor con menos agua bendita, 1998. Referencias Wikipedia-http://es.wikipedia.org/wiki/Joaqu%C3%ADn_Antonio_Pe%C3%B1alosa

Jesús Delgado Valhondo

Jesús Delgado Valhondo (Mérida, Badajoz, España, 19 de febrero de 1909 - Badajoz, España, 23 de julio de 1993) fue un poeta español. Jesús Delgado Valhondo nació en Mérida el 19 de febrero de 1909, pero tras la muerte de su padre la familia se trasladó a Cáceres. A los seis años quedó marcado por las consecuencias de una enfermedad que durante el resto de su vida le dejó una cojera. Estudió magisterio y en 1934 aprobó la oposición de ingreso en el cuerpo de maestros, iniciando su carrera docente en Trevejo en el norte de Cáceres. Tras la guerra civil española, la Ley de 10 de febrero de 1939, que fijaba normas para la depuración política de funcionarios públicos, supuso una sanción y un traslado forzoso debido a su afiliación a Alianza Republicana y por haber ostentado el cargo de Secretario de la Unión General de Trabajadores en el sector de la enseñanza. Fue co-fundador de la revista literaria Alcántara (1945), y de la Asociación de Escritores Extremeños, del que hoy es presidente honoriario. Trabajó como articulista para el Diario Hoy y a través de su producción literaria, llegó a recibir el reconocimiento de artistas de renombre como Juan Ramón Jiménez1 que declaró: Ahora se escribe en España muy buena poesía. Aquí traigo un libro, La esquina y el viento, de Delgado Valhondo, nutrido de la mejor poesía moderna. En 1978 recibió el Primer Premio de Poesía "Hispanidad" y en 1979 se presentó en las listas de la Unión de Centro Democrático en las elecciones municipales, siendo elegido teniente alcalde de Badajoz. En 1988 le fue concedida la Medalla de Extremadura por sus méritos humanos, profesionales y literarios y en julio de 1993 fue nombrado Hijo Predilecto por el Ayuntamiento de Mérida. Desde su fallecimiento el 23 de julio de 1993, se han publicado varios libros recopilatorios tanto de su prosa como de su poesía, además de análisis de su obra por parte de otros autores, y en 2005 se creó la Fundación Delgado Valhondo para difusión y promoción de su obra. La Biblioteca Pública del Estado en Mérida lleva su nombre. Bibliografía Poesía * Hojas húmedas y verdes. Alicante, Colección “Leila”, 1944 * El año cero. San Sebastián, Cuadernos de poesía “Norte”, 1950 (presentación de Pedro Caba). * La esquina y el viento. Santander, Colección “Tito Hombre”, 1952. * La muerte del momento, en revista Gévora, número 32, Badajoz, 31 de junio de 1955. * Canto a Extremadura, en revista Gévora, números 33-45, Badajoz, 30 de agosto de 1956. * La montaña. Santander, Colección “La cigarra”, 1957. * Primera antología. Badajoz, Diputación Provincial, 1961. * El secreto de los árboles. Palencia, Colección “Rocamador”, 1963. * ¿Dónde ponemos los asombros?. Salamanca, Colección “Álamo”, 1969. * Canas de Dios en el almendro. Sevilla, Colección “Angaro”, 1961. * Cerrada claridad. Sevilla, Colección “Angaro”, 1973. * La vara de avellano. Sevilla, Colección “Angaro”, 1974 . * Entre la hierba pisada queda noche sin pisar (antología). Badajoz, Universitas Editorial, 1979. * Un árbol solo. Badajoz, Institución cultural Pedro de Valencia, Diputación Provincial, 1979. * Inefable noviembre. Algeciras, Colección “Bahía”, 1981; reeditado, con algunas variantes, bajo el título de Inefable domingo de noviembre, Cáceres, Institución Cultural “El Brocense”, 1982 * Poesía (1943-1988). Obras completas. Badajoz, Diputación Provincial, 1988 (con introducción de Ángel Sánchez Pascual). * Huir. Badajoz, Del Oeste ediciones, 1994 (prólogo de José Miguel Santiago Castelo). Prosa * Yo soy el otoño, colección Alcántara. * Cuentos y narraciones. Cáceres, editorial Extremadura, 1975. * Ayer y ahora. Badajoz, Universitas Editorial, 1978. * Abanico. Mérida, Patronato de la Biblioteca Pública, 1986. * Cuentos. Badajoz, Diputación Provincial, 1986. * El otro día. Badajoz, Menfis, 1990. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Jesús_Delgado_Valhondo

