Anageótica

TEOLOGÍA

Madrid respira CO2
y nos culpa.
Madrid sangra a diario
y se mutila,
y crece,
y decrece
y nos culpa.
Madrid me pone a prueba,
hunde mi barca,
envía monstruos,
me obliga a luchar cada día,
en cada barrio,
en cada calle.
Madrid parece odiarme,
se ríe de mí cada vez
que suena el despertador.
Me atrapa en su esfera
y me agita con desdén,
como un globo de nieve
de una navidad abandonada.
Madrid pule y mata,
crea y destruye,
sonríe y apuñala.
Madrid es lo más parecido a un dios
que tendré el placer
de conocer nunca.

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