Febrero /02/2015
Esas niñas mías que tanto amé. Esa entrega incondicional y transparente,
En mármol frío reposan estos versos. Dejad que el viento me lo cuente al entrar por la ventana.
Todo segundo, es parte del pasado en cada instante.
Amanecer en un día nublado; nos hace verlo, como el sutil frescor que nos regala el cielo.
Si los suspiros mueren en el oído de quien los causa, la vida fuera mucho más bella y placentera.
Te observo lleno de años y de hist… decorando el final de ese sendero, y tú, árbol milenario te alzas fie… donde amarillas flores ríen gloria… Te miro y oigo todas tus memorias
Regreso como cada día por esa calle tan habitual, siempre a la misma hora, como inevitable rutina a la que nos somete la vida. Encima de mí, un cielo de invierno donde no se oye el cant...
Mi querida maestra: Eras una y única nuestra, latía en nuestro corazón, la fe de volverte a ver, sin nosotras poder saber,
Así, se nos va la vida. Así, nos llega la muerte...
La margarita no perdona "al amor" ¡Por deshojarla!
Ese viejo árbol que yace junto al río no puede erguirse. La corriente lo inclina pero a su raíz, ¡no!
En el silencio, mi oído siempre alerta, siente al fin... ¡paz!
Sus risas, llantos y carantoñas son inagotables. La dicha de tenerlas enriquecen mi vida.
Amiga mía, desde la bella Atenas, siempre "cercana" Os envío estos versos y os digo: ¡mil gracias!
Algún día padre, me darás tu mano. Y yo también,