María Luisa Milanés

(...) Autora del primer manifiesto feminista que se conoce en Cuba: su valiosa Autobiografía, está casi olvidada. Poetisa bayamesa, vivió apenas 26 años, pero le bastaron para marcar con su impronta, no sólo las letras de su tiempo, sino, de forma muy particular, introducir el tema de género en los que serían, de unos años acá, los actuales estudios sobre el tema. Y es que su fino y culto temperamento, convirtieron a María Luisa Milanés en la incomprendida y rebelde autora de valiosos textos en verso y prosa que, por su calidad, la ubican entre una adelantada de las corrientes literarias que formarían parte de nuestras letras a partir de los años ‘40 del siglo XX. (...) Venir al mundo, ¿para crear? María Luyisa Milanés, nacida el 15 de julio de 1893, en el poblado bayamés de Jiguaní, de la antigua provincia de Oriente, y en una familia de la que saldrían figuras de nuestra historia (valga un ejemplo: fue sobrina de Margarita Estrada, hermana del primer presidente Tomás Estrada Palma), por su talento y formación, pudo estudiar en los mejores centros educacionales de la época, como el Colegio Francés y el Sagrado Corazón. Ya de pequeña escribía versos y había oído en su hogar y de boca de sus padres, poemas de José María Heredia, Juan Clemente Zenea y Plácido, entre otros destacados autores de la centuria que la vio nacer, como asimismo, pintaba y tocaba el piano («el arte sublime que me hacía soñar»), según nos cuenta la ensayista y narradora María del Carmen Muzio en la valiosa biografía: María Luisa Milanés, el suicidio de una época, publicada por las capitalinas Ediciones Extramuros en el 2005. Justamente, con apenas 19 años, ya dominaba el inglés, el francés y el latín; de tal suerte, durante su educación en esos centros, leía lo mejor de los clásicos de las literaturas españolas, inglesa y francesa. Y se interesó por un género entonces en boga en Europa, la novela psicológica («se apoderó de mi alma el amor la novela psicológica, que había de perdurar y fructificar más tarde», nos dice en su Autobiografía), pero también por la Astronomía, algo raro en una mujer de esos años. Al culminar sus estudios, frisando los 20 años, regresa a Bayamo, entonces una ciudad bastante atrasada en las costumbres de sus pobladores, al punto de que allí, como en muchas otras regiones del interior, no era común que una joven leyera y escribiera versos, aunque fuera de familia acomodada. Durante su etapa de estudios, lo mismo en su hogar que en las escuelas religiosas, ya comenzaría a chocar con la férrea educación las ‘tías’ y de tales centros, donde se formaba a las chicas para ‘mujeres del hogar’, ‘buenas esposas’ y ‘dulcísimas madres’. Así, en unas breves vacaciones, el padre la llevó a su hogar en Bayamo, donde «mi madre —según la poetisa contaría en su Autobiografía— quedó dolorosamente impresionada por mi cambio de carácter. Había olvidado la risa. Las viejas tías, al cambiar por completo mis hábitos, cambiaron mi naturaleza espiritual. Mi alegría dejó de ser un gesto natural para encarnar una recompensa. Y eso es un error. […] En ocasiones, «pierdo el color y la vista, y el control de mí misma, y caigo en una abulia mental y espiritual dolorosísima, que, hiperestesiada, me ha llevado a veces hasta la desesperación. Y como no hablo ni lloro, ni desahogo mi temperamento, la tempestad dura, y me enerva. Y para evitarla me he sentido siempre capaz de renunciar hasta a la misma vida. Y como mis gritos, mis cantos, mis retozos provocaban las violencias de aquellas tres pobres viejas, tan buenas y cariñosas, pero chapadas tan a la antigua, renuncié a los juegos… Porque ellas pensaban que ya a los diez años, la mujer debe ser ‘formal, hacendosa y callada para demostrar lo que será después’.» La poetisa se rebela, pero... Nunca quiso publicar sus poemas y sólo serían conocidos, tras su desaparición física, gracias a un número especial de Orto, la importante revista especializada de la vecina ciudad de Manzanillo. Baluarte de la cultura cubana de aquellos años, la publicación fue dirigida, desde su creación, por el poeta Juan Francisco Sariol, quien dedicó esta edición en homenaje a la poetisa. En las páginas de la Edición extraordinaria en homenaje póstumo a la excelsa poetisa María Luisa Milanés (1920), se aprecian las cualidades literarias de Liana de Lux, seudónimo adoptado por la poetisa, para ocultarse y así poder escabullirse de los torpes prejuicios de la época, cuando a una provinciana casada se le prohibía publicar sus versos. Se debe comprender a esta mujer, quien, con sensibilidad y espíritu no comunes, se sentía condenada, por las circunstancias epocales, a una mediocre existencia dedicada a las elementales tareas del hogar, al que estaba atada por un padre y un marido machistas. El padre la adoraba y complacía sus caprichos hasta que se casó en contra de su voluntad. El dolor, la frustación y más, mucho más El epicentro de su obra en versos es el dolor y la frustración por no poder dedicarse a las letras ni al arte, sus fervientes pasiones. Y aunque quiso rebelarse ante tal status, desapareció tempranamente, quizás al ver qué imposible resultaba entonces luchar contra el dominio del hombre o, lo que es lo mismo, el demonio del machismo en aquella sociedad y época, marcada por la también machista cultura hispana. La muerte, muy pensada por la poetisa, resultaba tema común en su obra, toda vez que veía truncos sus afanes y acaso, tal una obsesión, intuida acaso como una liberación, una redención de la existencia. Así en sus poemas «Jan Noli Tardare», «Ya yo me voy consciente» y «Hago como Spartaco» refleja tal sentimiento. En el primero alude, poéticamente, a «las mariposas negras del suicidio». Pero será en el soneto «Yo quiero hartarme de llorar», donde mejor y con más calidad refleja este pensamiento. Allí clama, quizás anticipando su pronta muerte: sólo un mes y medio antes de desaparecer, el 12 de octubre de 1919. Yo quiero hartarme de llorar, yo quiero Desmenuzar mi amor y mis dolores Demoler mi ilusión, mi pesar fiero Y acabar mis recuerdos y rencores. Yo quiero hartarme de llorar mis lágrimas Que jamás calman mi añoranza intensa Que no se llevan mi desgracia inmensa Ni borran, cuando corren, mis nostalgias Yo quiero hartarme de llorar, rendida Por el dolor, por la injusticia helada Y en llanto rojo al fin, dejar la vida. Contar su vida A pesar de la calidad de su escasa, pero valiosa obra poética, lo más importante de sus letras radica en su Autobiografía, donde narra sus ansiedades, avatares, y frustraciones. Son reveladoras estas breves e intensas páginas, en las que, al margen de su calidad, se confiesa ante sí misma, pues ella nunca pensó publicarla. Allí, dice: No soy dueña de mí misma. En ese mundo en que tanto se cantea, se precisa y se saca a relucir el libre albedrío, no se es dueño siquiera de vivir la vida; hay no sólo que dejar que se la vivan a uno, sino que querer o demostrar que quiere uno que lo lleven de la mano y le reglamenten el amor, el deseo, el talento, el placer, el dolor y hasta el más supremo de los derechos: el de vivir o no. […]… la vida de la mujer latina es un ferropusiato. Todo está previsto, marcado, arreglado, medido y, hasta duplicado por si se pierde, se confunde o se olvida el ‘proyecto de vida’. No tiene el derecho de sus emociones, de sus inclinaciones, de sus aficiones, de sus aspiraciones, de su talento, sino el deber de lo que ‘está bien’ y la prohibición de lo ‘que está mal’. Es decir, que está sometida a un código fantástico, envilecido y anormal, que prescribiéndole ‘lo que está bien’ y prohibiéndole lo ‘que está mal’, le prescribe la hipocresía y le prohíbe ser honrada. Sí, porque ser honrada des seguir la ley natural, ser veraz, ser franca. En otro momento, condena la poetisa: Tenemos también que entre los hombres latinos está tan reciente, tan vivo, tan entero el hombre prehistórico, que no se conciben relaciones afectuosas y menos afectuosas entre personas de diferente sexo que por decencia, por consciencia, por posesión y control de sí, sean asexuales y asensuales. Y como consecuencia de la esencia y el alcance de todo lo dicho, tenemos que la cultura, la erudición, la educación, el talento cultivado, la mentalidad fuerte y serena, está en la mujer latina, mucho menos que en embrión. Que en los casos en que se persigue un fin tan noble y puro como este, la mujer, para adelantar, formarse y progresar, necesita relacionarse con el hombre porque es el hasta aquí cultivado. Aún en otro instante, deja sentado: Yo me limito a sonreír, a hacer creer que creo ‘que no está bien’ que yo escriba, porque eso no es cosa de mujeres, ni las amistades, ni la publicidad, son cosas distinguidas, y con el más supremo de todos mis derechos, me reservo el de reunir, para aquellos que me acogieron con júbilo fraternal, ‘lo que di de mí’… Por eso, en las propias memorias, añade algo no menos importante de su etapa de soltera: Mi tiempo de soltería no ofrece interés ni quiero repasarlo. Una soltería exactamente igual a las de todas las mujeres aldeanas cuyos padres tienen un poquito de dinero. Unos días llenos de piano, de pintura, de bordado. Jamás vi lo que era un baile. No tuve una amiga cuya conversación no oyera todo el mundo. Jamás salí sola. Jamás salí sola. Jamás tuve ninguna libertad de ninguna clase. Puede decirse que yo, asustada por la violencia del cambio, no revelé mi verdadera personalidad. No hablaba mucho, no reía. Mis párpados cubrían mis ojos casi constantemente. Y a solas, en la noche dormida, lloraba mucho… Mas, un fragmento que define aún más la paupérrima condición espiritual a que se vio sometida esta sensible mujer, es el siguiente, que, aunque brevemente, confiesa sus atribulaciones ya casada: El 19 de septiembre de 1912 me casé y no puedo decir que a gusto de mi familia; permanecí con ella todavía cerca de un mes, a causa de ciertos arreglos que tardaron, y el 10 de octubre fui a formar un nuevo hogar. Que no fructificó. Por lo cual, hoy que tengo los ojos abiertos, me congratulo. Es lo menos que puedo hacer. Por no haber cometido el crimen de traer a la vida más hombres que hicieran llorar las mujeres ni más mujeres a quienes hicieron llorar los hombres. Y sin embargo, en mis primeros tiempos yo lo deseaba ardientemente, lo soñaba, llorando de angustia. ¡Y no falto quién pensara que yo, pobre yo!, tan tierna, tan cándida, tan niña, no reunía condiciones para la maternidad. Quiero pasar por alto también toda mi vida de casada. No seré yo quien deje mis dolores al