Haiku 40
11/07/2016
Abro mis ojos, miro el amanecer. Siento el aroma de la mañana y digo: ¡desperté!, soy feliz.
Mi querida maestra: Eras una y única nuestra, latía en nuestro corazón, la fe de volverte a ver, sin nosotras poder saber,
¡Cuantas historias! Una mirada así, lo dice todo.
¡Cuanta hermosura! río, árbol, viento, flor. Lluvia de abril.
Guardó su amor en barco de papel, y se perdió.
Vuela aquella golondrina por los c… esperaba ansioso sus plegarias. La golondrina sin rendirse, vuela… El canto poco a poco se fue convir… Y el río... el río ya no podía llo…
Eras tres años menor, con tu risa reluciente, siempre estarás en mi mente, ¡te recuerdo con amor! Aunque todos te adoraran,
Te observo lleno de años y de hist… decorando el final de ese sendero, y tú, árbol milenario te alzas fie… donde amarillas flores ríen gloria… Te miro y oigo todas tus memorias
Entre las ramas, rosas blancas al viento. Luego, ¡el cielo!
Cuando sonríes, crece lo más sublime y...nacen rosas.
Un pensamiento sólido es poderoso si es coherente. Puede cambiar la historia y hasta nuestro destino.
Corro sin cesar y el rugir del viento me golpea. Los sauces implacables y desafiantes,
Amanecer en un día nublado; nos hace verlo, como el sutil frescor que nos regala el cielo.
¡Brotes de amor! en esa rosa blanca, sobre mi pecho.
El silencio habla y también ensordece cual vulgar ruido. Podemos escucharlo si aprendemos a oír.