Ana Ibáñez

Huellas

traspasa el tiempo
el anhelo, la distancia
ayeres que raspan el hoy
lo mortal de una ceniza
que regresa y florece
sueños de desván
con huellas del cuerpo
que se asoman y queman
 
el inevitable espíritu humano
o su condescendencia para respirar
más sueños para culpar a lo ajeno
donde las dudas van y vienen siempre
el púrpura del marfil que duró
la brisa cortante, asfixiante del viento
se aprende a bajar y subir para volver
 
el interior de una alineación
superflua y amorfa
donde se establece una hoguera
para salvar tus plumas secas
 
no tengo memoria y aún así
la incertidumbre de lo incierto
el libre albedrío simplista
y el anima que alberga el ser
un eco, una vibración eterna
 
al principio creí sobre todo
ahora sólo necesito algo fijo
un sostén para, un órgano vital
que se cae y tropieza de vez en cuando
ves que alrededor es pura blasfemia
y vínculos líquidos
porque tienes un don en ver
en bicolor y monocromo
que se transforma regularmente
por adaptarse y disfrutar
de esta realidad que nos tocó

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