descubierto, ni quien profane mis gozos, publicándolos. Voy a resumir mi vida entera con estos versos del poeta mexicano Amado Nervo: He sufrido como todos y he amado. ¿Mucho? ¡Lo suficiente para ser perdonado! Y para concluir, quiero transcribir el último fragmento de su Autobiografía, donde insinúa por qué destruyó su papelería, escrita durante tantos años con talento, cultura y amor: Y voy a mi obra literaria en prosa y en verso. Causas ajenas a mi voluntad me han obligado a destruirla toda, salvo pequeños especimenes, los más en verso. Yo llegué a completar siete obras en prosa, extensas, puesto que hubiera hecho, cada una, un tomo de los más gruesos de la biblioteca Renacimiento. Hasta aquí, este retrato de María Luisa Milanés, la casi olvidada poetisa bayamesa que, por las limitaciones de la época que le tocó vivir, frustró sus enormes posibilidades como poetisa y narradora cubana de su tiempo, perdiendo de esta manera nuestras letras uno de los genuinos valores de lo que hoy se define como discurso femenino en la poesía y la prosa. Temática: Libro y Literatura compartir en: Lector crítico Referencias http://www.cubarte.cult.cu/periodico/opinion/6731/6731.html El 9 de octubre de 1919 la ciu­dad de Bayamo fue tes­tigo de un suceso trágico que derivó en escán­dalo: María Luisa Milanés se hizo un dis­paro que tres días más tarde pon­dría fin a su vida. Este hecho local pudo haber ocu­pado ape­nas un renglón en las estadís­ti­cas de sui­cidios si su pro­tag­o­nista no hubiera sido tam­bién una escritora. Dejó incon­clusa su auto­bi­ografía y sólo llegó a pub­licar algunos poe­mas en la revista Orto, bajo el seudón­imo Liana de Lux: sin­u­osi­dad, ver­dor que se desprende silen­cioso en busca de una luz que para ella nacía y moría en la sombra. María Luisa reedita en la poesía cubana el drama de la mujer sometida a las restric­ciones de su tiempo, que escoge la muerte como forma de lib­eración. Cortó de golpe todos los vín­cu­los con una vida mar­cada por las desave­nen­cias famil­iares, la infi­del­i­dad conyu­gal y la repre­sión de su espíritu creador. El 19 de sep­tiem­bre de 1912 decidió casarse, en con­tra de la vol­un­tad de sus pari­entes, con un dis­putado galán de Bayamo. Pero el mismo que la rescató de la torre famil­iar no tardó en con­ver­tirse en ver­dugo y carcelero de otra torre más alta: el matrimonio. Inspi­rada fun­da­men­tal­mente en los motivos de su infe­li­ci­dad, los siete años que le sigu­ieron con­for­man su etapa de mayor creación poética, aunque la poesía la vis­itó siem­pre en su ver­tiente más neg­a­tiva y dolorosa. Su escrit­ura es evasión y catar­sis de una inqui­etud gen­eral; en ella no hay esper­anza ni ilusión. Del amor nos mues­tra sólo su costado tanático; cada pal­abra es el tes­ti­mo­nio de una destruc­ción y su único deseo es de muerte: ¿Qué esperas ya? Me impul­sas a buscarte En el silen­cio eterno que te envidio Y a cada rato vienen a anunciarte Las mari­posas negras del suicidio! Estaba tan triste María Luisa que hasta su deseo de morir se nota cansado. Morir y vivir, todo le cuesta. Sin fres­cura ni ardor de vida, sus pal­abras son bar­rotes, mari­posas negras posadas sobre la flor de la poesía, der­ra­mando una som­bra que la obliga a cur­var el tallo, pesarosa. Había estado escri­bi­endo su auto­bi­ografía. ¿Qué es lo que una mujer de 26 años puede miti­ficar de su vida en una ciu­dad de provin­cia, per­dida en la vasta geografía del amor? Al calor de agosto doraba María Luisa su pena, y al hac­erlo tal vez bus­caba alivio. Al escuchar el sonido de la llave del esposo en la cer­radura secaba sus lágri­mas con la punta de un pañuelo y se apresuraba a ocul­tar bajo la almo­hada las mari­posas que había con­seguido apre­sar durante el día: “doradas del recuerdo”, “de fuego de la glo­ria”, “azules de año­ranza” o, des­col­ori­das, aquél­las “de un cruel remordimiento”. Tor­na­so­lada aunque monó­tona esta obsesión por las mari­posas, “negras y silen­ciosas” como her­al­dos valle­jianos dis­eca­dos por la entomóloga María Luisa. Todos estos ejem­plares se encuen­tran reunidos en un mismo soneto, y en su revolotear tratan de trasmi­tir al esposo un sen­timiento de culpa que lo lleve al arrepen­timiento. Al menos eso es lo que desea la escritora, esperando obtener en rec­om­pensa la opor­tu­nidad de per­donarlo: “Yo pasaré ser­ena, olvi­dando tu infamia, / Alum­braré tus pasos con mis tristes sonrisas!” Creyó que el mundo empez­aba y ter­minaba en las fron­teras de lo per­mi­tido, y muy ape­sad­um­brada debió sen­tirse, pues durante horas per­manecía en la cama, acostada bocabajo mirando fija­mente el piso de cemento pulido hasta que, exas­per­ada por su propia inmovil­i­dad, se incor­poraba agi­tada, como quien ha olvi­dado algún asunto de interés, y cor­ría hacia el piano con la esper­anza de encon­trar sosiego. Ella vive fer­men­tada en el olvido. Es cierto que no escribió una obra de gran cal­i­dad, pero fue más lejos, mucho más lejos. Algunos autores con­fiesan que la escrit­ura es un con­juro con­tra la muerte, una vis­itación men­es­terosa, pero en la acti­tud de esta mujer hay algo trágico y fol­leti­nesco, una lucha dis­pareja entre sen­timiento y razón, sueños y con­ven­ciones, en la cual la poesía es, más que tes­tigo y con­fi­dente, un ali­ado seguro. La noche antes del dis­paro escribió sus Noc­turnos, negros como la noche, oscuros como la muerte, pero inten­sos, como sólo es el vivir en esa hora. Su lan­guidez es pasional —si acaso esto es posi­ble— pero pasión al fin, que busca la unión con el amado y, al no encon­trarla, la susti­tuye por muerte. Libre de ansiedades y pos­turas estu­di­adas porque su yo no resultaba con­vin­cente. Libre de temores y horas de un pesado silen­cio que ha preferido olvi­dar. Ya no espera el final de la película, cuando el héroe la carga en bra­zos hasta la alcoba; cierra la nov­ela antes de leer la última frase: “No es un sueño, te amo.” Cierra los ojos, pasa las hojas; el amor es un camino que se pierde en el hor­i­zonte, no se esconde en almo­hadones de plumas ni brota ele­men­tal y sal­vaje de un par de man­tas colo­cadas sobre la hierba en un domingo de campo. Tierra, colchón, ban­cos y rin­cones, topografía semi­ur­bana (íntima) de Eros; acci­dentes cor­po­rales que tras las cir­cun­stan­cias dis­im­u­lan su ende­blez. La inten­si­dad es un pén­dulo gigante que va del-hombre-a-la-mujer-de-la-mujer-al-hombre dejando mar­cas de impiedad sobre los cuer­pos y un día se detiene igual que un reloj. El amor es, en cam­bio, esa gotera que horada el oído, cuya humedad estorba en días plomi­zos, pero no cesa, y un día nos ve morir mien­tras sigue cayendo, per­sis­tente. Entonces ya no espera ni desea un final de cuer­pos suda­dos, con el tabaco del esposo ardi­endo en el cenicero y las sábanas por el piso —visiones de un ero­tismo canónico que reco­bran su novedad sólo en el can­dor de la ado­les­cen­cia—. Sin embargo lo ama, y cier­tas noches con gusto habría renun­ci­ado a la muerte para per­manecer a su lado. Hay en sus poe­mas invo­cación y pre­fig­u­ración del sui­cidio. En “Jam noli tar­dare” expresa un “can­san­cio pro­fundo” pero, impa­ciente, encuen­tra el impulso que nece­sita para bus­car “el silen­cio eterno”. El mismo deseo de renun­ciar a la vida está con­tenido en el soneto “Sub lumen”, donde describe con pre­cisión el estado de enlutec­imiento gen­eral de todas sus fun­ciones vitales y creativas: No tengo ni siquiera can­san­cio que me embriague, No tengo ya deseos en que mi mente vague. Yace tran­quila y muda mi fér­rea voluntad. Callé todas las voces, ahogué todos los cantos… Está poseída por un spleen pueb­lerino que se agota en los teja­dos de casitas idén­ti­cas, mas, como el phenix, recu­pera cierto aliento de vida que “renace por la renun­ciación”. En paradoja harto cono­cida, María Luisa no acepta el pan con sabor a olvido que el esposo sirve en la mesa. De la cocina del amor se escapan los vapores del hedo­nismo y la belleza para for­mar una nube frente a sus ojos. Melancólica y dis­traída, recoge la vajilla y con­funde los sabores: muerte dulce como la miel; amor, almen­dras amar­gas que paladea mien­tras escribe: “En la angus­tia ter­ri­ble, que mi labio no nom­bra, / ¿Pasaré por tu vida, cual nave por la sombra?” Patética, aunque lúcida, es la duda de María Luisa. En la car­rera de relevos que es el amor, el esposo es más veloz, pero ella más resistente. Así, no puede com­pren­der “la per­fecta her­mo­sura de tu frente, / Donde jamás el pen­samiento brilla!” Con altivez enseña el tobillo la escritora que no es Dama ni Señora, ape­nas una mujer que sabe val­o­rar la inteligen­cia por sobre la belleza. Ambas seducen, pero mien­tras que la primera a-lumbra, da luz, la segunda des-lumbra, la quita. Algo le molesta en la her­mo­sura del amado que se con­tem­pla no como Nar­ciso en las aguas del estanque, y sí como un aven­turero en la mirada femenina de toda una ciu­dad: el no reconocimiento de esa mirada difer­ente que ella le ofrece, la literaria. Esta noche, al salir del baño, la cor­ri­ente de aire que entra por la ven­tana del fondo la ha estreme­cido. Cuánta suavi­dad, ahora que se suelta el cabello y deja caer la bata en mitad del pasillo, para que la brisa cumpla su parte en el juego que es tam­bién el amor. Tanta qui­etud y una promesa podrían seducirla; se siente una mujer plena, ha dejado de ser capullo. Sig­ilosa, se acerca al gran espejo ori­entable que años atrás mandó colo­car en el come­dor y com­prueba la aut­en­ti­ci­dad del mila­gro: brillo en los ojos, tem­blor en las manos, calor en el vien­tre y un vuelco en el corazón. Pero dice: “Si lo que veo proviene del espejo, / entonces no es un reflejo, / se trata más bien de un espe­jismo.” Y mien­tras des­cubre la sineste­sia, su última opor­tu­nidad se deshace en el camino sin regreso, adonde va consciente: Colo­cad sobre mí las campanillas Azules de la vega, las sencillas Flo­recitas del campo, sin cultivo, Que tanto quiero mien­tras tanto vivo. Y colo­cad debajo mi cabeza Unos ver­sos de Nervo, con terneza, Para que mul­lan mi tran­quilo sueño Y reco­jan así mi último empeño. Que nadie me acom­pañe ni me llore, Ni turbe mi silen­cio, ni profane Mi soledad final; nadie me llame, Que yo me voy, con­sciente y abstraída En el silen­cio intenso de la noche, Y alum­brarán los astros el derroche Postrero de ilusión que haré en mi vida. Texto pub­li­cado en la edi­ción 146 de Crítica Referencias http://revistacritica.com/ensayo-literario/elogio-del-folletin-por-idalia-morejon-arnaiz

