Milagro de la luz: la sombra nace, choca en silencio contra las monta… se desploma sin peso sobre el suel… desevelando a las hierbas delicada… Los eucaliptos dejan en la tierra

Todo lo consumado en el amor no será nunca gesta de gusanos. Los despojos del mar roen apenas los ojos que jamás —porque te vieron—,

La lágrima fue dicha. Olvidemos el llanto y empecemos de nuevo, con paciencia,

Durante muchos siglos la costumbre fue ésta: aleccionar al hombre con historias a cargo de animales de voz docta, de solemne ademán o astutas tretas…

Debajo del poema —laborioso mecánico—, apretaba las tuercas a un epíteto. Luego engrasó un adverbio, dejó la rima a punto,

Yo lo noto: cómo me voy volviendo menos cierto, confuso, disolviéndome en aire cotidiano, burdo jirón de mí, deshilachado

Aquí paz, y después gloria. Aquí, a orillas de Francia, en donde Cataluña no muere todavía

Son las gaviotas, amor. Las lentas, altas gaviotas. Mar de invierno. El agua gris mancha de frío las rocas. Tus piernas, tus dulces piernas,

Cuando tengas dinero regálame un a… cuando no tengas nada dame una esq… cuando no sepas qué hacer vente co… —pero luego no digas que no sabes… Haces haces de leña en las mañanas

Voz que soledad sonando por todo el ámbito asola, de tan triste, de tan sola, todo lo que va tocando. Así es mi voz cuando digo

Aquello. No eso. Ni —mucho menos—esto. Aquello.

Te llaman porvenir porque no vienes nunca. Te llaman: porvenir, y esperan que tú llegues como un animal manso

Noche estrellada en aceptable uso, con pálidos reflejos y opacidad lu… vieja chistera inútil en los tiemp… como escuálidos galgos sobre el mu… definitivamente eres un lujo

Cuando el hombre se extinga, cuando la estirpe humana al fin se… todo lo que ha creado comenzará a agitarse, a ser de nuevo,

Mi memoria conserva apenas solo el eco vacilante de su alta melodí… lamento de metal, rumor de alambre… voz de junco, también latido, vena.