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Ausencia

Al hombre de la dulce figura

Ausencia.
(...) Te debo dar las gracias por la literatura que me ha secado lágrimas, pues contigo jamás la habría leído. Menos miradas por cada letra que no menciona tu nombre. Párrafos y párrafos de historias que no conocía me han vuelto menos tuya, más entera; y todas las frases que leo para no volver a mis recuerdos más amargos por tu ausencia, hoy me dicen que el olvido también debo ofrecerte.
Aún así es una lástima dejar de leer, levantar los ojos y verte caminar indiferente a mi presencia, verte cruzar por la calle y que no suspires al fijarte en mí. Es una lástima cuando me fruncen con ganas tus delgadas cejas, porque yo vuelvo a la página pendiente para decirme que no he encontrado el libro lo suficientemente fuerte para desligarme de la realidad, esa cruda realidad que es verte pasar tomado de la mano con ella esperando a que me mires por lo menos con el sentimiento de rencor. No han inventado la literatura que distraiga ese dolor y, no sé si ahora deba darme las gracias a mi, pues soy consciente que fui yo la que encontró el refugio al mal amor (que es muy diferente al tuyo) ¿Es más solitario? ¿más personal? ¿más exigente? no lo sé, no sé hasta qué punto esta subjetividad sea mejor, pero yo aún no me vería, matando un amor usando a otro y no sé si tu concibas en tu vida, ahogar en letras los estragos de recuerdos que dejé en tu roja boca.
No sé cómo la ausencia hace querer leer más o hacer buscar un otro para olvidar. Y ese es el precio de saberte vivo, de saberme lejos, pero viva ¿será que un día se cura eso? por ahora entre historias yo lo intento ¿tú?...Ojalá lo logres.

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