Marqués de Santillana

El Marqués de Santillana, nombre por el que es conocido Íñigo López de Mendoza, I marqués de Santillana, I conde del Real de Manzanares y señor de Hita y Buitrago (Carrión de los Condes, Palencia, 19 de agosto de 1398 - Guadalajara, 25 de marzo de 1458), fue un militar y poeta del Prerrenacimiento. Personaje clave en la sociedad y la literatura castellana durante el reinado de Juan II de Castilla, provenía de una familia noble vasca inclinada desde siempre a las letras: su abuelo, Pedro González de Mendoza, y su padre, el Almirante de Castilla Diego Hurtado de Mendoza, fueron también poetas y estuvo emparentado con grandes figuras literarias de su tiempo, como el Canciller Pero López de Ayala, Fernán Pérez de Guzmán o Gómez Manrique. También sus hijos continuaron esta labor literaria y de mecenazgo cultural, sobre todo el gran Cardenal Pedro González de Mendoza. Su madre fue la riquísima Señora de la Casa de la Vega, Leonor Lasso de la Vega, la cual estuvo casada en primeras nupcias con Juan Téllez de Castilla, II Señor de Aguilar de Campoo e hijo del Infante Tello de Castilla. Su padre falleció teniendo él cinco años, lo que motivó que su madre, Leonor, tuviera que actuar con gran habilidad para conservar su herencia. Parte de su infancia la pasó en casa de Mencía de Cisneros, su abuela. Posteriormente, se formó con su tío, el arcediano Gutierre, que más tarde sería Arzobispo de Toledo. Muy joven, Íñigo se casó en Salamanca en 1412 con Catalina Suárez de Figueroa, hija del fallecido Maestre de Santiago, Lorenzo I Suárez de Figueroa, con lo cual su patrimonio aumentó en mucho, transformándole en uno de los nobles más poderosos de su tiempo. Marchó al poco a Aragón, junto al séquito de Fernando de Antequera, y allí fue copero del nuevo rey Alfonso V de Aragón, donde sin duda conoció la obra de poetas en provenzal y catalán que menciona en su Proemio. Literariamente se formó en la corte aragonesa, accediendo a los clásicos del humanismo (Virgilio, Dante Alighieri...) y de la poesía trovadoresca al lado de Enrique de Villena; en Barcelona trabó relación con Jordi de Sant Jordi, copero, y Ausiàs March, halconero real. En Aragón hizo estrecha amistad también con los Infantes de Aragón, en cuyo partido militaría hasta 1429. Allí, por último nació en septiembre de 1417 su primogénito, Diego Hurtado de Mendoza y Suárez de Figueroa, futuro duque del Infantado. Regresó a Castilla al tiempo de la jura del rey Juan II de Castilla y participó en las luchas de poder entre Enrique de Aragón y Álvaro de Luna, en el bando del primero. Estuvo junto a él en el golpe de Tordesillas y en el cerco del castillo de la Puebla de Montalbán, en diciembre de 1420. Tras la prisión de don Enrique, regresó a sus posesiones de Hita y Guadalajara. En 1428 nació en Guadalajara su sexto hijo, el que sería Cardenal Mendoza. Como político, procuró a partir de 1422 inmiscuirse lo menos posible en los asuntos de Estado y mantener a lo largo de su vida la fidelidad al rey Juan II. Ello le llevó a enemistarse primero con los infantes de Aragón en 1429, al no apoyar su invasión de Castilla en el verano de aquel año; y más tarde, a partir de 1431, se enemistaría con el privado real Álvaro de Luna; aunque no por ello volvería a militar en el bando de los aragonesistas. En la primera batalla de Olmedo (1445) estuvo en las filas del ejército real, por lo cual el Rey le concedió el título de Marqués de Santillana y el condado suprascrito. Ya el año anterior, 1444, había recibido la confirmación real del privilegio a su favor de los derechos que la Corona tenía en las Asturias de Santillana. Don Iñigo contribuyó claramente a la caída de don Álvaro de Luna (1453) y contra él escribió su Doctrinal de privados; a partir de entonces comienza a retirarse de la política activa. Su última gran aparición se produce en la campaña contra el reino nazarí de Granada de 1455, ya bajo el reinado de Enrique IV de Castilla. Ese mismo año muere su mujer, doña Catalina de Figueroa, y el Marqués se recluye en su palacio de Guadalajara para pasar en paz y estudio los últimos años de su vida. El 8 de mayo de 1455 hizo testamento, estando en Guadalajara. Hombre de gran cultura, llegó a reunir una importante biblioteca, que después pasó a ser la famosa biblioteca de Osuna, y se rodeó de brillantes humanistas que le tenían al tanto de las novedades literarias italianas, como por ejemplo Juan de Mena o su secretario y criado, Diego de Burgos, quien compuso a su muerte un muy erudito poema, el Triunfo del Marqués. Don Iñigo López de Mendoza es el progenitor y cabeza de la poderosa casa ducal del Infantado, Grandes de España. Falleció en su palacio de Guadalajara el 25 de marzo de 1458 Descendencia * Diego Hurtado de Mendoza y Suárez de Figueroa, Duque del Infantado. * Pedro Lasso de Mendoza, señor del valle del Lozoya. * Íñigo López de Mendoza y Figueroa, Conde de Tendilla. * Mencía de Mendoza, esposa de Pedro Fernández de Velasco y Manrique de Lara, Conde de Haro. Enterrada junto a su marido en la Capilla del Condestable, en la Catedral de Burgos. * Lorenzo Suárez de Mendoza y Figueroa, Conde de la Coruña. * Pedro González de Mendoza. * Juan Hurtado de Mendoza, señor de Colmenar, El Cardoso y El Vado. * María de Mendoza, esposa de Pero Afán de Ribera, Conde de los Molares. * Leonor de la Vega y Mendoza, esposa de Gastón de la Cerda Sarmiento, Conde de Medinaceli. * Pedro Hurtado de Mendoza, señor de Tamajón. Obra Fue, además, uno de los primeros historiadores de la literatura española y le preocupó cuestiones de poética, como demuestra el prólogo que puso a sus obras, el Proemio e carta al condestable don Pedro de Portugal. Toda su obra puede inscribirse dentro de la Escuela alegórico-dantesca; fue sin duda alguna el más ferviente admirador que tuvo Dante Alighieri en España, y también asimiló lo que pudo del humanismo de Petrarca y de Giovanni Boccaccio. Es especialmente recordado por sus serranillas, poemitas de arte menor que tratan del encuentro entre un caballero y una campesina, a imitación de las pastorelas francesas, pero inspiradas en una tradición popular autóctona propia. Fue el primer autor que escribió sonetos en castellano, estrofa de origen italiano mal conocida aún en Castilla: los 42 sonetos fechos al itálico modo. Su obra maestra dentro del estilo alegórico-dantesco es la Comedieta de Ponza, donde describe la batalla naval homónima en coplas reales. Escribió además poemas alegóricos y doctrinales (dezires) y lírica cancioneril, y recopiló una de las primeras colecciones paremiológicas en castellano, los Refranes que dicen las viejas tras el fuego. A partir del estudio que de su obra hizo Lapesa, se puede distinguir: Poesía Lírica menor, de la que destacan las Serranillas y las Canciones y decires líricos. Sonetos Decires narrativos, entre los que destacan el Triunphete de Amor, El infierno de los enamorados y la Comedieta de Ponça. Poesía moral, política y religiosa, de la que la obra más conocida posiblemente sea el Bías contra Fortuna. Prosa Escritos morales y políticos, como la Lamentaçión de Spaña. Escritos literarios: el Proemio o Proemio e carta al condestable don Pedro de Portugal Escritos exegéticos: Glosas a los Proverbios. Recopilaciones: Refranes que dicen las viejas tras el fuego. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Familia_de_Mendoza

