El Inquisidor Del Clic
Hace poco en un blog donde estuve.
Él es el policía encubierto del blog,
el Sherlock de las métricas,
la lupa que nunca duerme.
Anda con su dedo acusador,
como un Quijote sin molinos,
buscando fantasmas en cada palabra.
Que si este engorda visitas,
que si aquel se vende al algoritmo,
que si la IA escribe mejor que tú,
¡bah! ¿Y qué más da?
¿Acaso la poesía lleva código de barras?
Suelta la toga, detective frustrado,
que la musa no se mide en likes
ni en un conteo de “views”.
Deja a los poetas en paz,
con sus versos prestados, robados o inventados,
que al final, todos somos ladrones de estrellas.
Mientras tú investigas las sombras,
otros brindan con rimas de ginebra,
y ríen a carcajadas
de tus cruzadas sin causa,
porque el arte no se juzga con lupa,
se vive a quemarropa.
Así que, maestro del clic y del drama,
relájate, suelta el teclado,
que el mundo sigue girando,
y en algún rincón del blog
ya alguien escribe un poema
sin importarle si es plagio o milagro.
