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Alvenix, un ángel

Para Miguel Ángel Mondragón Ruíz, mi Alvenix.

Bien, querido Marcus,
tú que hundes las narices
en arcaicos volúmenes de historias:
santos, mártires, ángeles,
tronos, principados y dominaciones,
¿has encontrado entre tus libros a un ángel de cabello endrino,
ojos como ónix y boca bermeja?
No te obligo a creerme
pero en el espacio donde habito
deambula un ángel bello, humano.
Genitales al aire, falo sin mesura,
rostro terriblemente hermoso.
Así es Alvenix
seráfico y luciferino, muda esfinge
Tierno, dulce, compasivo,
perdido en laberintos,
la mirada fustiga implacable.
Mi ángel perverso me domina.
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