Esteban Borrero

Médico, pedagogo, poeta, narrador y mambí. Importante figura de las letras en Cuba en el período de transición del siglo XIX al XX. Hijo del educador Esteban de Jesús y padre de las poetisas Juana, Dulce María y Ana María, fue un intelectual que desplegó un talento excepcional tanto como hombre de ciencias y de letras. Se educó y ejerció como maestro desde los 11 años de edad en una escuela fundada por su madre en Camagüey, su ciudad natal. Luego, se acreditó como profesor de Instrucción Primaria en Puerto Príncipe y, en 1863, se colocó como ayudante delineador en la Comandancia de ingenieros de su ciudad natal. Su vocación pedagógica lo llevó a abrir una academia para adultos y, al estallar la Guerra del 68, partió hacia la manigua con sus discípulos. En campaña, fundó dos escuelas y sirvió en las armas hasta llegar a ser jefe de servicio de avanzada, capitán y más tarde coronel. En la contienda, Borrero cayó prisionero, sufrió grandes penalidades hasta la Paz del Zanjón y, después de la guerra, se ganó la vida como zapatero y panadero. En la capital, donde arribó luego de ser declarado sospechoso por las autoridades españolas, Borrero trabajó como maestro sin sueldo y como librero encuadernador, y estudió Agrimensura y la carrera para Pericial de Aduana. En 1879, publicó junto a Enrique José Varona, los hermanos Sellén y otros importantes poetas, la selección poética Arpas amigas. Se graduó de licenciado en Medicina y Cirugía, y obtuvo por oposición la plaza de médico municipal de Puentes Grandes, donde residió durante algunos años. En esa localidad habanera, la casa de la familia Borrero se convirtió en un centro cultural importante, puesto que cada domingo, allí, se celebraban tertulias de poesía a las que asistían Julián del Casal, los hermanos Uhrbach y otras personalidades impulsoras del modernismo cubano. Años más tarde, Borrero fue cofundador de la Sociedad de Estudios Clínicos y de la Sociedad Antropológica. En 1892, se trasladó a Nueva York para entrevistarse con algunos miembros de la Junta Revolucionaria. Luego del estallido de la Guerra del 95, se vio obligado a emigrar a los Estados Unidos, donde ejerció como farmacéutico, médico y maestro, y donde dirigió la Escuela del Club San Carlos, de los emigrados cubanos. En el exilio, fue nombrado delegado del Partido Revolucionario Cubano y ministro del gobierno de la República en Armas en Costa Rica y El Salvador. Volvió a Cuba en 1902 y representó el Tercer Cuerpo del Ejército en la Asamblea de Libertadores. En el contexto de la República, Borrero se desempeñó como catedrático de Anatomía, de Psicología Pedagógica, Historia de la Pedagogía e Higiene Escolar en la Universidad de La Habana. Tuvo una función importante en la dirección de publicaciones científicas como Crónica Médico Quirúrgica de la Isla de Cuba, Boletín de la Sociedad Antropológica de la Isla de Cuba y la Revista de Ciencias Médicas de La Habana. Su autobiografía fue publicada, en 1906, en la Revista de la Facultad de Letras y Ciencias de la Universidad de La Habana, de cuyo consejo de redacción formó parte. Dejó en preparación trabajos sobre medicina y pedagogía; e inéditos, entre otros, un tomo de poemas. Tradujo Las instituciones antropológicas, de Broca, y el Tratado de aritmética, de Wentworth. Como figura de tránsito entre los siglos xix y xx, Esteban Borrero es, junto a José Martí, Ramón Meza y Julián del Casal, uno de los mejores antecedentes del cuento posterior que florecerá durante los años republicanos. La importancia de Borrero como narrador se debe a varios factores, entre ellos, el ser autor del primer libro de cuentos de la literatura cubana -Lectura de Pascuas (1899)-, en el que reunió historias que ya habían sido publicadas con anterioridad, acompañadas por ilustraciones de Juana y Dulce María Borrero, dos de sus hijas. La narrativa de Esteban Borrero se caracterizó por su carácter reflexivo, escéptico y pesimista, donde abundan las indagaciones psicológicas, las evocaciones y los enfrentamientos de ideas con la finalidad de entender las conductas del género humano. Este interés, a su vez, lo llevó a recurrir a la sátira, así como a los elementos simbólicos y alegóricos. Así ocurre en Calófilo (1879), donde el personaje principal se debate entre la precariedad de su existencia y la búsqueda de las formas puras de la belleza, la verdad y el arte; o en la noveleta Aventura de las hormigas (1888-1891), una obra de debate en la que se critica la estupidez humana desde la perspectiva de una colonia de hormigas. Sin dudas, la narración más conocida de Esteban Borrero es el cuento “El ciervo encantado” (1905), que constituye una alegoría histórica y, a la vez, una fábula satírico-política sobre la situación de Cuba, al iniciar el siglo xx, y, a la vez, el período republicano. La narración, que se desarrolla en una época prehistórica y una isla imaginaria, se convirtió en el primer relato de ficción cubano en abordar el tema de la injerencia de los Estados Unidos en los asuntos nacionales. Como ocurre en la narrativa de Borrero, en general, también este cuento se caracteriza por una estética naturalista con desbordantes explicaciones científicas, elucubraciones filosóficas, abundantes citas en latín y variada terminología médica, zoológica y físico-naturalista. Interesado en la visualidad de sus libros, Esteban Borrero desarrolló proyectos en conjunto con su hija Dulce María Borrero, quien además de poeta era una destacada pintora e ilustradora. Así nació el libro Don Quijote poeta (1905), con obras de ambos. Además, Borrero se interesó por dedicarle libros de narrativa al público más joven, para quien publicó obras escolares como El amigo del niño (1906). Ya en el ocaso de su vida, dos años antes de su setenta cumpleaños, decidió privarse de la vida el 29 de marzo de 1906, en San Diego de los Baños, provincia Pinar del Río. Sin embargo, por derecho propio, por ser un sobresaliente patriota y educador, médico y poeta, Esteban Borrero Echeverría se encuentra en la lista de los mejores hijos de Cuba. Bibliografía activa Poesías, Imp. La Económica, La Habana, 1878. La vieja ortodoxia y la ciencia moderna (Discurso leído en el Ateneo de La Habana), Imp. Militar, La Habana, 1889. Lectura de Pascuas. Una novelita. Machito Pichón. Cuestión de monedas, Imp. El Fígaro, La Habana, 1899. Las Bellas Artes y su influencia social, Imp. Avisador Comercial, La Habana, 1900. Alrededor del Quijote (Trabajos escritos con motivo del 3er centenario de la publicación de la obra maestra de Cervantes), Librería e Imprenta La Moderna Poesía, La Habana, 1905. El ciervo encantado. Cuento prehistórico, Imp. El Avisador Comercial, La Habana, 1905. Don Quijote, poeta. Narración cervantesca (Escrita con motivo del 3er centenario de la publicación de la obra maestra de Cervantes), Imp. La Moderna Poesía, La Habana, 1905. El amigo del niño (Libro primero de lectura), Imp. La Moderna Poesía, La Habana, 1906. Alma cubana, Imp. La Prueba, La Habana, 1916.

Joaquín Lorenzo Luaces

Joaquín Lorenzo-Luaces fue un poeta cubano, nacido el 6 de julio de 1826 en la Habana y muerto el 7 de noviembre de 1867 en la misma ciudad. Cuando 1856 funda junto con su amigo Fornaris la revista La Piragua, sus versos y trabajos en prosa ganan significativamente en cobertura. Luaces colabora en los años cincuenta y sesenta con varias revistas (Brisas de Cuba y El Cesto de Flores) y periódicos (El Regañón, Prensa de La Habana, etc.). En 1859 recibe el premio del Liceo de La Habana por su oda A Ciro Fiel por la inmersión del cable submarino. Obras * La Naturaleza * Último amor * El último día de Babilonia * Caída de Misolongi * La Luz * La muerte de la bacante * Tu falta * Recuerdos de la infancia * La pesca * La fruta prohibida Sus obras teatrales más conocidas son: El becerro de oro, El fantasmón de Aravaca y Una hora en la vida de una calavera, esta última fue la única que pudo estrenar en vida. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Joaquín_Lorenzo_Luaces Poeta lírico de juicios muy diversos y contrapuestos, fue a pesar de su precaria salud un incansable trabajador y propulsor de las letras. Nace el 21 de julio de 1826 en La Habana. Estudió latinidad en el Colegio Calasancio de Puerto Príncipe, lugar en donde residía su hermano. A partir de 1840, hizo estudios en el Colegio Seminario de San Carlos, de La Habana. Se graduó de Bachiller en Artes en 1844. Continuó estudiando en la Real Universidad, hasta alcanzar en 1848 el grado de Bachiller en jurisprudencia, pero no la licenciatura. Figuró entre los cultivadores del siboneyísmo y del criollismo, porque por encima de todo devino un devoto cantor de la tierra que lo vio nacer. Luaces incursionó en el teatro con piezas en las que merecen destacarse "El mendigo rojo", "Aristodemo", "El fantasmón de Aravaca", "El becerro de oro" y "Una hora en la vida de un calavera", única de sus obras teatrales que llegó a ser estrenada en vida del autor. Hizo traducciones y colaboró en los principales periódicos y revistas de la época. Desde ese mismo año concurría a la tertulia literaria y científica que en su casa de la calle Amistad presidía Felipe Poey. Allí leyó sus primeros ensayos: una traducción de "L'éducation des jeunes filles" de Bérenger, "El lente de Pepilla", "Noche Buena", "La danza", etcétera, poesías ligeras y festivas que no recogió en sus obras. Siempre enfermizo, fue a convalecer a Isla de Pinos, donde se dedicó por entero al cultivo de la poesía, pero casi todo lo que escribió entonces se perdió. El primer poema que llamó la atención sobre Luaces, "La hija del artesano" (escrito en julio de 1849), apareció publicado en El Artista, el propio año. En unión de José Fornaris, su entrañable amigo, publicó en 1856 La Piragua, periódico que aspiraba a ser órgano del siboneyismo, en el que dio a conocer, entre otros poemas, cuentos de tema siboney y trabajos en prosa, algunos de sus "Romances cubanos". También colaboró en las revistas Brisas de Cuba (1855-1856), El Cesto de Flores (1856), Floresta Cubana (1856), Revista de La Habana (1857), El Kaleidoscopio (1859), Revista Habanera (1861), Cuba Literaria (1861-1862); en los periódicos El Regañón, Prensa de La Habana, La Aurora, y en las compilaciones Aguinaldo habanero (1865) y Noches literarias en casa de Nicolás Azcárate (1866). Junto con Fornaris dirigió la antología Cuba poética, colección escogida de las composiciones en verso de poetas cubanos de la época. En 1859 recibió el premio del Liceo de La Habana por su oda A Ciro Field- Entre 1866 y 1867 sostuvo con Fornaris una Academia íntima, a la que asistían Antonio Zambrana, Manuel Costales, Andrés Díaz, Govantes y otros. Tres días después de su muerte, el jurado de los Juegos Florales del Liceo de La Habana, formado por Mendive, Piñeyro y Mestre, otorgó el primer premio a su oda "El trabajo", publicada en 1868. En la revista Islas de la Universidad Central de Las Villas, se han dado a conocer recientemente sus obras de teatro El fantasmón de Aravaca y Una hora en la vida de una calavera. Muere en La Habana el 7 de noviembre de1867. Referencias Monografías.com - www.monografias.com/trabajos83/resenas-biograficas-figuras-significativas-historia-cuba/resenas-biograficas-figuras-significativas-historia-cuba5.shtml

