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La viejecita y el loro

Una cierta viejecita
tenía en su casa un loro;
era su único tesoro
y gran consuelo en su cuita.
 
El carretero venía
muy temprano y preguntaba:
—¿Compra leña? —
Contestaba:
–Bajen– y esto cada día.
 
De memoria se sabía
aquel pájaro precoz
la respuesta y la decía
imitándole la voz.
 
—Vuelvo pronto, voy a misa—
la mujer le repetía.
—¡Date prisa! ¡Date prisa!
el lorito respondía.
 
Se quedaba muy contento
conversandoo en la ventana
con él mismo y con el viento
a la espera de la anciana.
 
Sucedió un amanecer.
–¿Compra leña?– Y contestó
remedando a la mujer
el lorito: –Bajen.- No
fue una sola carretada,
pues bajaban siempre más
y más leña, contratada
por el verde lenguaraz.
 
De la misa regresó
muy feliz la viejecita
pero luego se quedó
como un ánima vendita.
 
—¿Fuiste vos?—
—Yo fui, mi oro—
el lorito respondíó.
—Pues verás...
Y el pobre loro
más de un palo recibió.
 
Y hasta el perro soportó
el castigo de la dueña;
y una voz le preguntó:
—¿Vos también compraste leña?

(2009)

MORALEJA
Muchas veces compartimos
un mal que no cometimos.

#EscritoresBolivianos #Fábula

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