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La cola de la tortuga

El heraldo del león
anuncia la sensación
de aquel año: correrán
la serpiente y el tucán;
preparados estarán
la peta y el avestruz
listos ya sobre la raya
porque puede faltar luz
y hay lagunas en la playa.
 
En la clásica carrera
fueron jueces unas garzas,
el peludo y el jaguar;
por el bosque y la pradera,
por las lomas y entre sarzas
correrían a la par.
 
—Óigame, doña tortuga.
—¿Quién me habla?
—Yo, la ardilla
quiero hacerle un gran favor.
¡Dios ayuda al que madruga!
Su brinllante cola brilla
pero en eso está el error.
—Pues ¿qué hago?
—Me la deja
y ya corre sin temor
de enredarse en la gavilla.
 
—Y ¿por qué me lo aconseja?
—Por vengarme del señor
avestruz– dijo la ardilla.
 
Sin el cálido aleteo
partió raudo y al azar
el avestruz.
—¡Ya lo veo!
Válgame– dijo el jaguar.
 
La tortuga sin la cola
pasó dando volteretas
y al final un trampolín
subrayó su cabriola;
y aseguran los atletas
que rodó como una bola.
 
Desde entonces la tortuga
sigue y sigue tras la ardilla
reclamándole su cola,
pero aquella siempre fuga
mientras ella más se humilla,
despreciada, triste y sola.

(2009)

MORALEJA
Tan solo un amigo viejo
puede darte un buen consejo.

#EscritoresBolivianos #Fábula

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