Félix Pita Rodríguez

Félix Pita Rodríguez (Bejucal, La Habana (Cuba), 18 de febrero de 1909 – La Habana, 19 de octubre de 1990) fue un escritor, poeta, periodista, narrador y crítico literario cubano. Obra Narrativa y Poética Escritor de libros como San Abul de Montecallado, 1945, Corcel de Fuego, 1948, Tobías, 1955 , Las Crónicas. Poesía bajo Consigna, 1961, Las Noches, 1964, Historia tan Natural, 1971, Niños de vietnam, 1974, Poesía y Prosa 1976, La Pipa de Cerezo, 1987 entre otros. Premios y Jurados Laureado en 1946 con el premio internacional «Hernández Catá» con su relato Cosme y Damián, Fue Vicepresidente de la Unión Nacional de Escritores de Cuba y Presidente de su Sección de Literatura, miembro del jurado de los principales concursos nacionales e internacionales como el Premio Casa de las Américas y el auspiciado por la Unión Nacional de Escritores Cubanos (UNEAC). En 1985, como reconocimiento a la totalidad de su obra, obtuvo el Premio Nacional de Literatura, y en 1986 el Premio de la Crítica por su libro De sueños y memorias. Por su señalada contribución a la cultura nacional le fueron conferidas la distinción Por la Cultura Nacional y la orden Félix Varela. Valoraciones críticas «Por eso, por ser tan buen poeta, es Pita Rodríguez tan buen cuentista. Un narrador lírico de hondo realismo, cuya prosa es relato y poema, virtud que la sitúa entre las de mayor rango en nuestro idioma, quiere decir el de Cuba y el de España.» (Nicolás Guillén). «Hay en Tobías relatos excelentes y algunos, como el que abre el libro, realmente antológico. Muy pocas veces se ha llegado en nuestra lengua a cosa tan lograda. Te felicito mucho por ello.» (Juan Marinello). «¿Será posible que se pueda hoy leer por gusto un libro como éste Historia tan natural? Claro que será posible. Destápesele ya y siéntase que buen aroma tiene.» (Eliseo Diego). «En su poesía, en sus cuentos, en sus crónicas ágiles, en sus poemáticas biografías, en toda la brillante producción de este gran artista de la pluma florece siempre la experiencia de su fecunda y aventurera vida. Así ha vivido y así ha soñado.» (Regino Pedroso). «Su poesía responde a la carencia de normas fijas en su expresión, que lo convierte en un poeta cercano a la escuela surrealista, quizás el único cubano que podemos señalar como representante de tal movimiento.» (Roberto Fernández Retamar). «A la poesía cubana – a esa dimensión trascendente de nuestra vivencia nacional- hacía falta, desde hace tiempo, este libro Corcel de fuego de Félix Pita Rodríguez.» (Ángel Augier). Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Félix_Pita_Rodríguez

Germán Bleiberg

Germán Bleiberg. Poeta perteneciente a la Generación del 36. Es autor de una Antología de Elogios de la Lengua Española (1941) y de una Antología de la Literatura Española. En 1938 recibe, compartido con Miguel Hernández, el Premio Nacional de Literatura, por su obra dramática en tres actos “La huida”, que se representó con gran éxito en el Teatro de Arte y Propaganda de Madrid. Nacido en Madrid en 1915. Cursó sus estudios de enseñanza media en un colegio alemán. Trayectoria profesional Obtuvo el título de Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad de Madrid. En 1935 aparece en la Tertulia Poética de Manuel Altolaguirre y Concha Méndez su poema largo “El cantar de la noche”. Sus primeras obras se encuentran dentro de la línea clasicista y el regreso a las estrofas clásicas que se iniciara en los años previos a la guerra, motivo por el que suele incluirse a este autor en el grupo o generación de 1936. En enero de 1936, la Revista de Occidente publica su Oración de la muerte. Participó en la Guerra Civil Española, defendiendo la legalidad republicana y estuvo encarcelado desde 1936 a 1943, coincidiendo con Miguel Hernández, con quien convivió en la cárcel durante cinco meses. Durante la guerra militó en el Partido Republicano, y tras su derrota, se exilió en los Estados Unidos donde se dedicó a la enseñanza de la literatura española y a la crítica literaria. Fue además profesor de estudios Hispánicos en Vassar College y en New York University. En 1936 se publica su primera colección de sonetos, a los que llamó, precisamente, “Sonetos amorosos”, de línea garcilasista y que pueden considerarse como su obra maestra, que dará nueva fuerza a corrientes poéticas posteriores. Muerte Germán Bleiberg falleció en Madrid el 31 de octubre de 1990. Su obra Entre sus obras cabe mencionar Árbol y farola (1934) y El cantar de la noche (1935), en donde se aúnan esteticismo y tonos íntimos. Su obra maestra sigue siendo Sonetos amorosos (1936). Con posterioridad a la Guerra Civil publicó, entre otros, Más allá de las ruinas (1947), donde las experiencias de la guerra y la cárcel, encuentran una expresión propia, de amplia frecuencia, de raigambre en cierto modo romántica. En La mutua primavera (1948) y El poeta ausente atiende al mundo del sueño, sin renunciar a la ternura estilística de los primeros momentos, Bleiberg pasa a una poesía existencial, abordando temas trascendentales y hasta se aventura de cuando en cuando por las zonas del surrealismo. Ha sido riguroso enjuiciador de su obra al publicar en 1975, una Selección de poemas (1936-1973), en la que se recogen muestras de sus otros libros. Su afición teatral, manifestada en su participación en el grupo La Barraca, con Federico García Lorca, se concretó en obras como “Sombra de Héroes” y “Amanecer”. Es autor de una “Antología de Elogios de la Lengua Española” (1941) y de una “Antología de la Literatura Española”. Premios recibidos En 1938 recibe, compartido con Miguel Hernández, el Premio Nacional de Literatura, por su obra dramática en tres actos “La huida”, obra dramática hoy perdida, que se representó con gran éxito en el Teatro de Arte y Propaganda de Madrid. Referencias ecured - http://www.ecured.cu/index.php/Germán_Bleiberg

