Cargando...

Eternidad

Nada alteró mi inmensa serenidad. Yo estaba
sobre el dolor, la vida, lo arcano y lo futuro,
tal como una montaña de mármol, inmutable,
alzado en el camino silencioso y desnudo.
 
Indiferente, eterno, me miraron los astros,
la noche, el mar, los vientos, los altos montes mudos;
indiferente, eterno, como un mito hecho carne
y hecho dios, en el vórtice descendente del mundo.
 
Y pasaron los siglos... ya ni el más débil rastro
quedaba como signo de la existencia humana
sobre la gran planicie de la tierra, ni un árbol.
 
Sólo en la calcinada pedrecidad terrestre
aún yo un sueño más largo de eternidad soñaba,
fatal en lo infinito sobre el tiempo y la muerte.
Otras obras de Regino Pedroso y Aldama...



Top