Bartolomé Leonardo de Argensola

Bartolomé Juan Leonardo de Argensola (Barbastro (Huesca), 26 de agosto de 1562 - Zaragoza, 4 de febrero de 1631) fue un poeta e historiador español del Siglo de Oro. Tras un primer aprendizaje en Barbastro, en 1574 fue a Huesca para cursar estudios de Filosofía y Jurisprudencia, y más tarde estudio Griego, Retórica e Historia Antigua en Zaragoza bajo la dirección de Andrés Scoto. Posteriormente, marcha a Salamanca, donde estudió Derecho Canónico y Teología entre 1581 y 1584. Durante este periodo tuvo ocasión de conocer a Fray Luis de León con quien compartía la afición por los clásicos. Sus primeras composiciones poéticas datan de esta época. Ese mismo año es ordenado sacerdote gracias a una dispensa papal, pues con veintidós años aún no estaba en edad canónica de recibir el ministerio. Entre 1584 y 1586 Bartolomé y su hermano Lupercio fueron protegidos de Fernando de Aragón y Gurrea, quinto duque de Villahermosa. Ejerció como rector parroquial de los estados del duque hasta la muerte de este en 1592, de donde le vino el apelativo de «rector de Villahermosa». En 1601 fue nombrado capellán de la emperatriz María de Austria y, a su muerte en 1603, recaló en Valladolid, adonde se trasladó la Corte, y de allí a Madrid, en 1609 y 1610, donde publicó la Conquista de las Islas Molucas, encargada por comisión del Conde de Lemos, presidente del Consejo de Indias. En estos años conoce a Cervantes y a Lope de Vega y hace esporádicos viajes a Zaragoza donde era fiscal de la Academia Imitatoria, el más conocido de los cenáculos literarios aragoneses del barroco. En 1613 acompaña en el séquito de literatos al Conde de Lemos en su partida a tomar posesión del Virreinato de Nápoles, donde participaría de las actividades de la Academia de los Ociosos. A la muerte de su hermano ese mismo año, solicitó el cargo que dejaba vacante como cronista de la Diputación del Reino de Aragón, siéndole concedido en 1615. Este mismo año obtuvo una canongía en la Catedral del Salvador de Zaragoza y en 1618 fue nombrado Cronista Mayor de la Corona de Aragón. Fue coetáneo de Miguel de Cervantes (quien le elogió en el «Canto de Calíope» de La Galatea), de Luis de Góngora y de Lope de Vega. En su obra poética, que tuvo difusión manuscrita hasta ser publicada junto con la de su hermano en 1634, destaca su clasicismo, que entronca con la poesía latina, sin seguir las corrientes conceptistas ni gongoristas de la época. También se opuso, junto con su hermano, a las novedades de la dramaturgia de Lope de Vega. Su modelo más imitado es Horacio, traducido impecablemente por los dos hermanos, de quien toman la dicción elegante y la claridad de pensamiento, transmitido por un verso fluido y depurado tras un paciente trabajo de lima y revisión. También admiraron a su coterráneo Marcial, de quien aprendieron el gusto por el epigrama y la sátira, pero siempre huyendo de lo vulgar, así como de la afectación gongorina y el latinismo crudo. Este estilo se refleja en la epístola de Bartolomé que comienza "Don Juan, ya se me ha puesto en el cerbelo”: Al discernir palabras, bien sería no entretejer las lóbregas y ajenas con las que España favorece y cría; porque si con astucia las ordenas en frase viva, sonarán trabadas mejor que las de Roma y las de Atenas. Con tal juntura, no te persüadas que por humildes te saldrán vulgares, ni, por muy escogidas, afectadas. Tenderá, pues, a un estilo diáfano, que no abusa de la metáfora audaz ni de la imagen rebuscada. De su obra poética destacan los sonetos "Por verte, Inés, ¿qué avaras celosías", "Firmio, en tu edad ningún peligro hay leve", "Dime, Padre común, pues eres justo" o el satírico "A una mujer que se afeitaba y estaba hermosa" (muy conocido, aunque su autoría está disputada entre los dos hermanos), y las epístolas morales, composiciones de corte clásico que se caracterizan por la gravedad de su tono y un predominio del espíritu reflexivo. Compuso también canciones, epigramas, sátiras, epístolas y tradujo salmos y odas de Horacio. Sus obras poéticas fueron recopiladas por su sobrino junto con las de Lupercio, y publicadas bajo el título: Rimas de Lupercio y del doctor Bartolomé Leonardo de Argensola en 1634. Como cronista diversificó su interés entre varios temas: prosiguió los Anales de la Corona de Aragón de Jerónimo Zurita, escribió Alteraciones populares de Zaragoza en 1591 (revueltas de las que fue testigo junto con su hermano Lupercio) y la Historia de las islas Malucas (1609), a raíz de la conquista de la isla de Ternate. Obras Poesía * Rimas de Lupercio y del doctor Bartolomé Leonardo de Argensola, Zaragoza, s. d., 1634. Se editó posteriormente en Madrid, en 1786, en 4º. * Octavas en alabanza de Orden de la Merced. * Sátira del Incógnito (manuscrito). Prosa * Discurso historial, s. d., 1590. Publicado en la Memoria dirigida a los Diputados del Reino de Aragón donde solicitaba la plaza de su Cronista. * Aforismos políticos. * Alteraciones populares de Zaragoza, año 1591 * Apología, Madrid, s. d., 1609. Escrita en defensa de un soneto suyo de que 1604 contra el arte de la esgrima. * Comentarios a una carta del rey Fernando el Católico. Escrita al Conde de Ribagorza, Virrey de Nápoles, en defensa de la Real jurisdicción. * Comentarios para la Historia de Aragón. Manuscrito. Abarca de los años 1625 a 1627. * Conquista de las islas Molucas Madrid, Alonso Martín, 1609. 409 págs. en folio. * Menipo litigante, Demócrito, Dédalo (c. 1585-1598). Tres diálogos más lucianescos que platónicos; el primero es sátira de jueces y abogados, el segundo contra diversos modos de locura de los hombres y el tercero aborda las Alteraciones de Aragón, el caso de Antonio Pérez, la legitimidad de la razón de estado y el desengaño, con alusiones al Somnium Scipionis. * Primera parte de los Anales de Aragon, que prosigue los del Secretario Gerónimo Zurita desde el año MDXVI del Nacimiento de Nuestro Redentor, Zaragoza, Juan de Lanaja, 1630, en folio. Comprenden desde 1516 hasta 1520. Se conservan también varias cartas, en latín y castellano, una de ellas dirigida a Juan Briz Martínez, abad del Monasterio de San Juan de la Peña con observaciones sobre un proyecto de Historia de Navarra. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Bartolom%C3%A9_Leonardo_de_Argensola

Juan Pablo Forner

Juan Pablo Forner y Segarra (Mérida, Extremadura, 17 de febrero de 1756 - Madrid, 16 de marzo de 1797), escritor ilustrado español. De familia valenciana, se educó con su tío por parte materna, el filósofo ecléctico valenciano, lógico y famoso médico Andrés Piquer. Estudió leyes en las universidades de Madrid y Toledo y fue profesor de jurisprudencia en Salamanca. La protección de Manuel Godoy le valió ser nombrado fiscal del crimen de la Audiencia de Sevilla (1790) y del Consejo de Castilla (1796). La Real Academia Española premió su Sátira contra los vicios introducidos en la Poesía por los malos poetas en 1782. Fue hombre erudito, amigo de la polémica y la sátira y de amplios recursos dialécticos, e hizo objeto de sus burlas a casi todos sus contemporáneos usando distintos pseudónimos. Picado de vanidad y cierto engreimiento, se mostró particularmente envidioso y la tomó en especial contra Tomás de Iriarte, Vicente García de la Huerta, Francisco Sánchez Barbero, José de Vargas Ponce, Cándido María Trigueros y León de Arroyal, entre otros, contra quienes lanzó dicterios en sátiras personales; sus diatribas alcanzaban tal virulencia que hubo de publicarse un decreto prohibiéndole publicar nada sin autorización real. Fue un apasionado nacionalista y por eso defendió la cultura española en su respuesta al despreciativo juicio de Masson de Morvilliers en la Enciclopédie Méthodique (1782): "¿Qué se debe a España?". La realizó por encargo y a expensas del Conde de Floridablanca, con el título de Oración apologética por la España y su mérito literario (1786); esto le valió la parodia Pan y Toros de León de Arroyal y las chuflas de otros ilustrados que le motejaron de excesivo apego a los poderosos. Murió en 1797, cuando iba a ser nombrado presidente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Polémicas La impaciencia por darse a conocer en el mundo de las letras y su carácter agresivo le lanzaron a su primera polémica contra Iriarte. La Real Academia Española convocó en 1778 un concurso para premiar una égloga en alabanza de la vida del campo. La Academia otorgó el premio a la égloga «Batilo», de Meléndez Valdés, muy joven entonces, y el accésit a Tomás de Iriarte, famoso y consagrado ya. Herido en su vanidad, Iriarte compuso unas «Reflexiones» sobre la égloga de Meléndez. Forner, que en sus años de Salamanca había contraído gran amistad con Meléndez, aprovechó la ansiada ocasión para salir de su oscuridad literaria respondiendo a un hombre como Iriarte, entonces en la cima de su fama. Redactó, pues, Forner, su Cotejo de las églogas que ha premiado la Real Academia Española. Cuando Iriarte publicó sus Fábulas literarias, muchas de las cuales se habían ya divulgado en copias manuscritas, Forner se lanzó decididamente al ataque publicando un folleto titulado El asno erudito, fábula original, obra póstuma de un poeta anónimo. El folleto, que fue publicado en Madrid en 1782, se reimprimió en Valencia en el mismo año. La obrita consta de un prólogo en prosa, del editor, y sigue luego la fábula en metro de silva. Las alusiones, apenas veladas, a Iriarte son numerosísimas y muchas de tipo personal. La sátira de Forner hizo bastante ruido, a pesar de que los Iriarte se esforzaron por hacer desaparecer la edición. Don Tomás de Iriarte contestó a Forner casi inmediatamente con otro folleto a modo de carta. La respuesta de su adversario irritó a Forner que contrarreplicó violentamente con un nuevo escrito, Los gramáticos. Historia chinesca (1782). La segunda parte del título se justifica porque la acción alegórica que sirve de soporte al libro sucede en la China, y los diversos personajes son transposiciones de los Iriarte y del propio Forner: Pekín simboliza a España, y Japón simboliza a Francia. He aquí la acción en resumen: un joven chino, Chao-Kong (don Juan de Iriarte), es nombrado preceptor del hijo de un noble después de haber estudiado con los bonzos del Japón; a pesar de su corta ciencia logra encumbrarse, y una vez situado en la corte imperial llama a sus dos sobrino. Uno de ellos, Chu-su (Tomás de Iriarte) es adiestrado por su tío en el arte de ser poeta y de parecer sabio sin serlo. Un joven, acabado de llegar a la corte –doble de Forner, en este caso- publica un folleto llamando asno a Chu-su. Kin-Taiso le persuade a que haga un viaje a Europa en compañía de un filósofo español amigo suyo. En Madrid se entera de una disputa entre dos literatos españoles, muy semejante a lo que acaba de sucederle a él mismo, y se entera de la pésima calidad de las obras de don Tomás de Iriarte, a quien se había propuesto imitar. Con ello queda persuadido de su propia ignorancia y regresa a su país para estudiar y corregirse de su petulancia. Quizás la más ruidosa publicación de Forner fue la ya citada Oración apologética. En 1782 apareció en la Encyclopédie Méthodique un artículo sobre España, escrito por Nicolas Masson de Morvilliers, en el cual se hacía esta pregunta: «¿Qué se debe a España?». La Academia Española, arrastrada por la presión de los «patriotas», anunció como tema de su concurso anual una «apología» de la nación. La obra de Forner, Oración apologética por la España y su mérito literario, fue publicada a cuenta del Estado. Forner parecía, en efecto, la persona adecuada para responder al «impertinente» francés (que, en realidad, quería ayudar a los ilustrados españoles para impulsar sus Luces); pero como su agresivo polemizar lo había enfrentado con medio mundo, atrajo sobre su causa a todos los enemigos que lo eran de su persona. La fama más sólida y duradera de Forner está vinculada a dos obras: el Discurso sobre el modo de escribir y mejorar la historia de España y las Exequias de la lengua castellana. En el Discurso, Forner echa los cimientos de una verdadera teoría estética de la Historia. Traza un paralelo entre la Historia y la Poesía para deducir cuál debe ser la forma esencial de aquella. Las Exequias de la lengua castellana, que su autor subtituló «Sátira menipea» por ser mezcla de prosa y verso, permaneció inédita, como otras muchas obras de Forner, hasta que Valmar la incluyó en sus Poetas líricos del siglo XVIII. Las Exequias son una ficción alegórica del género de La Republica Literaria o La derrota de los pedantes. Con ocasión de un viaje al Parnaso, el autor traba contacto con diversos personajes, escritores famosos los más, y recorren casi todo el campo de nuestra literatura emitiendo juicios sobre los clásicos y repetidas ironías contra los modernos, defiende con pasión las glorias pasadas y la emprende implacablemente contra los corruptores de la lengua, a la que estima ya en trance de muerte entre desatinados galicistas y dómines pedantes, que continúan sirviéndose de un bárbaro latín. Teoriza además sobre los diversos géneros literarios, y tampoco pierde ocasión de disparar pullas contra instituciones y clases sociales. La mayor parte de su obra literaria fue publicada después de su muerte y se ha conservado gracias a que le regaló una colección manuscrita al pacense Manuel Godoy, valido de Carlos IV y primer ministro desde 1792 hasta 1808. Valoración El libro del hispanista François Lopez —Juan Pablo Forner y la crisis de la conciencia española en el siglo XVIII (Junta de Castilla y León, 1999)— es la referencia inexcusable para conocer su trabajo, su valor, su alcance en general. Juan Pablo Forner, en principio, aparece como un reaccionario, y había concitado odios de otros ilustrados. Pero, François Lopez, redescubrió o fue ahondando en lo que había atisbado José Antonio Maravall: que Forner era un hombre complejo y contradictorio aunque, en definitiva, fue un ilustrado cabal y seguramente más lúcido que otros. De hecho, resume bien la mentalidad de un grupo muy brillante o resume una época renovadora y de crisis como la española de ese tiempo: finales del siglo XVIII. Es más, la publicación reciente de su inédito Discurso sobre la tortura (1990), con larga introducción de edición de Santiago Mollfulleda, pone en evidencia su preocupación por sus inquietudes sociales y políticas, con posiciones claramente ilustradas. Como magistrado, escribe aquí su empeño por desterrar la tortura con la misma pasión que aparecía en otros trabajos suyos. Obras * Obras de don Juan Pablo Forner recogidas y ordenadas por D. Luis Villanueva, Madrid: Imp. La Amistad, 1843. * Sátira contra los vicios introducidos en la poesía castellana, premiada por la Real Academia Española, Madrid: Ibarra, 1783. * Oración apologética por la España y su mérito literario (1786) * Discurso sobre el modo de escribir y mejorar la historia de España * Exequias de la lengua castellana. * El asno erudito. Fábula original, obra póstuma de un poeta anónimo. Publicada por Pablo Segarra Madrid: Imprenta del Supremo Consejo de Indias, 1782. Contra Tomás de Iriarte. * Los gramáticos. Historia chinesca (1782), Clásicos castellanos, 1970, prólogo de José Jurado. Contra Tomás de Iriarte. * Discurso sobre la tortura, edición de Santiago Mollfulleda. Barcelona: Crítica, 1990. * La corneja sin plumas (1795), contra Vargas Ponce. * Carta de don Antonio de Varas, contra Trigueros. * Reflexiones sobre la "Lección crítica" que ha publicado don Vicente García de la Huerta. Las escribía en vindicación de la buena memoria de Miguel de Cervantes Saavedra Tomé Cecial, ex-escudero del bachiller Sansón Carrasco. Madrid: Imprenta Real, 1786. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Pablo_Forner

Ramiro Fonte Crespo

Ramiro Fonte Crespo, (Puentedeume, 1957 - Barcelona, 11 de octubre de 2008), fue un escritor de Galicia, España, en lengua gallega. Licenciado en Filosofía y Letras y profesor de Lengua y Literatura Gallegas, fue poeta, narrador, ensayista, crítico literario y estudioso de la literatura gallega. Fue uno de los fundadores del colectivo poético Cravo Fondo (1977). Como narrador se dio a conocer en 1986 con el relato "O retornado" (en castellano, "El retornado"), Premio Modesto R. Figueiredo. Fue miembro correspondiente de la Real Academia Gallega. En los últimos años de su vida fue director del Instituto Cervantes en Lisboa. Poesía * As cidades da nada, 1983. * Designium, 1984. Premio de la Crítica de Galicia y Premio Antón Losada Diéguez de creación. * Pensar na tempestade, 1986. * Pasa un segredo, 1988. Premio de la Crítica de poesía gallega * As lúas suburbanas, 1991. * Adeus norte, 1991. Premio Esquío de poesía. * Luz do mediodía, 1995. * Persoas de amor, 1995. * O cazador de libros, 1997. * Mínima moralidade, 1998. Premio Miguel González Garcés * Capitán Inverno, 1999. * A rocha dos proscritos, 2001. Narrativa * Catro novelas sentimentais, 1988. * As regras do xogo, 1990. * Aves de paso, 1990. * Os leopardos da lúa, 1993. * Soños eternos, 1994. * Os meus ollos, 2003. * Os ollos da ponte, 2004. * A ponte nos ollos, 2007. Ensayo * Fermín Bouza-Brey e a súa obra literaria, 1992. En antologías y obras colectivas * Ámbito dos pasos, 1997. * "Iluminacións danubianas" en Caderno de viaxe, 1989. * "Razóns para matar a Martíns" en O relato breve. Escolma dunha década, 1990. Poemas musicados * El guitarrista y compositor Víctor Aneiros musicaliza el poema Na barra, en su álbum “Heroe Secreto” 2008. * En su álbum Brétemas da Memoria 2010, musicaliza 7 poemas de Ramiro Fonte: Vida bohemia, Sombras de Compostela, Autor de westerns, Máis alá, Un tute á morte, Cabina telefónica (Lupanar de cristal) y Rita Hayworth (Sirenas da policía). Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Ramiro_Fonte




Top